Sombra

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En South Park pocas mañanas eran como esas, un clima fresco sin ser helado y el sol brillante que derretia la poca nieve que se amontonaba en los tejados. En tan bello día, Craig, despertó con la caricia de la luz amarilla del sol en su rostro, su piel de porcelana le hacía parecer algún tipo ser mágico brillando, aunque el encanto terminara al momento que emitió un gruñido, molesto por despertar tan temprano se puso en pie y comenzó la rutina de cada mañana.

Una vez que se encontraba en clase tenía cierta inquietud por una nueva optativa que acaba de abrirse: maquillaje profesional, era algo que parecía demasiado interesante especialmente con el pensamiento del chico sobre enaltecer la belleza a través de simples detalles, pero volvía sentir inseguridad en un área dominada por mujeres...  por un demonio, él  sería un artista, sus hermosas obras hablarían en el silencio de los espectadores atónitos, responderán sin palabra alguna a cualquier duda y callarian a la mínima crítica.

-Parece que planeas la muerte de tus enemigos- Interrumpió Bebe su fantasía al ver su expresión maquiavélica.

-Soñaba despierto... sobre la nueva optativa..

-Aaah ¿Vas a entrar? Dime que sí, yo quiero ser una maquillista profesional y trabajar para estrellas de cine...- Tomó las grandes manos de Craig y las agitó emocionada.

-Ah ya lo sé  imagina lo increíble que seremos- Se dejó llevar por la energía positiva de la rubia hasta encontrarse, sin notarlo, jugueteando y riendo como ella lo hacía.

En algún momento visualizo su propia persona de tan gran tamaño actuando tal como lo hacía su hermana al reunirse con su mejor amiga, nuevamente sintió esa incomodidad de hacer algo "anormal" sabía que era fácilmente contagiado por toda esa feminidad ¿Pero estaba mal? Después de todo era el único varón del grupo, tratar de hablar sobre tonterías no saldría tan bien con Bebe como con Tweek, a decir  verdad, estaba algo alegre de tener algunos minutos para tener una conversación sobre cómics, comida o hasta flatulencias luego de varias horas de risitas y tanto amor, era extraño como las chicas podían ser tan empalagosa y cariñosas entre sí sin el temor a que les juzgaran, ahora entendía un poco aquello de "La masculinidad frágil" ¿Qué opinaria el varonil boxeador sobre eso? Sería un tema de conversación interesante para cuando se encontraran más tarde.

Llegado el tiempo de dar por terminada la teoría y pasar a la práctica, muchos  se encontraban esperando la llegada de los tacaños que iban por cortes gratis. Bebe tenía suerte ese día, la chica del lindo cabello negro le llevaría en esa ocasión a su novio, según platicaba ella que no se llevan tan bien con el chico en cuestión, no podría decirse que lo odiaba pero se conocían desde niños y solían molestarse entre si como algún tipo de amistad extraña.

Craig se dedicaba a escuchar en silencio mientras giraba a medias en la silla, seguía esperando pero parecía que no había mucha gente ese día. En un momento vio a Bebe levantarse y correr a la puerta principal, eso le indicaba que probablemente a quienes esperaba ya habían llegado, continuó con su aburrido rotar y al girar por completo la pudo ver de regreso.

-Cariño, tengo un trabajo perfecto para  ti... es algo uh... por decir ¿peculiar?-

-¿Peculiar?-

-Es... bueno digamos que un cabello que requiere un milagro, pero se muy discreto, el chico parece un terroncito de azúcar no seas malo-

-¿moi?- Llevo una mano al pecho de forma dramáticamente ofendida.

-Si tú, maldita Miranda Priestly-

-Jaja está bien trae al terroncito-

La chica giró y agitó su mano para llamar a a quellas personas, Craig se levantó lo antes de que se acercaran y notó primero a un chico que se parecía un poco a él, la misma altura y color de cabello aunque totalmente distintos en rostro y que decir del aspecto ¿de qué sucio bar había salido ese tipo? Su ropa era tan simplona como su aspecto, su cara áspera y opaca con esa repugnante barba sin rasurar, podía sentir que estaba apunto de tomar la manguera del lava cabezas y bañar a ese sucio  hippie como a un perro. Por suerte tomó lugar en la estación de Bebe, se sintió aliviado y pudo atención al otro chico...

Tiempo de pose: diez  roundsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora