Capítulo 3: "Grace"

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Quién pensaría que terminaría atrapada en mí peor pesadilla. De todas maneras, a veces el dolor es adictivo. Prefiero tener un solo dolor que aplaque a los demás, a tener mil dolores atormentándome a la vez.

12 de enero de 1984
8:38 pm

Nunca pensaría que podía mirar tanto tiempo a alguien fijamente, quedarme tan atenta a una persona. Eso es lo que hacía con el susodicho que tenía enfrente. Sus finos cabellos llamaban mi atención, aunque su misterioso semblante me producía algo de incomodidad, pero suponía que eso era algo normal. No se puede estar cómoda en una situación como la mía, no podía borrar el hecho de que aún no entendía lo que estaba pasando, y que posiblemente lo que estaba a punto de escuchar no iba a ser algo favorable para mí.

─Lo que voy a decir es muy importante y necesito toda tu atención ─farfulló seriamente, pero intentando pronunciar cada palabra de manera firme─. Necesito poder confiar en ti, siempre y cuando tú confíes en mi.

No tenía nada que pensar. La verdad tenía curiosidad de saber la razón de mi estadía en este lugar. La curiosidad podía más que el miedo en este momento.

─Podrías ir al grano, en verdad me estoy desesperando.

Mi miedo estaba ahí, pero no quería que fuera visto. Quería mantenerme firme y sería. Ser vulnerable ante él, sería un error gravísimo, demostrarle que mi inseguridad no era algo que iba a hacer.

─Recuerdas lo que te sucedió hace dos años

─De qué mierda hablas─ levantando mi tono de voz, llegando al punto de bramarle con irritación

Tenía miedo de lo que iba a decir. No podía pensar en otro suceso, sin embargo me negué a querer creer que se refería a eso. El solo se dedicaba a pestañear intentando conservar la calma.

─15 de Enero del año 1983. Tu madrina te reportó como desaparecida ante las autoridades y comenzó una búsqueda.

El 14 de febrero era una fecha que mi subconsciente se había encargado de desaparecer. Con toda la molestia que me producía escuchar aquella, y aún más saliendo de alguien que no conocía, me enojaba y a la vez me daba ciertas ganas de salir corriendo.

―¡Basta! ―grité tapándome los oídos con frustración.

―¿Recuerdas?

─¡Ya para, hijo de puta!─Mi garganta dolió por el chillido tan fuerte que hice al volver a escucharlo, me parecía algo tan innecesario, no quería escucharlo más.

─Tranquilízate, Selene―respondió a mis gritos intentando calmarme, pero el ambiente ya estaba pesado, y a mi me costaba respirar.

No entendía por dónde iba esta conversación. ¿Por qué mencionarle algo tan íntimo a una persona que acaba de despertar en un lugar que no es su casa y que no conoce?

─¿Por qué estas haciéndome recordar algo tan humillante? ¿Quieres burlarte?

─Porque necesitas recordar todo lo que te han hecho

─¿Por qué tendría que hacerlo? Acaso tienes idea de cuanto me costó olvidarlo, eres un insensible de mierda.

─No lo soy, soy solo un hombre que quiere venganza─Podía notar como sus ojos mostraron señales de estar al borde de las lágrimas, pero aún así su aspecto de hombre serio no cambiaba, era aterrador―. Soy un hombre que ha guardado rencor toda su vida y ahora solo quiere morir en paz.

A qué quería llegar diciéndome eso. Tal vez solo era un truco barato para poder manipular a la gente. De hecho, leí muchos reportes de psicópatas usando experiencias traumatizantes inventadas para seducir a su víctima y que estas empaticen con él, con el obvio propósito de lograr cierto tipo de vínculo afectivo.

→ BLUE NIGHT; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora