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¡Oh, que maravilloso secreto!

Nunca se había sentido tan atrevida. Tan expuesta, tan experimentada. Por las siguientes noches, Naruto había acudido a su habitación para brindarle el cielo. Porque así sentía para ella. El era capaz de despertar la mujer apasionada que ella jamás pensó tener.

Pero ahí estaba, metida en la ducha, tocando su sexo mientras pensaba en el maravilloso hombre que le había hecho el amor una y otra vez. Se sentía adicta a él. No pasaba un minuto en el que no recordara sus caricias y sus besos. Solo pensarlo... hizo que su placer fuera inevitable, lanzándola a las altas montañas de su orgasmo.

Luego de unos minutos saboreando el placer, dejo que el agua corriera por todo su cuerpo. Era maravilloso. Nunca antes se había sentido más viva.

Después de un ducha relajada, se preparó para comenzar la faena del día. Tenía que preparar el desayuno para luego salir hacer algunas compras, por suerte Kiba la compararía y la ayudaría a cargar algunas cosas.

–¿Estas lista?

–Buenos días, Kiba. Si ya estoy lista.

– Perfecto, vamos. Por cierto, luces radiante.¿algo bueno te ha pasado estos días?

"Maravillosamente bueno"- pensó.

–Solo digamos que necesito sonreírle mas a la vida. Es lo que mi abuela hubiese querido para mi.

Kiba asintió y se dirigieron al auto para luego ponerlo en  marcha. Después de unas horas en el mercado, regresaron de vuelta a la mansión. Kiba sostenía la mayoría de los paquetes mientras Hinata solo llevaba una pequeña bolsa. Iba riéndose de algo que kiba le había mencionado cuando se encontraron con la imponente  figura de Naruto en la cocina.

–Buenos días.– soltó Naruto entre dientes.

Hinata se percato de que en su mirada había enfado. –Buenos días, señor Uzumaki.

–Buenos días señor.

–¿Eso es todo?– le pregunto Naruto a Kiba bruscamente.

–Si señor.

–Yo ayudaré a la señorita puedes retirarte.

–No es necesario señor, para eso estoy yo aquí. Para eso soy su empleado.– dijo Kiba algo irritado. Ambos se desafiaron con la mirada unos segundos , luego Hinata intervino.

–Está bien Kiba, gracias por ayudarme. Te veo en la tarde.

Al parecer la dulce voz de Hinata trajo a los hombres a la realidad. –Nos vemos en la tarde Hinata. Con permiso , señor.

Una vez Kiba abandonó la cocina, Hinata pudo sentir la tensión en el aire. Así que sonrió con algo de timidez y Naruto relajó su rostro.

–¿Que harán en la tarde?– espetó él. No le agradaba para nada que Hinata saliera a solas con Kiba, ni a solas, ni con gente. La quería solo para el.

–Kiba me va ayudar a buscar apartamento. Pensé que sería mejor si me independizaba un poco, ademas...

–No te irás de aquí –Naruto se acercó a Hinata y la tomó por los hombros.– Te necesitó cerca.

Esas palabras hicieron que el corazón de Hinata se derritiera. Unas palabras tan simples que cargaban consigo tanto peso. Ella tampoco quería separarse de él. Le encantaba tenerlo todas las noches, todas las veces que quisiera, o por lo menos todas las veces que podían. Se estaba convirtiendo en un juego peligroso. Ino vivía en aquella casa y ella no podía tan siquiera pensar en la idea de perder su amiga, pero era algo inevitable. Adoraba a Ino, era su mejor amiga de toda la vida.

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora