Algo que había aprendido Ezarel en el último mes es que nunca debía confiarse cuando la pequeña mocosa dormía, más ahora que ya sabía gatear. Ese maligno ser en el momento más oportuno se escapaba de su campo de visión y causaba un desastre en la sala de alquimia y más ahora que el familiar de Leiftan, Amaya, se convirtió en aliada de sus travesuras. Por esa razón y porque no quería ver su cabeza rodar, mantenía un meticuloso sistema de seguridad para evitar un accidente. Antiguamente no se hubiera molestado en crearlo, sin embargo, con que su preciada sala se convirtió en la guardería favorita de Erika, había tenido que tomar serias medidas. Los miembros de su guardia no podían estar más contentos, al fin no tenían miedo si algo salía mal. Al menor indicio de que algo iba a explotar círculos de hechicería rodeaban la fuente, aislando la poción. Las visitas de los absentas a la enfermería eran tan escasas que más de una vez Eweleïn se paseaba por ahí, esperando no encontrarse una montaña de cadáveres por mucho que el elfo cuidaba que Erika no se lastimará no era lo mismo que con lo de su guardia.
Y esta vez no era la excepción, la enfermera asomo la cabeza dentro de la saca inspeccionando que todo estuviera normal hasta detenerse en el pequeño rincón que el jefe de Absenta habilito para mantener a la bebé entretenida y sobre todo lejos de los instrumentos de alquimia. Obviamente, constaba de un montón de cojines amontonados en la esquina como si de una cama se tratará, que en ese instante Erika utilizaba. Abrazada al peluche de Bowsa que Leiftan le regalo días antes de irse a una misión que le tomaría un par de semanas y que se separaba de él.
_ Si vienes a ver que no haya convertido a la mocosa en alimento para Shaitán, pierdes el tiempo. Milagrosamente hoy se ha portado bien – enfatizó Ezarel, que terminaba de elaborar las últimas pociones pendientes, sin darse la vuelta a ella.
Eweleïn rodó los ojos, se dirigió donde el elfo para abrazarlo por detrás y apoya el rostro en su espalda. Para quienes vieran la escena, pensaría que algo le pasaba a Ezarel, pero la situación era bien diferente, la mujer solo fue a buscar un poco de apoyo moral hace unos días le avisaron del fallecimiento de su abuelo y el hombre no pensaba quitarle el único medio para estabilizarse.
_ Solo vengo a llevar a Erika a tomar su biberón y llevarla dónde Miiko –murmura Eweleïn con los ojos cerrados, oliendo el aroma que emana Ezarel.
El susodicho suspira con pesar, lleva sus manos a las de Eweleïn y con delicadeza disuelve el abrazo de ella. Se gira y esta vez es él que la abraza, dándole suaves caricias en la espalda, animándola a que llorará de una buena vez. En el pasado, habían sido amantes, pero no en el tema afectivo, sino de carácter físico. Ambos se buscaban para satisfacerse mutuamente, a pesar de los que todos creen, Ezarel estima mucho a Eweleïn. Y le duele verla en ese estado, quizás nunca la amo, pero si la considera una valiosa persona. La única que es capaz de desarmarlo con sus chistes y sarcasmo de pacotilla. Una de las pocas personas que tenían permitido tocarlo sin llegar aborrecer el contacto. Y luego estaba Erika, ese demonio andante que no le quedo de otra que acostumbrarse al contacto, en especial cuando la mocosa se empeñaba en tocarle las orejas y poder tirárselas.
La paz en que estaban ambos se vio interrumpido cuando el sonido de algo romperse y el alarido de un panalulú inundo la sala.
_ ¡No otra vez! – exclamo Ezarel, separándose de Eweleïn de golpe.
La mirada verdosa del Absenta se posó en Erika que estaba empapada de un líquido amarillento pegajoso. Miel. Su sagrada miel. Y Amaya, ese bicho infernal se encontraba donde minutos antes estaba el tarro de miel.
_ ¡De esta no te salvas, maldito bicho! – grito enfurecido Ezarel. Amaya que ya se esperaba la reacción salió huyendo de la sala de alquimia seguido de un elfo que estaba por tirar vapor por su nariz.
Eweleïn suspiro, mientras negaba con la cabeza. "Ezarel y su amor eterno por la miel", pensó cuando tomo a la pequeña entre sus brazos y la llevaba a darse un baño. Nadie se sorprendía que el jefe de la Guardia Absenta desquitará su ira con la panalulú y no con Erika, si la mente maestra era Amaya, la pequeña solo era cómplice de las travesuras.
_ Imagino que te divertiste, eh – menciona la elfa, al ver la encantadora sonrisa de la lactante – tienes suerte que ese horrible hombre te tenga aprecio, porque a saber que te hubiera hecho – concluye depositando un beso en su frente y saborear el sabor de la miel.
Sí, Erika nunca se aburría cuando el tío Ezarel la cuidaba. Siempre le ocurría algo al pobre que le sacaba una sonrisa en sus tiernos labios.
[...Continuará...]
Anotaciones de la Autora: Y así es el día a día de nuestro Elfo cuando le toca cuidar a Erika, el siguiente en ser la niñera será Nevra, por votación popular en Amino. A saber qué situación se verá envuelto nuestro Vampiro con semejante angelito. Y aviso desde ya, que juntaré el relato de Valkyon con el de Leiftan, debido a que es el menos votado y tengo miedo que no tenga el apoyo que le corresponde si le dedico al Obsidiana un capítulo entero. Una vez que termine la primera ronda con los chicos, haré otra votación para decidir el orden del siguiente ciclo de vida. Porque ahora Erika tiene seis meses y medio con Ezarel, con Nevra tendrá un año y así hasta llegar a la edad de dos años. Luego vendrá otra tanda de dos años más y así sucesivamente hasta la edad actual de Erika en el juego que no debe pasar los 22 años. ¡No se olviden de votar y comentar, nos estaremos leyendo pronto! Que de los comentarios me alimento.
ESTÁS LEYENDO
Eterna princesa [Eldarya]
Fanfiction"Ten cuidado, no dejes que tus alas se vuelvan negras". Nadie se explica como un bebé aparece en la sala del cristal, pero lo que sí tienen claro es que la pequeña con enigmáticos ojos violetas, es la fuente de vida para la Guardia de Eel. "Esa moc...