el pintor y la florista 4

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Naruto despertó bastante incomodo con el fuerte sol golpeteando sobre su cabeza intensificado por el vidrio del parabrisas. Estaba mal o hacia más calor que antes. Se sentó mejor en su lugar acomodándose su ropa.

-¡Buenos días papito! –grito Takeshi a su lado.

-Buenos días… -bostezando.

-Ya casi llegamos -sentenció Hinata en el asiento del acompañante.

-¿En verdad? Por que estoy casi entumecido.

-Lamento que hayamos perdido tanto tiempo en coche pero era mejor que salir a través del aeropuerto. –Exclamó Sasuke que se hallaba tras el volante.

-¿Mejor en que sentido?

-Para tu seguridad y la de Takeshi- Profirió Hinata.

-¡Por nuestra seguridad! ¿De que hablan? –Naruto se acomodó mejor.

-Te explique la situación hace varias horas…

-¡TU NO ME EXPLICASTE NADA! – exclamó de mal humor.

-Cálmate Dobe… lo que Hinata quiere decirte es que la mafia ha perdido cierto contacto contigo pero eso no significa que no estarán detrás de ti.

-Ellos harán lo que sea necesario para obtener lo que quieren ya sea presionándote a ti o a… -Hinata miró de reojo al pequeño Takeshi quien seguía la conversación en absoluto silencio. -¿Comprendes?

-No…

-En cuanto rastreen tu dinero o que has echado mano de algún perdido centavo volverán al ataque y esta vez no serán tan condescendientes. –Replico Sasuke mientras entraba a la ciudad.

-No debes preocuparte –notando la mirada taciturna del rubio –Yo y Sasuke te protegeremos… -Hinata sonrió y Sasuke la miró con ofuscación.

-¡MIRA PAPA EL MAR! – grito Takeshi quien recordaba haber visto alguna que otra imagen de aquel azulino paisaje.

-¿Donde estamos? –Inquirió el rubio.

-Estamos en el país de las olas, esta es la ciudad capital Umi no miryoku o ciudad encanto.

-Un nombre bastante peculiar… ¿Y que hacemos aquí?

-Aquí esta la oficina central de tus abogados… -explico el pelinegro.

-Y además aquí esta tu siguiente encargo… -Hinata rió maliciosamente.

-Rayos… -sentenció de mala manera.

-Bien, yo aquí los dejo… -exclamó Sasuke parando junto a una plazoleta.

-Caminaremos el resto del viaje, gracias Sasuke… -Hinata lo miró con ternura y sonrió.

-Cuídate…

El pelinegro la miró a los ojos un instante luego la sujeto de la nuca con su mano izquierda y la atrajo hacia si para besarla tiernamente en los labios como siempre lo había deseado desde antaño.

El esclavo [Naruhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora