Capitulo 9

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Pasan tres meses, su vientre ha crecido un poco, ya le dimos la noticia a mis padres, estan felices, vienen a visitarnos casi que diario, inclusive se mudaron junto a nosotros, cosa que me estresa, es el primer nieto de mi padre

Según el doctor Estefanía paso de ser un caso normal a uno delicado, razón, la niña no se queda quieta, ya la he atrapado varias veces practicando con la escopeta, pero no le puedo decir eso al doctor, todos creen que la golpeo, lo cual es mentira

En este momento se encuentra viendo el cielo, me dijo que mi madre le dijo que ayudaba a aclarar la mente, en pocas palabras Estefanía se la pasa acostada en el césped del patio trasero, cosa que me agrada porque así no hace sobre esfuerzo

Hoy vamos a visitar a mis padres, solo porque ella quiere, se ha vuelto muy cercana a mi madre, lo bueno es que sabe que hay cosa que no le puede decir a nadie, aunque no se que hablan cuando estan solas, eso tengo que hablarlo con Estefanía o ver como espiarla

-Alexander – mi padre me llama – Ya es tu hora de salida... Ve con tu mujer

Se me olvidaba decir que tengo un horario especial por estar a punto de ser padre, mas en estado de delicadeza que se encuentra el embarazo de Estefanía, así que salgo tranquilamente

Al llegar a mi casa no veo a nadie, me quito casi todo el uniforme, me quedo solo con el pantalón, camino al patio trasero a ver si estan esas mujeres, me quedo quieto, tienen la puerta abierta mientras hablan, me siento escondido para ver lo que estan haciendo, y escucharlas

-No quiero preocuparlo Pamela – dice Estefanía con preocupación, algo me esconde

-Tienes que decirle, acuérdate que anda preocupado por no saber la razón de que tu caso pase a un embarazo delicado

-Pero no creo que este muy feliz cuando se entere que me caí huyendo del doctor y que por eso es que mi caso se volvió delicado – me tenso

-Estan casados y mi hijo odia que le oculten las cosas – Estefanía suspira

-Eso me molesta de él, me pregunta toda la noche que hable contigo y no quiero que sepa que tú sabes tantas cosas

-No le veo lo malo, ustedes no estan haciendo nada ilegal

-Eso le dije, pero aun sigue con la cosa – la veo tocarse el vientre – Desde que se confirmo el embarazo anda extraño – escucho atentamente

-¿Extraño? – mi madre la mira con confusión

-Se queda toda la noche entrenando, no me habla casi... Se supone que hoy debe llegar temprano, pero no ha llegado

-Acuérdate que los hombres tienen necesidades que nosotras no podemos satisfacer y buscan como – los ojos de mi madre denotan tristeza – Es obvio que él sabe que tu no sientes ni atracción por él – Estefanía hace una mueca

-Aun así vamos a tener un hijo que ninguno queremos tener – mira a mi madre con lagrimas acumuladas en los ojos – Él no quiere al bebe y yo ya no veo la hora de conocer al fruto de mi vientre

-Eso es raro, en este lugar los hombres se emocionan al saber que van a ser padres... Pero mi hijo siempre ha sido diferente, nadie llega a conocerlo por completo, ni a la mitad de su personalidad

-¿Cómo era Alexander cuando era un niño? – mi madre sonríe

-Un pequeño llorón, odiaba que su padre me golpeara – comienza a explicarme con una sonrisa – mi esposo lo golpeaba por llorar y luego me golpeaba a mí por estarlo consolando... En la escuela era el mejor, su mirada fría idéntica a la de su padre, su fácil manejo de armas y ataques cuerpo a cuerpo... Un buen día cuando tenía como unos nueve años mi esposo me iba a golpear por su borrachera, mi hijo se le lanzo y se pelearon, obviamente mi esposo gano, pero ese día no me golpeo, cuando le fui a preguntar a Alexander la razón de que hiciera eso me dijo: No has hecho nada malo para que te golpee... Nunca lo haces. Desde ese día Alexander me defendía de su padre, mi esposo y cuando me veía moretones se agarraban a golpes de nuevo

La mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora