«Quien tenga miedo de morir, que no nazca»
—¡Maldición, haz que se calle! —se quejó Jongdae.
Era el primer periodo, no hacía ni diez minutos de que la clase comenzó, pero quien lo oyera lloriquear bien podría pensar que llevaban horas torturándolo. Luhan respingó en su sitio, no había notado cuando el chico apareció, demasiado concentrado en señalar con los resaltadores los datos que la profesora podría incluir en el examen.
Inclinándose en su dirección, no queriendo que los riñeran por interrumpir, el castaño se esforzó en susurrar:
—¿N-No es-esta-estabas...?
—Kihyun me cambió el sitio —el pelinegro se encogió de hombros—, es un tipo muy amable. Y no es que me molestara, duermo mejor cuando la voz de esa vieja bruja no llega tan fuerte, pero es difícil prestarte atención desde allá atrás.
—¿A-A m-mí?
—Ajá.
—¿P-Po-Po...?
—Sehun tiene razón —lo interrumpió—, eres adorable cuando tartamudeas.
Todavía sujetaba el marca-textos sobre el cuaderno y un horrible rayón arruinó el apunte que tan bien le estaba quedando cuando al otro se le ocurrió soltar un comentario como ese sin ningún tipo de advertencia. ¿Qué alguien pensaba que su torpe balbuceo era tierno? Luhan había escuchado muchas cosas sobre su problema, unas más feas que otras, pero todas igual de crueles, por lo que recibir algo diferente se sentía... bien.
Viéndolo sonrojarse, Jongdae torció una sonrisa y agregó:
—Respondiendo a tu pregunta, necesito descubrirlo.
—¿E-El qué?
—La razón por la que mi mejor amigo y el amor de mi vida están tan fascinados contigo. No pasa con frecuencia que alguien los encandila como has hecho tú y aunque creo que puedo darme una idea de por qué, no estaré seguro si no te conozco. Dicho eso...
—Señor Kim, ¿algo que compartir con la clase?
Todas las miradas se volcaron sobre ellos, pero mientras que a Jongdae parecía no importarle (tampoco le fascinaba, más bien, era como si la opinión de los demás lo trajera sin cuidado, fuera buena o mala, a él no le interesaba), Luhan sintió la imperiosa necesidad de transformarse en avestruz y hundir la cabeza en un hoyo en la tierra.
—Ya que lo pregunta, sí —respondió el chico, poniéndose de pie para obligar a sus compañeros a levantar la vista y que apartaran su interés del castaño a su lado—, ¿no les molesta que los bebederos sólo sirvan agua simple? Lo he pensado y creo que si nos unimos, podemos presionar lo suficiente para que el director acceda a rellenarlos con refresco. ¿A qué no estaría genial?
Algunos chicos asintieron con emoción, otros (los más cuadrados) rodaron los ojos y se giraron, olvidándose de su existencia. En la primera fila, Kyungsoo torció una sonrisa de diversión y negó con la cabeza, regresando la atención a su libreta. La profesora compuso un gesto tan extraño que casi parecía como si estuviera sufriendo de indigestión. Mandó al muchacho a sentar y le pidió que reservara sus grandiosas ideas para el final de la cátedra.
—¿Qué te estaba diciendo? —preguntó Jongdae, al cabo de un minuto. Luhan no respondió, aunque tampoco era necesario—. ¡Ah, sí! Pienso convertirme en tu sombra, vigilaré de cerca cada uno de tus movimientos y comprobaré si mis sospechas son ciertas.
—¿A to-to-todos lados?
—Bueno, no iré contigo al baño y luego de la escuela llevo a Min al trabajo y me vuelvo a casa para cuidar al mocoso de mi hermano, así que tampoco cuentes conmigo a esas horas. Cabe aclarar que nunca piso la biblioteca, ni la cafetería y Sehun ama la cancha de futbol pero a mí me da flojera ir hasta allá, entonces...
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De chicos malos y ratones de biblioteca || HunHan ✔
Fanfic🏍 Ser invisible tenía sus ventajas: poder suspirar por el quarterback del equipo y que nadie supiera de su enamoramiento, por ejemplo. Hasta que al chico malo del instituto se le ocurre reparar en su existencia y LuHan pasa de vivir en las sombras...