Destino.

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Autora: Scarlet Raven

Parejas: Destiel, Sabriel.

Derechos: Los personajes no me pertenecen, naturalmente y para mi desgracia. Únicamente la historia es imaginación mía.

Disclaimer: Fanfic basado principalmente en la canción "La fuerza del destino", de Mecano. Con ligeras o enormes desviaciones hacia lo apocalíptico, sin sonrisas de por medio y disculpas de ante mano por la calidad. ¡Universo alterno!

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Nueva Minelis, Chicago; presente.

Nueva Milenis, ciudad que ha fungido como un refugio seguro para los sobrevivientes después de una catástrofe que nadie imaginó, se encuentra sumergida en una densa neblina que forma pequeñas gotas en las ventanas de los escasos edificios que la conforman. El silencio sepulcral que se mantiene sobre la ciudad, es interrumpido cada cierto par de minutos por el sonido de alguna fuerte descarga de la valla eléctrica que blinda el muro de concreto construído para fortificar la ciudad.

Bajo la luz de la luna, solo unos cuantos se mantienen despiertos: Claire y Crowley, quienes bromean sobre golosinas mientras esperan que una prueba experimental más, esté lista; Charlie y Dorothy, quienes observan un plano de la construcción de la ciudad y planean una expanción ante los sobrevivientes que han llegado; los guardias de turno, dos Betas que preferirían estar resguardados en sus edificios, abrigados con mantas gruesas, en vez de tener que soportar el frío helado de la noche y la incertidumbre mezclada con el temor de que en cualquier momento, algún Nocturno pudiera romper la valla.

Y Dean Winchester, sentado en una maltratada silla de madera, de brazos cruzados, con la vista fija en los expedientes que Charlie se ha molestado en preparar para él. Son apenas cinco o seis. Él sabe que cada uno pertenece a un Omega diferente que ha dado positivo en compatibilidad con él y su fuerte esencia.

"Elige cuidadosamente", había dicho Charlie al entregarle horas antes todos esos papeles. Pero al ver las carpetas, sencillamente, Dean no es capaz de explorar las fotos ni leer nada de aquellos hombres y mujeres, y mucho menos pensar en que alguno de ellos podría ser su Omega destinado.

No después de Castiel.

Lo ha perdido, lo sabe. A aquel que sería su alma gemela, su hilo rojo del destino, y todas las cursilerías que Dorothy intenta meter en la mente de los Omegas en celo. Buscar a un destinado es una pérdida de tiempo para él.

Frustrado, frota las manos contra su rostro, dejando escapar un suspiro cargado de resignación. Enseguida, se pone de pie, caminado hacia la ventana. A través de esta, la ciudad parece un lugar fantasma. No es capaz de distinguir más allá del edificio vecino, pero imagina que lejos de la valla no estará más despejado.

Pensar en el exterior, hace incluso más pesada la tarea de conseguir una nueva manada. Busca a Sam con la mirada, encontrándolo hecho un ovillo, dormido, en su cama. ¿Pensaría él también en una manada propia?

Dean lo observa dormir, deseando con todas sus fuerzas, que Sammy pueda elegir algo diferente. Aún si en ese punto, parece imposible. Tras años de tratamientos, constante cuidado y diversos recursos de sanación, el corazón de su hermano es mucho más frágil de lo que parece. Obligarle a elegir algo que no desea, no es algo que Dean se permita hacer.

"Ser los únicos Alfas del refugio supone una gran responsabilidad", se recuerda. Pero, ¿qué si volvían a perder a su manada?

La última vez que lo habían hecho, había resultado en un desastre. Sammy había colapsado. Él mismo había estado al borde de la muerte.

La fuerza del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora