Final

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Our Child

Capítulo Diez: Final

Peter tenía antojos de golosinas todo el tiempo, no importaba si eran de chocolate, caramelo, glaseadas o de crema, lo que le importaba era que fueran dulces, con mucha azúcar. Como no podía usar su mutación por prescripción médica, Logan se volvía loco tratando de conseguírselas porque a veces las reclamaba en los horarios más inoportunos. David le preguntó a su padre cuáles habían sido los antojos de su papi Charles cuando lo esperaba a él y Erik le contestó que habían sido los mimos y muchas caricias. En realidad Charles se había vuelto fogoso durante el embarazo y le reclamaba sexo a cualquier hora, pero, claro, era un secreto de pareja que Erik se llevaría a la tumba.

Peter quería disfrutar de su estado en compañía de sus amigos y de su familia, por eso le pidió a Logan que permanecieran en Westchester. Ni Erik ni David pudieron sentirse más satisfechos. Al quinto mes descubrieron que tendría una niña y mientras que a Logan le gustaba el nombre Laura, Peter, romántico y soñador, quería llamarla Luna. A David también le gustaba Laura pero su padre le ordenó que no opinara porque era un asunto entre ellos. Sin embargo, Peter se desvivía por su hermanito y consiguió que le dijera por cuál se inclinaba. Una vez que lo escuchó, le revolvió el pelo y le prometió que la niña sería Laura como él y Logan deseaban.

-¡Pero a ti te gusta Luna! – exclamó el niño.

Peter rio y Logan, que los había escuchado con su oído privilegiado, entró para intervenir.

-¿Por qué tendría que llevar un solo nombre? ¿Qué opinan los hermanos de Laura Luna?

-¡Sí! – aplaudió David.

Peter abrazó a su amor de la cintura y se recargó contra su pecho.

-Siempre le encuentras la vuelta a todo, lobito – le sonrió, sugerente.

Afortunadamente, David recordó que su padre le había prometido llevarlo al cine y se despidió de la pareja sin darse cuenta de lo oportuna que resultaba para ellos su partida. Apenas estuvieron solos, Logan cargó en sus brazos fornidos a la pluma con panza que era Peter y enfilaron hacia la escalera rumbo a su dormitorio.

Entre los antojos de Peter, la llegada de la niña y la revolución que había en la mansión, Logan comenzó a plantearse si no se volvería loco. Se puso de mal humor y aunque a su amante seguía tratándolo con ternura, se dedicó a gruñir a otros miembros de la casa. Nadie lo entendía y obviamente se exasperaban. Solo Erik lo entendió porque, de todos, era el único que había lidiado con el embarazo de su pareja. Lo invitó a beber cerveza en una taberna alemana en la ciudad y entre jarra y plática, le dio consejos sabios.

..............

Finalmente Peter atravesó la recta final del embarazo y la niña nacería en pleno invierno. Una noche que había nevado copiosamente durante toda la tarde y la carretera hacia la ciudad estaba cortada, Erik se disponía a acostarse ya en pijamas, cuando su yerno golpeó desesperado a la puerta. Peter había comenzado a tener contracciones y había que llevarlo urgente al hospital.

-Ya no nieva y solo tú tienes la habilidad de volar – explicó un ansioso Logan, mientras recorría en círculos el dormitorio de su suegro -. Voy a abrigarlo como para el Polo Norte y lo llevarás hasta el hospital. Hablé con su obstetra y lo está aguardando allí.

-Sí, claro – contestó Erik calmado, no porque estuviera tranquilo ya que estaba tan preocupado por su hijo y su nieta como Logan, sino porque sabía que no era momento de desesperarse -. Me visto en cinco minutos, tú prepara a Peter y tráelo. Este balcón tiene buena altura para que despegue desde aquí.

Our Child (Cherik y  Wolversilver)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora