De regreso al pasado

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· Para ti por poner mi mundo de cabeza y mostrarme que las tormentas también pueden ser hermosas

Colombia 1984

—tenía las mejores notas de mi clase, créeme podré hacer tu examen cuando sea—me quejé con Santiago.

Era la primera vez de mis clases particulares con él y me sentía un poco rara, pues en realidad Santiago es muy joven como para ser maestro, en mi anterior preparatoria el profesor mas joven era el señor Robinson y tenía como cincuenta años además de ser cero atractivo.

—el sistema de educación es diferente al que has llevado —hablaba Santiago con una sonrisa de oreja a oreja— solo hay que saber cómo funciona y estarás lista

—¿Cuándo podre hacer los exámenes? —pregunté de mala manera.

Nos encontrábamos en la biblioteca de la casa, donde podía ver por los grandes ventanales que afuera había un clima excelente que se antojana para pasar todo el día en la piscina.

—espero que en unos cuantos meses —explicó Santiago —tenemos que ponernos en contacto con el sistema de educción y arreglarlo todo.

—leí que las personas entran muy rápido a la universidad aquí, es una locura —

—solo es diferente —dijo buscando algo en su portafolios— tu padre me pidió que te hablara de las universidades de Colombia, tenemos grandes propuestas y seguramente alguna llenara tus expectativas.

—¿alguna esta en la Ivy League? ¿Alguna es Yale? ¿Columbia? ¿Harvard? ¿Princeton? —dije con amargura, pues mi padre nuevamente estaba haciendo lo mismo, el no cree que pueda entrar a alguna universidad de la Ivy league, el no cree que pueda ir a Yale.

—no, no son tan elitistas —dijo el con una sonrisa —pero la oferta académica es genial.

El me entregó un par de folletos de otras universidades de la región, que tan difícil podría ser que yo vaya a una de las mejores universidades del mundo, tenía las mejores notas de mis clases en Los Ángeles, saqué una nota excelente en mi examen de actitud, estaba en mil actividades extra curriculares y además era porrista, de habernos quedado en Los Ángeles seguramente lo hubiera logrado.

—como digas —volví a quejarme— mejor cuéntame porque alguien tan joven es maestro

—aun no soy maestro —dijo sonriendo— pronto tendré mi titulo y para contestar tu pregunta, simplemente amo enseñar

—¿enserio? —

—sí, creo que existe algo especial en formar a los líderes del futuro —respondió.

—¿a que se dedican tus papás? —pregunté con curiosidad, pues no creía que ese chico tuviera vocación para enseñar.

—son maestros —sonrió avergonzado.

—lo sabía, no te ofendas, pero no tienes cara de querer ser maestro —comenté

—es lo más práctico para mí—se encogió de hombros— es algo tarde y tengo que irme, te dejo los folletos revísalos y hablaremos de ello luego.

Después de despedirnos lo acompañé hasta la salida, comprobé que eran casi las cinco de la tarde, aun no me había bañado y tenía que ver a la vecina a esa hora así que subí rápidamente a mi habitación para meter a bañarme con urgencia.

Decidí que hoy no quería leer, estaba decidida a descubrir mas de la vecina o mínimo saber su nombre, que hacer, que le gusta y si es necesario la tendría que obligar a darme información de ella.

Mil TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora