Y lo hizo... el tiempo paso en un abrir y cerrar de ojos. A pesar de las desveladas, el mal comer y el constante ajetreo, Midorima había conseguido terminar la carrera de medicina con especialidad en pediatría. Tenía en todo momento presente a Takao, no podía sacar de su cabeza la imagen de Kazunari mientras lo despedía en el aeropuerto. Había mantenido contacto con él pero por supuesto no era lo mismo, gracias a él no se había sentido tan solo al otro lado del mundo.
Había terminado la carrera con honores y eso le permitió inmediatamente pedir su cambio de regreso a Tokio. El hospital metropolitano no lo dudo ni un segundo para aceptarlo, no tenían ni un pero que ponerle. Al llegar al aeropuerto inspiro con fuerza, estaba de regreso. De algún modo el aire le resultaba familiar y cálido, los siguientes días estarían bastante ocupados para el; necesitaba un departamento y reajustarse a la vida en Tokio. Sabía que no estaba ahí pero aun así recorrió con la mirada el lugar, obteniendo lo que ya esperaba. Takao no estaba, la última vez que había hablado con el aun estaba en Kyoto y había dicho que aun le faltaba algo de tiempo para poder volver.
Por esos días se quedaría en la casa de sus padres pero después de vivir solo tanto tiempo y tan lejos creía que debía seguir así, ya había encontrado su propio ritmo y la casa de su familia quedaba bastante retirada del hospital. Tampoco deseaba desbaratar la forma de vida de sus padres y su hermana. La bienvenida por parte de su familia había sido muy cálida y no podía evitar sentirse feliz cuando vio en los ojos de su padre el orgullo que sentía por su hijo, su madre no paraba de llorar de la felicidad por tener a su pequeño de regreso. Eso solo provocaba el sonrojo de Midorima y las carcajadas de su hermana que, aunque no lo decía, también se sentía contenta de tener a su hermano de regreso y además convertido en todo un doctor.
...
Una semana después Midorima ya estaba instalado en un departamento a tan solo cinco minutos del hospital y había entrado a su nuevo sitio de trabajo. El lugar no le pedía nada a los hospitales de Estados Unidos en los que había hecho practicas, era un lugar excelente y contaba con lo necesario para atender sin problemas a los niños que llegaban.
Inmediatamente se vio absorbido por el trabajo en el hospital y con trabajos y tenía tiempo de llegar a su casa a comer y dormir. Desde que había regresado no había tenido tiempo de hablar con Takao y decirle que ya estaba en Tokio. No era algo nuevo, durante la carrera habían pasado meses sin que tuvieran contacto el uno con el otro. Sin embargo estando una vez en Tokio, las ganas de volver a verlo eran aun más fuertes, seguramente por la relativa cercanía.
Antes de darse cuenta ya había trascurrido un mes y esa semana en particular había sido agotadora, no terminaba de salir del quirófano cuando ya estaba metido en urgencias y de regreso al quirófano. Si había dormido 2 horas al día había sido mucho, las comidas no se diga. En esa semana no había regresado a su casa. A pesar de su agotamiento no dejaba de repetirse
-amo mi trabajo -De vez en cuando miraba su celular con la esperanza de encontrar algún mensaje de Takao pero volvía a guardarlo al no encontrar nada. También quería ser él, el que le escribiera pero siempre que pretendía hacerlo lo llamaban para atender una nueva situación.
Al final de la semana por fin pudo volver a su casa, llego arrastrando los pies y con los ojos casi cerrándosele, era tanto su agotamiento que no se fijo que el departamento de al lado se acababa de ocupar. Se tiro sobre su cama y apago su alarma y celular, dormiría hasta que su cuerpo ya no pudiera más.
Despertó cuando el sol entro por la ventana y comenzó a lastimarle los ojos, pero sobretodo por una risa algo escandalosa que le resultaba vagamente familiar y que estaba seguro nunca había oído mientras había vivido en ese departamento. Se levanto tallándose los ojos y bostezando, a pesar de estar somnoliento se sentía completamente descansado y reanimado. La sensación de conocer esa risa no lo dejo mientras se levanto a revisar el refrigerador para sentirse decepcionado al descubrir que no tenía nada para comer. Suspiro y se apretó el puente de la nariz. Bien podía pedir algo de comer y evitarse la molestia de salir pero quería hacer algo normal.
...
Realmente no le tomo mucho tiempo hacer las compras, ya sabía lo que le hacía falta y compro algo sencillo para preparar y poder comer rápidamente. Camino a paso tranquilo y disfrutando de la brisa agradable de la tarde, tomarse su tiempo era un lujo que no seguido tenía. Entro al edificio y subió mientras buscaba sus llaves, al llegar a su piso escucho como una puerta se abría pero no prestaba atención porque seguía buscando sus llaves.
La otra persona tampoco había prestado atención al recién llegado porque estaba atendiendo algunos asuntos en el celular y luchaba con sus llaves para cerrar su puerta. Algo en su teléfono le hizo soltar una carcajada y ese fue el momento en el que Midorima por fin presto atención a su nuevo vecino. Al verlo parpadeo y se le terminaron por caer las llaves. El ruido hizo que el otro levantara la vista del celular para ver el objeto en el suelo. Frunció el ceño y subió los ojos desde los pies hasta encontrarse de frente con Shintaro que lo veía sin parpadear y con los ojos muy abiertos. Dio un paso hacia atrás y dejo escapar un gritito y después se mordió el labio.
-Takao...
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De Basket a ¿Beisball?
Fanfiction¿Qué pasaría si los hijos de las super estrellas del Basket eligieran otro deporte?