Invitados no deseados

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Colombia 1984

Habían pasado ya varios días desde que le hablé a mi padre de la vecina, él dijo que había creído que la casa cruzando la vereda estaba vacía, pero que justo la noche anterior había visto a un hombre entrar a la casa con una mujer, así que efectivamente teníamos vecinos; de cualquier manera, la propiedad era demasiado grande como para que nuestros vecinos fueran un problema.

Esa mañana mi padre y yo estábamos desayunando al aire libre, teníamos todo preparado para el día de mañana que sería la gran apertura del mini hotel, posada o como sea que se llame yo lo único que sabía es que ahora vivía en una casa comunitaria.

—no entiendo porque no puedo ir al colegio como la gente normal —me quejé contra mi padre— me sacas de mi último año de preparatoria para traerme acá, estaba segura de que me elegirían sublíder de porristas y además Chris Adams me invitaría al baile de bienvenida, Katty me lo dijo.

En realidad, mi vida en Los ángeles no se comparaba, el mundo era completamente diferente y por fin era amiga de Katty Adams lo que me había puesto en la cima de la cadena alimenticia de la preparatoria lo cual para una persona que era mitad estadounidense y mitad colombiana era básicamente el cielo.

—Colombia tiene un sistema educativo diferente, te contrataré a un maestro y harás un par de exámenes para terminar con el colegio —explicó mi padre leyendo su periódico

—podría haber ido a la universidad que quisiera si nos hubiéramos quedado —repetí por milésima vez

—aun puedes ir a cualquier universidad del mundo —dijo mi padre detrás del periódico, pude ver que el encabezado hablaba sobre un tal Pablo Escobar como si a alguien le interesara.

—¿yale? ¡oh claro! no puedo ir a Yale porque no tengo los créditos suficientes —comenté con amargura, en realidad soñaba con ir a yale desde que era una niña y ahora ese sueño era prácticamente imposible

—puedes ir a yale si quieres —dijo mi padre dejando el periódico.

Decidí dejar el tema atrás pues odiaba que me tratara como una niña y siempre lo hacia cuando hablaba de ir a la universidad, era como si a él simplemente no le interesara o no creyera que podría entra a una buena universidad.

Minutos después una de las muchachas de servicio llego con lo que parecía ser la correspondencia, era la primera vez desde que estábamos acá que recibíamos correspondencia y mi padre no ocultó su sorpresa.

—oficialmente estamos en Colombia —celebró mi papá

—Arturo, tenemos casi tres meses en Colombia —dije sarcásticamente

—no se vive en un lugar hasta que se recibe correo en ese lugar —comentó revisando los sobres que habían llegado

—¿porque una carta cuando pueden marcar por teléfono? —

—aquí hay algo para ti Dani —dijo mi padre entregándome un sobre amarillo con mi nombre escrito.

—¿para mí? —pregunté extrañada, la única persona que conocía era Victoria y definitivamente ella no enviaría una carta

Abrí el sobre ignorando lo que había dicho antes de ponerse de pie y entrar a la casa con su correo en la mano, me quedé ahí viendo el sobre que no tenía remitente, al abrirlo solo había unas cuantas letras escritas en una caligrafía impecable.

"te veo detrás del roble al medio día" – Tu vecina

< ¿Qué? > me pregunté, como porque iría a verme con la tipa esa, tenia cosas que hacer como lamentarme de estar en Colombia en lugar de estar buscando un vestido para el baile, dejé el sobre en la mesa y continúe con mi desayuno ahora nuevamente de mal humor.

Mil TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora