Capitulo 11

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Era un día normal, en la mañana Pamela me había ayudado con las tareas del hogar, nos quedamos hablando un rato, una conversación muy profunda como todas las que tenemos, tan solo que hoy había algo diferente en ella, cosa que tú fueras notado

Le pregunte si le sucedía algo, me cambio el tema inmediatamente, después de un rato decidí dejar el tema en paz, seguimos con la rutina de siempre, al estar cerca tu hora de llegada se fue, algo estaba ocultando

A la media hora llegaste con tu amigo, el cual fue muy educado al momento de presentarse, luego de un rato fuiste al baño dejándome sola con él

-Así que tu eres la mujer que lo conquisto – dijo en un tono frio llamando mi atención

-¿Disculpe? – se me acerco mas tomándome del mentón

-Rostro de princesa, ojos esmeralda que muestran cada emoción que sientes – paso sus dedos por mis labios – Labios suaves de un color rosa muy lindo – tomo un mechón de mi cabello oliéndolo, cosa que me desagrado – Cabello chocolate hermoso, con un delicioso aroma – bajo su mirada – Aun recuerdo tu cuerpo, a pesar de que has engordado por el embarazo sigue pareciendo esculpido por los mismos los dioses... Un ángel – paso su mano por mi pierna – Con el infierno entre las piernas

Me levante al sentirme amenazada, él también se levanta, mi mirada desafiante no se alejaba de él, nunca podría olvidar que quiso aprovecharse de mí, me acaricio la mejilla con delicadeza absoluta

Me sentía arrinconada al no poder hacer movimientos bruscos, el tener que mantenerme calmada era mucho, me tomo por el mentón, su sonrisa me hacía sentir insegura en el estado en el que me encontraba

-¿Tienes miedo? – no respondí, pero mis ojos sí, mi mirada lo desafiaba – Eres valiente – rio bajamente – Ya veo porque te eligió... Alexander es único, le gusta someter a las chicas valientes y fuertes – sentí una presión en el pecho – Al final, ninguna mujer podría hacerse la fuerte antes sus caricias – le di una bofetada haciendo que me soltara

-Cierra tu jodida boca – dije evitando gritar

-Tienes fuerza hermosa – se rio acercándose peligrosamente a mi – Una mujer única – sonrió fríamente haciendo que un escalofrió recorriera mi cuerpo – Puedes estar tranquila... Tuviste mucha suerte al conseguir ese esposo... Por él es que no puedo tocarte... No pienso hacerte nada – sonríe cálidamente – Tan solo quiero hacer las paces, ya que se que ese hombre no se acuerda de lo de la celda – ríe – Después de todo vas a tener a mi sobrino

-¿Son hermanos? – negó con la cabeza

-Tan solo que somos muy cercanos... Ambos tenemos un pasado que no es nada bueno

-¿De qué hablas? – ríe de nuevo

-Que tu querido esposo tiene historia – dice con una sonrisa

-Eso lo sé – le digo confiada – Todos en este país tienen historia, por algo seguimos vivos

En eso se escucho la puerta abrirse, tu padre entro tranquilamente hasta que me nos encontró en la sala con nuestros rostros a una distancia muy pequeña, su expresión cambio radicalmente, se abalanzo hacia nosotros con arma en mano

Alexis me dijo que corriera a la cocina, obedecí dejándolos solos, no se escucho nada mas, luego de un momento ambos llegaron a la cocina, tu padre me fue a golpear, lo esquive gracias a las poco que me enseñaste, mas lo poco que sabia

En un movimiento rápido tomo el cuchillo, al intentar apuñalarme me hizo caer dándome un golpe con el mesón en la barriga, un dolor fuerte invadió todo mi vientres hasta mi partes intimas, caí al sentir que la piernas me fallaban, Alexis entro a la cocina empujando a tu padre, al caer mi cabeza choco con el piso dejándome inconsciente

Todo se me comenzó a volver oscuro, lo último que tenia frente a mis ojos era a esos dos hombres discutiendo, Alexis tenía un poco de sangre en el brazo, luego la oscuridad me absorbió

Al abrir los ojos me encontraba acostada en una cama de hospital, sentía que mi cuerpo dolía demasiado, sabía que algo me faltaba, dos doctores estaban hablando frente a mí

-Tiene unos cuantos hematomas, más mucha pérdida de sangre – dijo uno

-Mas la perdida de feto – sentí que mi corazón se rompía en mil pedazos

Cuando iban a voltear cerré los ojos, al rato se fueron, abrí los ojos levemente, quería saber lo que le había pasado a mi bebe, sentía un dolor punzante en el pecho

Pasaron tan solo unos minutos en los que sentía un sentimiento de tristeza, no sabía la razón, me sentía confundía, pero me sentía preocupada al no sentir a nuestro bebe moverse en mi interior, siempre que estoy sola se mueve y en ese momento no sentía nada

Cierro los ojos al sentirme cansada, escucho como se abre la puerta, el ruido de que mueven una silla, mas una presencia que se me hacia conocida, abro levemente los ojos encontrándome con tu mirada fría la cual me dice que algo paso

-¿Qué paso? – te pregunto preocupada, en tu mirada podía ver una tristeza muy fuerte al notarse en unos ojos fríos

-¿No recuerdas? – me preguntaste con esa ternura en tu voz

-Recuerdo perfectamente todo... ¿Quiero saber que paso después? – poso mi mano en tu mejilla intentando prepararme mentalmente para lo que venía – Tu mirada me dice que sabes algo que yo no – ríes posando tu mano sobre la mía

-Me conoces bien – dices cerrando los ojos con fuerza mientras algunas lagrimas salían de tus ojos, sonrió intentado mantener la calma

-No por completo – mi voz esta que se quiebra, se supone que nuestro bebe se emocionaba teniéndote cerca – Por favor dime que paso – te suplico intentando no llorar – No es justo que no me den noticias sobre que paso con nuestro bebe – siento que tensas la mandíbula

Tu reacciones me estaban asustando, los nervios se estaban apoderando de mi, luego me confiesas que nuestro pequeño falleció antes de que llegáramos al hospital... En ese momento sentí algo dentro de mí rompiéndose... destruyéndose por completo

Luche internamente para no llorar, sentí que todo mi mundo se destrozaba, quito mi mano de tu mejilla, cierro los ojos para no llorar, tan solo quería estar aquí, en nuestro hogar donde puedo romper en llanto diciendo lo que se me dé la gana... Tan solo quería estar sola

Te pedí que hicieras lo posible para irnos a casa, lo hiciste dejándome sola en esa habitación de hospital, donde deje salir unas pocas lágrimas, me dolía el corazón

Esas horas que se me hicieron eternas me ayudaron a pensar fríamente, causándome más dolor, luego vienes y me dices que no puedo hacer ningún esfuerzo o podría quedar estéril... No sabes cuantas ganas tenia de entrenar para no tener posibilidad de tener más hijos... Luego pensé en el peso que caería en tus hombros por tener una esposa que no sirve para procrear, te tocaría casarte con otra y seria un problema para nosotros

Al llegar me acostaste con total delicadeza, me sentía exhausta, cerré los ojos, sentí como justaste nuestras frentes, luego tomaste mis manos dándoles un beso, caí dormida con tranquilidad, sentía paz

Me despertó la voz de tu madre despertándome para comer, te busque al alrededor, le pregunte por ti y ella con una sonrisa nostálgica me respondió que te habían llamado para un caso especial

Me dijo que comiera para recuperar fuerzas, me negué volviéndome a acostar, ella insistió lo más que pudo, al sentir que mis lágrimas estaban por salir le pedí que me dejara sola, se negó, la mire y con una frialdad parecida a la tuya le dije que necesitaba estar sola, que no me iba a matar... Que tan sola quiero dormir, ella resignada sale de la habitación

Deje salir las lagrimas, se que tu madre estaba detrás de la puerta, pero no coordinaba bien, el dolor me estaba guiando, abrace la almohada dejando salir las lagrimas con odio

-Quiero estar sola – dije sollozando – Te quiero aquí, no quiero a nadie mas

Llore hasta quedarme dormida, no quería desmoronarme bajo la mirada compasiva de tu madre, esa mujer no merece vivir con ese bastardo que tiene de esposo, aunque ese hombre sea tu padre

No sé cuantas horas pasaron, lo que se que abrí los ojos al escuchar la puerta principal, me tape lo mas que pude para ocultar que había llorado, paso un buen rato hasta que entrantes y lo demás ya lo sabes

La mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora