La tercera historia: Ophilia, La Clériga (II)

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Ophilia estaba sola en una habitación de piedra. La luz del sol entraba plácidamente a través de las altas ventanas que decoraban la pared. Un ambiente cálido reinaba en esa estancia, acompañado de la tenue luz de una vela que hacía danzar su fuego en silencio. De repente, alguien llamó a la puerta.

- Adelante. - dijo Ophilia.

Una chica de pelo moreno entró en la estancia. Se llamaba Lianna. Llevaba la misma túnica que Ophilia, pero tenía el pelo moreno, los ojos azules y una perpetua mirada de amabilidad.

- Que la luz de la Llama Sagrada os ilumine la senda en este día. - dijo Lianna, juntando las palmas de las manos.

- Y que siempre disfrutes de su calor. - concluyó Ophilia.

Las dos se quedaron un momento en silencio, con los ojos cerrados y las manos juntas bajo la barbilla. Ophilia comenzó a reír, y Lianna la siguió.

- ¿Cuántas veces habremos pronunciado esas palabras? - preguntó Ophilia . - Y parece que ahora adquieren un nuevo significado.

Lianna asintió.

- Cada día que pasa es un día menos para mi marcha. Puede que esté más nerviosa de lo que creía... - Lianna se quedó un momento pensativa.

- ¿Lianna? - preguntó Ophilia.

- No te preocupes por mí. Nací para hacer este peregrinaje. Mi padre hizo lo mismo hace veinte años. Como su hija, no puedo decepcionarle.

- Eres una persona increíble, Lianna. No sé cómo lo haces.

- ¿El qué?...

- Como hija única del arzobispo Josef, todo el mundo espera siempre mucho de ti, y pese a todo, nunca les fallas. Cada sermón que haces es más inspirador que el anterior. Y ahora, el Peregrinaje... Llevas mucha carga sobre tus hombros.

Lianna se acercó a ella.

- ¡No seas tonta! No estoy sola. ¿Acaso no te tengo a ti? Y a todos los de la catedral... Fuiste tú la que me ayudó a pensar en un tema para el último sermón, Ophilia. ¡La de noches que pasamos en vela para escribirlo!

- Todo lo que pude hacer fue escucharte y ofrecerte unas pocas palabras de alabanza... me hubiera gustado poder ayudar de verdad.

Lianna sacudió la cabeza, desechando esas palabras.

- Bah, déjate de tonterías y ven conmigo, hermana. Padre nos espera en la capilla.

Ophilia asintió. Las dos salieron de la habitación y por un corto pasillo, llegaron al salón principal de la catedral, lleno de bancos de madera para que los creyentes pudieran rezar en paz, pero en ese momento vacíos, pues había muchos preparativos que terminar. Avanzaron por el pasillo central y llegaron a una mesa con una manta roja encima, que sostenía dos velas danzarinas. Desde la mesa, se podía ver un monumento de piedra cuadrado, con diferentes grabados en este, situado en la zona norte de la iglesia y delante de la mesa ya mencionada. En la parte superior, una enorme llama azul brillaba solitaria, desprendiendo majestuosidad por todos sus lados.

- ¿Recuerdas la historia de la Llama Sagrada, Ophilia? - le preguntó Lianna.

- Como olvidarla. - y comenzó a relatar, casi como si rezara:

>> En el comienzo, los trece dioses crearon la tierra. Dieron forma a las montañas, llenaron los mares y dieron vida a majestuosos árboles y a infinidad de bestias... Entonces, crearon al hombre, quien se alzaría como señor de la tierra. Pero el dios Galdera era demasiado codicioso y no quería compartir sus creaciones. Las doce deidades del bien se vieron obligadas a participar en un combate desesperado contra el cruel Galdera, señor de la magia más temible que se conoce. En el último momento, fue Aelfric quien puso fin al conflicto. Era el primer portador de la Llama, el señor de todo lo sagrado. Aelfric hizo caer una lluvia de fuego sobre Galdera, debilitándolo y sellándolo en el más allá. Entonces dejó en la tierra una llama sagrada para perseguir a las sombras... Esta es la Llama Sagrada que brilla en la tierra de Orsterra, que aporta calidez a su gente y la guía. <<

Octopath Traveler: Una Aventura, Ocho Historias [PAUSADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora