Búsqueda

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Our Child

Capítulo Cuatro: Búsqueda

Erik entró jugando con la llave del coche, haciéndola levitar encima de la palma de su mano, y enfiló hacia el salón de juegos donde David le había dicho que iría. Al llegar no lo encontró y fue a la cocina a buscarlo pensando que quizás había tenido hambre. Pero allí tampoco estaba. Al volver por el pasillo, percibió un metal particular, uno que se mezclaba con la carne y reconoció las garras de Logan. Con total desprecio, se detuvo en el umbral de la sala.

Wolverine ya se había sosegado un poco y estaba arrojado en un sillón bebiendo. Scott notó a Erik y pensó que no era el mejor momento para que se cruzara con Logan pero no podía evitarlo tampoco. Wolverine y Magneto intercambiaron miradas ofensivas sin decirse nada.

Erik entró y se dirigió a Scott, ignorando a Logan.

-¿Viste a David pasar por acá? Entró en la casa hace unos cinco minutos.

-¿Te fijaste en el salón de juegos? – propuso Scott -. ¿En la cocina?

-Ya revisé ambos.

Logan hizo una mueca desdeñosa que no pasó desapercibida.

-¿Algún problema, Howlett? – increpó Erik.

-Como si no lo supieras – bebió un trago.

Magneto estrujó con su mutación la lata hasta que Wolverine tuvo que escupir la cerveza. De inmediato, Logan se incorporó y sacó sus garras metálicas en actitud amenazante.

Erik miró el arma afilada con desdén. Él directamente controlaba el metal y podía retorcerla como a la lata.

Scott intervino.

-Erik, ¿te fijaste arriba? – trató de calmar las aguas -. Tal vez haya ido a su cuarto.

-No – contestó Magneto y recién desvió la mirada hacia el joven -. Buscaré arriba, tú hazlo por aquí – sin añadir más, se retiró.

Logan escondió las garras.

-¿Cómo tiene las agallas ese hijo de puta? – increpó, enojado -. Arruinó la vida de todos, Charles perdió la suya por su culpa, y ahora regresa y vive entre ustedes cómodamente. No los entiendo.

-¿Qué crees que hubiera deseado Charles, Logan? – interrogó Scott y dio media vuelta para buscar al niño.

Wolverine lo siguió.

Recorrieron la mansión pero no encontraron al niño ni arriba ni abajo. Magneto recordó que David no llevaba nada metálico encima para usar su mutación con él porque su saquito que tenía botones de metal había quedado en el asiento trasero del coche.

Erik comenzó a desesperar. Logan también aunque lo disimulase y Scott trataba de mantener la calma.

-¿Lo viste entrar? – preguntó Scott a Magneto.

-Estacioné frente a la puerta y no me moví hasta ver que había entrado – contestó Magneto. Le parecía absurdo que se lo preguntara con lo obsesivamente protector que era con su pequeño pero comprendió que Scott necesitaba cerciorarse -. Recién cuando se me perdió de vista adentro seguí hacia el garaje.

-El único lugar posible que queda son los juegos en el jardín – advirtió Logan.

Erik pasó saliva. Ya había anochecido y la temperatura bajaba considerablemente en los alrededores campestres de la casa, y David había dejado su abrigo en el coche.

Scott salió corriendo hacia los juegos y los otros dos mutantes lo siguieron nerviosos.

David tampoco estaba allí. Erik observó la inmensidad del paisaje natural y oscuro mientras percibía el frescor de la noche.

Our Child (Cherik y  Wolversilver)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora