seis

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[creo que hace tiempo vivo en una carcasa, dame un abrazo y se me pasa]

valentín;
di la vuelta con la intención de irme pero me agarro del brazo.

-perdón.- pronunció.

pero yo no quería que se sienta mal por mi. aun que yo lo haya hecho muchas veces por ella.

así que la abracé. y no podía explicar la paz que me generaba. me hacía sentir como si fuera otra persona, como si de verdad estuviera bien.

-sabes que puedo superarlo, pero te necesito lejos malena.- hablé mientras mis brazos rodeaban su cintura.

de repente sentí sollozos de su parte.

y me abrazó más fuerte.

-si este es el último abrazo juntos en un tiempo, que sea un buen abrazo.- dijo, y sonreí.

porque si ella quería podía ver el lado positivo de las cosas. aun que no lo demuestre.

algo que de mi no era nada común.

nos miramos por última vez a los ojos, directamente. sin ningún pudor.

porque era así, las miradas te podían transmitir mucho más que las palabras.

y podían reflejar cosas que realmente no podías decir.

pero los dos sabíamos que quería decir el otro.

algo que malena nunca demostraba, su mirada era fría y vacía. complicada de descifrar.

capaz eso también me enamoró de ella.

se movió de lugar y me hizo caer en la realidad.

bufé porque por culpa de mis pensamientos no pude disfrutar bien el momento juntos.

me acarició el pelo, me dió una última sonrisa y se fue.

parecía una despedida para siempre, pero sólo era por un tiempo.

aun que el tiempo sin ella se haría eterno, ya lo sabía.

ya estaba amaneciendo y el cansancio mezclado con lo drogado y borracho me hacía pensar mucho.

y me daba cuenta que últimamente estuve encerrado en mí mismo.

pero encerrado porque no podía salir sin malena.

me sentía realmente libre con el mínimo afecto que me daba.

y cuando estaba solo, era un bardo de sentimientos.

que me terminaba guardando para mi mismo.

y solo se los decía a malena cuando estaba bajo efectos del alcohol.

no sabía si era malo.

de repente un silencio me descolocó y seguido de eso unos murmullos de queja.

me di cuenta que la joda había terminado, y que ahora no iba a ser solo un desastre mi mente, si no que también mi casa.

prendí otro porro por las dudas.

terraza; wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora