La tercera historia: Ophilia, La Clériga (III)

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Ophilia llegó a la habitación del arzobispo casi sin aliento, seguida de la clériga que la avisó. Al entrar, vio a su hermana y a una clériga delante de una cama. En ella, reposaba el arzobispo, con los ojos cerrados y la cara pálida.

- ¡Su Excelencia! - gritó al verlo.

- ¡Ophilia, por favor...! - le dijo su hermana. - Respira hondo antes de nada.

Ophilia así hizo, y acto seguido se acercó al arzobispo.

- Perdóname, Lianna. Pero Su Excelencia...

- Lo que Su Excelencia necesita ahora es descansar. Le ruego que no lo altere. - le pidió la clériga.

- Por supuesto... perdóneme...

El arzobispo despertó en una tormenta de tos, lo que sobresaltó a todo el mundo. Al acabar, giró la cabeza hacia Lianna, con los ojos entrecerrados.

- ¿Li... anna? - preguntó, con un hilo de voz.

- ¿Sí, Padre? - preguntó.

- El Peregrinaje... La Llama Sagrada...

Lianna lo calló.

- No os preocupéis, Padre. Llevaré a cabo el ritual y no fallaré. Tal y como me enseñasteis.

- Me alegra oír eso... - volvió a cerrar los ojos, dejando ir un débil suspiro.

- ¿Padre? ¡Padre! - exclamó Lianna, agarrándole con fuerza, como si se le fuera a escapar.

- Calma, hermana Lianna... Tan solo está descansando.

Lianna recobró la compostura y suspiró, aliviada, pero su cara dejaba ver que estaba de todo excepto tranquila.

- Hermana Lianna, ¿está bien?

- Estoy... Estoy bien. - se apartó de la clériga. - Creo... que necesito un poco de aire. - y se fue por la puerta de la habitación, con la mirada perdida.

- Lianna... - dejó ir Ophilia, preocupada por su hermana. Ella también salió de la habitación, y cerró la puerta tras de si. En el pasillo, comenzó a pensar.

- Sé que ante los demás se hace la fuerte, pero me preocupa. Debería estar a su lado en un momento como este. - y con determinación, se dirigió a un lugar en concreto. Caminó por las silenciosas calles de Sacrolumia, con el cielo pintado de negro y decorado de estrellas. La nieve caía lentamente, llenando todo de su blanco brillante a la luz de la luna. Subió por un camino de tierra, llegó a la cima de una colina, y como había imaginado, ahí estaba Lianna, en silencio, mirando hacia ninguna parte.

- Lianna... ¿Cómo te encuentras? - preguntó.

- ¿Ophilia? - preguntó ella. Se giró y se acercó a ella. Iba a decir algo, pero se derrumbó y comenzó a llorar con fuerza.

- ¡¿L-Lianna?! 

- ¡¿Qué voy a hacer, Ophilia?! - exclamó Lianna entre lágrimas. - Padre... Mi padre... Me aterra pensar en lo que podría ocurrir. Me invade tal ira que... es como si el corazón me fuera a estallar. Pero si me vengo abajo ahora, la gente perderá la esperanza. Debo ser fuerte. - apretó las manos y se obligó a si misma a dejar de llorar.  - He de partir pronto en mi peregrinaje. No se puede retrasar más el ritual... Debemos cumplir con tantos siglos de tradición... - unas cuantas lágrimas se escaparon de sus ojos. - Pero... abandonar a mi padre así, sin saber siquiera si... si volveré... a verlo...

Ophilia se acercó e hizo que Lianna apoyara su cabeza en ella, mientras la sujetaba con una mano.

- Tranquila, Ophilia. Estamos juntas en esto. Lo arreglaremos.

Octopath Traveler: Una Aventura, Ocho Historias [PAUSADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora