Takao

47 6 0
                                    

Takao se acurruco con Midorima y cerró los ojos, dejando que su mente viajara esta ese momento cuando realmente todo entre ellos dos había comenzado...

El regreso después de perder contra Akashi había sido lúgubre y silencioso, Takao no tenía las fuerzas para decir algo, ni siquiera normal mucho menos ingenioso. Ambos tenían los ojos enrojecidos. Ver a sus senpais mostrarse firmes a pesar que las lagrimas les inundaba los ojos solo había conseguido que un horrible sentimiento de culpa se forma en sus pechos. Se detuvieron frente a la casa de Midorima, era la más cercana y en ese momento detestaba la idea, a pesar de que era un tramo muy corto no deseaba recorrerlo solo.

Resignado soltó un suspiro, con un simple gesto de mano se despidió y se dispuso a caminar, sin embargo un tirón en su manga lo obligo a retroceder, antes de darse cuenta estaba entre los brazos de Midorima, le había puesto una mano en la cabeza y tenía la cara contra su pecho

-no fui lo suficientemente bueno

-basta, esto no es tu culpa. El es un monstruo -un gruñido que intento ser una risa salió de Midorima

-yo solía ser un monstruo

-sí, es cierto pero ahora ya no. Cambiaste, eres mejor que él, solo que... Akashi no ve otra cosa más que la victoria y cree que no necesita nada más. Tu entendiste que para ser mejores, solo siendo parte de un equipo se puede lograr. –Midorima apretó aun mas fuerte a Takao, como siempre, aunque nunca lo admitiera en su presencia, el más pequeño siempre decía justo lo que necesitaba escuchar.

-¿hay alguien en tu casa?

-no, llegan hasta mañana

-entonces podrías quedarte, no es buena idea estar solos, no esta noche. -Tampoco los padres de Midorima estarían esa noche

El silencio no los abandono mientras entraban y preparaban algo para comer. A pesar de eso se sentían cómodos, el corazón de Takao latía a mil por hora, desde hacia tiempo notaba que el pulso se le aceleraba cuando estaba con Shintaro. Creía que se trataba de una profunda admiración pero después del abrazo de hace algunos minutos estaba claro que esos latidos no tenían nada que ver con el respeto que le tenía como jugador.

Le daba terror que fuera solo imaginaciones suyas y que Midorima en realidad solo lo viera como un amigo. Estaba claro que en el pasado no tuvo amigos, solo compañeros de equipo, así que ese contacto de más, podía no significar nada para el más alto. Sin embargo la cálida caricia sobre sus nudillos le decía otra cosa, paso sus ojos grises de su mano a los ojos verdes de Shintaro. En ellos había una mezcla de ternura con agradecimiento y...cariño. Inmediatamente un nudo se le instalo en el estomago.

Parpadeo y se acerco aun mas al mayor, tomando su oportunidad. A escasos centímetros del otro fue Shintaro quien termino con la distancia y besó a Takao, desplazo su otra mano hacia el cabello del mismo para acercarlo aun mas. El beso fue torpe, pero no carente de sentimientos, ambos estaban expuestos y por lo mismo era el mejor momento para mostrar lo que sentían. Cuando se separaron se miraron a los ojos por un largo minuto antes de que Takao encontrara su voz

-¿desde cuándo?

-no tengo la menor idea, tal vez desde el principio pero hace un momento cuando estabas a punto de irte, me di cuenta que te necesitaba y que si te ibas regresaría a lo de antes

-no pienso irme y no pienso dejar que vuelvas a lo de antes. Ten por seguro que si aunque sea pasara eso por tu cabeza yo te arrastraría de regreso. Nunca permitiría que volvieras a ser un monstruo, como te llamaste hace rato.

-solo si estás conmigo.

Aun se sentían muy afectados por el golpe de la derrota y por esa noche les basto con estar el uno al lado del otro.

...

A pesar de que sabían lo que sentían el uno por el otro, no tuvieron tiempo para realmente avanzar en su relación. Con los de tercero retirándose, ellos asumieron la responsabilidad de llevar al nuevo equipo a al nivel necesario para volver a enfrentar a todos los miembros de la generación de los milagros. Sumado a eso estaba la escuela y la obligación de tener buenas notas para poder seguir jugando. Si ya eran visto como líderes, al entrar a tercero la situación solo se volvió oficial. Lo que verdaderamente cambio fue que la toma de decisión de carrera ahora estaba a la vuelta de la esquina. Habían hablado del tema esporádicamente pero en ese momento se había vuelto una realidad.

No dejaban de estar juntos, entre ellos había miradas furtivas y ocasionales roces y caricias. Cuando se quedaban tarde en la escuela por culpa de sus obligaciones como capitán y vice capitán aprovechaban que era la única oportunidad para estar realmente juntos y disfrutar de su compañía y claro, también era la ocasión perfecta para besarse. En ningún momento se llamaron novios o tuvieron una cita oficial pero eso no los afectaba, conocían sus sentimientos y eventualmente encontrarían el tiempo.

Por desgracia sus planes no parecían estar del todo conectados. Shintaro había decidido estudiar medicina y gracias a sus buenas notas había conseguido una beca en una de las universidades más avanzadas en la rama, el ligero inconveniente era que tendría que viajar a Estados Unidos. Por otra parte, Kazunari había conseguido entrar a la universidad en Kyoto para estudiar publicidad, ni el mismo se la creía cuando lo habían aprobado. Según había investigado su carrera estaba rankeada entre las mejores veinte del mundo y él había conseguido un lugar, era como un sueño. Ninguno de los dos se quedaría en Tokio y la despedida era inevitable.

Midorima fue el primero en dejar la ciudad, por un instante Takao dudo en ir al aeropuerto pero sería mucho tiempo el que estaría lejos de Shintaro y la simple idea de no verlo le resultaba dolorosa, por lo tanto aprovecharía hasta el último instante para estar con él.

Permanecieron tomados de la mano hasta que anunciaron el vuelo con destino a Estados Unidos. Se levantaron y recorrieron el trayecto hacia la puerta aun tomados de la mano. Frente a la misma Shintaro acaricio con ternura la mejilla del menor que ya tenía los ojos llenos de lagrimas, aun así se sonreían.

-veras que el tiempo pasara volando, antes de darnos cuenta volveremos a vernos. No te dejare escapar tan fácilmente

-no tengo la intensión de huir... -se paró de puntitas y se dieron un beso profundo y lento disfrutando de aquel momento donde el tiempo se había paralizado.

Con los ojos llenos de lágrimas Takao vio como el avión se perdía en el azul del cielo. Rezando porque el tiempo pasara rápido.

De Basket a ¿Beisball?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora