Capítulo 17: Quiero que regrese Poché

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Parte de Yuya:

Han pasado un par de meses desde toda esta locura, no logro desifrar el por qué de esta situación, pero en este punto de la vida me he dado por vencida con el tema y simplemente me dejo llevar por los días. Supe que Poché cortó a Sebas, pude haber hecho lo mismo con Calle, sin embargo me estoy bengando de otra manera que ella ni imagina.
Perdí mi oprtundad de graduarme, todo mi mundo laboral se vino abajo, no sé nada de mamá, de papá, de nadie es como si mi antigua vida hubiese desaparecido por completo. 

Todo esto ha sido un maldito martirio y a decir verdad solo trato de olvidarlo, no hay nada más que pueda hacer.

En la parte sentimental, debo admitir que Calle es una excelente mujer, me da las mejores noches de placer y es altamente encantadora y detallista aunque yo sea un monstruo en esto del amor ella siempre está para mí, siento que no le he dado su lugar, sin embargo cada noche hay una pequeña recompensa que parece que le hace olvidar todo lo malo que nos pasa durante el día. 

Sé que soy egoísta, egocéntrica y todo eso, pero no hay nada mas que pueda hacer cuando toda la vida se te ha sido arrebatada de un momento a otro, no hay nada más que sentarse a esperar que algo mágico me devuelva la vida. 

... 

Esta mañana Calle salió a desayunar con una amiga de la cual no me cuenta mucho, de hecho ni siquiera sé su nombre e incluso aunque lo supiera ni idea tendría de ella así que toda la mañana estaría sola y libre. Hace tanto que planeo buscar trabajo y salir de la rutina, quería olvidarme de todo renovando a la Poché de siempre.

Era algo temprano y me encontraba pegada al gran ventanal del apartamento con Ramón por mi lado mientras yo bebía un poco de café, era la única bebida que lograba reconfortar mis sentidos y me regresaba a mi hogar cuando era pequeña, ese olor a café recién hecho y la casa completamente iluminada por los rayos del sol resplandeciente, amaba despertar con ese inconfundible olor y ese hombre leyendo el periódico que con sólo verlo me transmitía paz, mi padre, Dios, como extraño a papá, él era el único que podría sacarme de esto con un par de consejos y haciendome sentir como una bebé indefensa que a pesar de mi edad siempre me trata como su pequeña, él tendría las palabras adecuadas para este momento tan caótico y a pesar de no tener el poder para deshacer el efecto su sola presencia acabaría con el temor que siento cada día, cada noche, todo el tiempo.

El sol se postraba cada vez más por el ventanal haciéndome entrecerrar los ojos y repentinamente el sonido de la puerta desconcentró mi acción haciendome girar para encontrarme con la bella mujer ojos cafés que dormía conmigo, retiró sus gafas de sol que portaba en la cabeza y sonrió entristecida. Su respuesta repentina me hizo borrar mi expresión de felicidad y me levanté lentamente de mi asiento colocándome a su lado, mire una y otra vez su rostro, me causaba tanto dolor sus ojos enrojecidos e hinchados demostrándome que había llorado mucho tiempo. 

-¿Qué te pasa mi amor?. Dije tomando sus manos. 

- Nada... estuve recordando un par de cosas. Contestó dejándome ver nuevamente su sonrisa cansada y forzada.

- ¿Qué cosas?. 

-Nada importante, cosas que antes amaba y ahora ya no lo sé. Argumentó mientras una lagrima rodaba por sus enrojecidas mejillas. 

- Hablas de mí. Contesté con seguridad y cambié mi expresión completamente. 

Se quedó estática por unos minutos con la mirada fija al piso mientras seguía derramando lágrimas. -¡Quiero que regrese Poché!. Alzó la voz y me dirigió la mirada, la cual evadi y ahora fui yo quien la perdió, por mi mente solo pasaba la idea de que Calle sabía todo de esta pesadilla, sabía que le había mentido este tiempo, que se había entregado a alguien más que no era su mujer, en pocas palabras, me había aprovechado de su inocencia.
Se hizo el silencio en la habitación e intenté hablar y entre sonidos irreconocibles trataba de explicarle todo esperando que pudiese entenderlo y perdonar mis mentiras.

-No quise decir eso, María José, también yo he cambiado y debo reconocer que no somos las de antes, que nuestro amor se va y estoy tratando de aferrarme aunque por tu parte no veo interés.

Al escuchar eso, el alma volvió a mi pecho. Por unos segundos creí que ella sabía toda esta farsa. Suspire pesadamente y cerré los ojos para aclarar mi mente y saber que contestar sabiamente para no seguir cagando la situación.

-No pienso escudarme Calle, tienes mucha razón, tanto tú como yo hemos dejado de lado lo mas importante que tenemos que es nuestra relación y tal vez suene bobo, pero no quiero que te alejes de mi, no quiero ser solo Poché, mi nombre ya es parte del tuyo y es que ni siquiera puedo ver mi futuro sin ti, no puedo pensarlo, sería algo imposible. Nos pertenecemos.

La vi alejarse dejándome con la palabra en la boca, sentí un frío recorrer mi espalda,no me era posible pensar nada sólo sentía una horrible sensación en mi.

Alce La mirada y nuevamente estaba cerca de mi. Sus lágrimas no cesaban ni un poco, en realidad cada vez aumentaban más. Tenía una guitarra en sus manos temblorosas que juro que le sería imposible tocar una sola nota. Tomó una de las sillas que estaba en el mesón y se sentó pidiéndome que la acompañara, por un momento creí que todo lo malo había acabado hasta que empezó a tocar...


Yo no soy Poché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora