n u e v e

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   —Se acaba ahí —confirmó Alex cómo si ninguno se hubiera dado cuenta.

Los tres se quedaron mudos tras leer aquel diario. Así que el virus se había creado artificialmente para actuar de forma militar en Rusia. Parecía imposible. Y había fracasado, de eso estaban seguros. Les sorprendió que realmente el virus afectara realmente pronto, en comparación a cómo ellos la vivieron, habían pasado unos cuantos días desde que impactó el avión hasta que ellos huyeron de su casa en Nueva York. Mientras procesaban la información, Angela se levantó de su asiento señalando al techo, parecía haber tenido una idea.

   —Las cámaras de seguridad —dijo animada.

   —¿Qué? —preguntó Dani confundido.

   —Antes he visto la sala, dónde controlan y guardan las grabaciones —esta vez era Alex, que parecía haber resuelto un puzzle —seguidme.

Cruzaron varios pasillos hasta que llegaron a la sala. Era pequeña y olía a haber estado cerrada durante mucho tiempo. Hurgaron por los diferentes archivos correspondientes a cada día hasta que uno de ellos descubrió que algo no iba del todo bien.

   —Espera... —Alex parecía alarmado —están borrados. Los archivos anteriores al día en que encerraron a todos estos científicos aquí, están eliminados. Fijaos.

El mayor señaló la pantalla mientras miraba a sus hermanos con perplejidad. Al ver la estupefacción en sus caras continuó hablando tras una breve pausa.

   —La primera grabación corresponde al día seis de Septiembre de este año —afirmó Alex, —y la última corresponde al 31 de Octubre...

   —¿Cómo puede ser? —interrogó Angela confusa.

   —Alguien debió borrarlas para que no supieran cómo salieron de aquí... —se unió Dani a la conversación.

   —Esto no me gusta, no hay forma que sepamos que ha pasado con esa gente y a dónde han ido. Debemos irnos, no tenemos nada más que hacer aquí —dijo Alex mientras se dirigía a la puerta con rápidez —vamos.

Los tres recorrieron los pasillos que conducían a la puerta principal para abandonar el edificio. Habían conseguido averiguar que dio pie a la nueva era pero eso no les servía para avanzar o descubrir que podía detener aquella enfermedad.

Tras recoger el hacha y abrir la puerta, los hermanos se quedaron con la boca abierta. Un total de dos hombres y una mujer les apuntaban con pistolas y una escopeta desde el exterior.

   —Más te vale bajar el hacha grandullón —le dijo la mujer con una malvada sonrisa.

Alex sin decir una sola palabra subió las manos a la cabeza y colocó el hacha despacio a unos metros frente a él.

   —Bien —dijo uno de los extraños —hemos visto todas las armas que lleváis en el coche, podéis dárnoslas y desapareceremos, o venir con nosotros y demostrarnos que sois de fiar.

   —¿Quiénes sois? —preguntó Alex notablemente confundido.

   —No somos los malos —dijo de nuevo la mujer junto a una carcajada —esos llegarán en un rato. 

   —¿Los malos? —cuestionó Angela esta vez.

   —El Gobierno —habló el otro hombre —nos persiguen desde que salimos del centro. Ahora estamos reunidos algo más a las afueras, digamos que... nos va el campo —rió junto a sus compañeros.

A Alex no le pareció tan mala opción la de acompañarlos, parecían tener más idea que ellos de lo que pasaba y seguro que conocían mejor la zona. Consideró la otra opción, pero era innegable las dificultades que tendrían para sobrevivir en ese mundo sin armas.

   —Iremos —dijo con seguridad Alex.

   —¿Estás loco? —le susurró su hermano a su espalda —a lo mejor quieren matarnos.

   —Cállate Dani, tú sólo haz lo que yo diga... —le ordenó.

Alex se acercó a los individuos.

   —Soy Alex —le tendió la mano a la mujer que parecía estar al mando.

Tardó unos segundos en corresponderle, pero sin bajar la vista le apretó la mano con una leve sonrisa.

   —Yo Michi. Estos son Mike y Roger —dijo a la vez que les señalaba con el dedo sin deshacerse del contacto visual. Tenía una mirada intimidante que le miraba fijamente a los ojos desde hace varios minutos —¿Nos presentas a tus amigos?

   —Son mis hermanos pequeños. Angela y Daniel.

<<¿Pequeños?>> —pensó Angela algo a la defensiva. No estaba del todo segura de esas personas, aún no sabía si eran de fiar.

   —Los tres sois muy jóvenes, ¿no es así? ¿Y vuestros padres? —dijo Mike, que parecía mucho más adulto que sus otros dos compañeros.

   —Han muerto —soltó Alex de forma muy seria —somos lo suficientemente mayores como para sobrevivir solos.

   —Deberíamos irnos —interrumpió Roger mirando su reloj de pulsera —os llevaremos hasta nuestro refugio.

   —Iremos caminando, —continuó hablando Michi —Mike nos escoltará con vuestro coche. Démonos prisa, las patrullas pasarán dentro de media hora.

De camino a paso rápido, las preguntas llovían cómo en una tormenta y Michi y Roger, parecían buenos tipos.

   —¿El Gobierno os persigue por haber creado un arma letal defectuosa? —preguntó Dani interesado.

   —Chico listo —Roger le dedicó una sonrisa —imagino que habréis leído algo de información en la UI. Aunque persiguen a todo el mundo, no sólo a nosotros por haber elaborado el gas, es difícil de explicar...

   —Tenemos tiempo —agregó Angela de forma encantadora.

   —En teoría —continúa Michi —el gas cuando lo soltamos, en unas horas debió haberse disipado del todo en el aire y haber desaparecido, pero no es así.

   —¿Cómo es posible? —preguntó Alex con excesivo interés.

   —Era tan agresivo y lo hicimos de tal forma para que se expandiera de manera monumental, y se ha creado un subtipo de gas que se expande por la atmósfera y es imposible exterminarlo —sigue Roger. —Es decir, no es letal, y no te convierte en uno de esos monstruos, pero te contagia del virus de forma inconsciente.

   —Por eso, —le complementa Michi finalmente —hace que seamos más propensos a contraer algunos tipos de enfermedades, sobre todo infecciones o gripes que puedan conducir a una fiebre. Después mueres y te conviertes en uno de ellos.

   —¿Por qué? —Dani parece muy alterado.

   —Es lo único que hemos descubierto hasta ahora. Además, si mueres de cualquier otra forma, sea por el motivo que sea, te conviertes de todos modos. No hemos hallado vacunas por el momento, lo que sabemos es que es imposible escapar, toda América esta infectada.

Alex de pronto se mostraba tranquilo y apacible, mientras que sus hermanos se hallaban con los ojos como platos, sobre todo Dani. Continuaron conversando y respondiendo a preguntas hasta que los desconocidos se detuvieron frente a un camino, algo alejado del resto de casas.

Continuará...

Apocalipsis 202Donde viven las historias. Descúbrelo ahora