Oscuridad

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Nota: Lo vuelvo a subir porque olvidé colocar una parte importante jsjs.

Stuart Pot se encontraba en el subterráneo de camino a casa, ese día al igual que muchos otros se encontraba totalmente lleno por lo que no habían asientos disponibles, bueno antes tenia uno pero se lo ofreció a una señora con su bebé.

Muchos de los que estaban allí simplemente se irían caminando, incluido Stuart pero el problema es que había una gran tormenta afuera que no parecía que parara pronto. Se encontraba bastante cansado, ese día no habían ido tan bien las compras en la tienda debido al mal tiempo y el jefe lo obligó a re ordenar todos los instrumentos a pesar de que estuvieran en el perfecto lugar.

Estaba por quedarse dormido parado cuando el tren se detuvo abruptamente asustando a la mayoría de los pasajeros.

"Señores pasajeros, por la intensidad de la tormenta el subterráneo ha tenido una falla eléctrica por lo que nos hemos detenido por precaución, se pide que por favor mantengan la calma y saldrán lo más pronto posible."

¿Mantener la calma? En ese momento todo quedó en silencio, incluso el bebé que lloraba desde hacia cinco estaciones, Stuart no entendía por qué les daba tanto miedo. De un momento a otro las luces se apagaron y algunas personas comenzaron a llorar, otras a gritar y golpear las puertas para que abrieran, desde la cabina del conductor salió un guardia que siempre se encontraba ahí por casos como ese.

—¡Pasajeros, si siguen así todos quedaremos atrapados aquí abajo y no creo que quieran eso, así que por favor sientense en el suelo y calmense! —Seguido de esto apenados se alejaron de las puertas y siguieron las órdenes. Aunque no había tanto espacio todos lograron sentarse encogiendo sus piernas, por supuesto que el peliazul tuvo algunos problemas para acomodarse de forma que no molestara a nadie y él estar cómodo, estaba contra una pared por lo que pudo apoyarse.

Estaba aburrido y luego de confirmar que a su celular no le quedaba carga intentó descansar un poco los ojos.

—Psst, psst. —Sintió como le palpaban el hombro, abrió los ojos y giró su cabeza hacia la derecha para intentar verlo sin lograrlo gracias a la oscuridad que los acechaba.

—¿Sí? —Preguntó extrañado.

—¿Tienes audífonos que me prestes? Los míos se mojaron y ya no funcionan. Te los devolveré, lo prometo. —Dudoso respondió con un "Okay" Y de alguna forma logró pasárselos sin que se cayeran. —¿Quieres escuchar tú también? Pareces aburrido aunque no te vea.

Los dos rieron bajo y el chico colocó música, se preguntó por qué no salió ningún tipo de luz del dispositivo. Así se mantuvieron por algún tiempo mientras conversaban un poco de cualquier cosa que viniera a sus mentes. Descubrieron que tenían los mismos gustos por la música y básicamente todo.

Sin darse cuenta las luces volvieron y pudieron ver al contrario con el que acaban de pasar media hora de sus vidas sin ver. Les aturdió el cambio repentino y se resfregaron los ojos, lograron verse. Por un lado un chico larguirucho de cabello azul como el cielo, piel pálida que se asemejaba a la porcelana y unos bellos ojos castaños se encontraba frente a otro chico de tez morena, cabello negro como la noche y ojos de distintos colores, negro y rojo respectivamente.

—Eres más lindo de lo que pensé. —Sin siquiera notar la confesión que acababa de hacer se sonrojo al ver al peliazul sonrojarse.

—G-Gracias, tú también eres muy guapo. —Se sonrojaron aun más y sus corazones comenzaron a latir rápidamente al igual como les había pasado por toda esa media hora, el tren comenzó a moverse y ambos festejaron casi olvidando ese momento. —¿En qué estación bajas?

—En tres más, ¿Y tú? —Se volvieron a parar agarrándose de los fierros, definitivamente se lavarían las manos luego de eso.

—Igual. —Sonrieron mutuamente y la charla no esperó más, era muy diferente hablar cuando se veían, así temían que el otro se diera cuenta de los sonrojos y sonrisas que le dedicaba sin saber que este también lo hacía.

Recordó el aparato con el que escucharon musica por el que no emanaba luz, el pelinegro seguía teniéndolo en la mano. Era uno de esos reproductores de música muy antiguos en el que se colocaba un cassette, Stuart lo encontró muy genial y así salió un nuevo tema de conversación.

Cuando salieron la lluvia seguía pero con menos intensidad, la vista era muy bella y agradable. Caminaron juntos hasta llegar a una esquina.

—Por aquí me voy. —Apuntó el mayor algo triste por tener que despedirse de su nuevo amigo. —Fue lindo conocerte, Stuart.

—También para mi, Murdoc. —Ya se habían intercambiado números por lo que no sería la ultima vez que se verían pero por alguna razón no querían irse.

—¡Oh! Casi lo olvido. —Le extendió la mano con los audífonos de un bonito color turquesa.

—Gracias. —Los aceptó riendo por lo lindo que había sido. Se quedaron parados por unos segundos más mirándose.

—Este... ¿Quieres ir a tomar un café o algo? —Preguntó Niccals rascándose la nuca bajo su bufanda algo nervioso.

—Me encantaría. —Mostró de nuevo esa sonrisa con dientes faltantes, más lindo no podía ser pensaba Murdoc.

—Bien, vamos. —Le tomó de la mano para dirigirlo a una tienda que quedaba cerca, su mano que a pesar de estar cubiertas por guantes se sentía la calidez que emanaba de esta.

Parecían dos tontos enamorados, bueno... Tal vez lo eran.

RAIN  [One-shots 2Doc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora