El pintor y la florista 1

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Alzó la mirada para encontrarse con aquel reflejo azulino con el que soñaba desde niña.

-Naruto… -mirándolo con tristeza. Era la primera vez que el chico le tendía un gesto amable.

-¿Quieres que veamos a un médico? –inquirió él al verla en aquel estado tan lamentable.

-No… ya… -respirando agitadamente entre sollozos –ya… estaré… bien…

-¡Papito! –Grito Takeshi tras correr junto a su padre.

-Ven Takeshi… -Tendiéndole la mano.

-Lo siento Hinata-sama… -dijo el pequeño apenado secándose sus propias lagrimas.

-Descui…da… -intentando tomar aire.

-Si me das la mano… estaremos juntos por siempre no importa la distancia. –Río Takeshi Naruto lo miró perplejo de dónde sacaba tantas ideas este niño. –Como mi papá y yo… siempre estaremos juntos ¡Siempre!

-Será mejor que se la des… -acoto Naruto –Cuando algo se le mete en la cabeza no hay quien se lo quite.

Hinata los miro a ambos y con lentitud y algo de recelo le extendió la mano al pequeño hasta asirla entre las suyas.

-Ahora a papá… así estaremos siempre juntos los tres. –sonriendo.

Naruto bufo un poco e hizo la cara a un lado pero luego la miró a los ojos. Hinata se sentía extraña no era la primera vez que alguien ajeno a su familia decía amarla o quererla, pero para ella esas palabras sonaban a veces algo vanas; no lograba entender como alguien podía querer a una persona de su calaña con todos sus defectos con todos sus secretos ¿Por qué? Su mente no lograba concebir este hecho pero entonces lo vio, vio en sus ojos el reflejo de la lastima y la compasión. Su azulina mirada solo reflejaba ese sentimiento "lastima".

Hinata alejo su mano con rapidez y soltó las de Takeshi; se sentía una intrusa entre esta gente. Tenía que vengarse, tenía que cumplir una promesa, tenía que hacer tantas cosas antes de morir.

Volvió a sentirse vacía y sola tanto que se dejo caer sobre sus piernas y a llorar desconsoladamente.

-Hinata-sama… -Takeshi la miró perplejo con sollozos entre sus ojos.

Naruto sintió un nudo en el estomago. Odiaba ver llorar a una mujer y más que nada le molestaba verla llorar. Quizás se debía a que la odiaba o quizás la chica había despertado en el algo más, algo que aun no asimilaba en su corazón.

-¡HINATA! –grito una voz masculina no muy lejana. Los tres alzaron su mirada para encontrarse con los ojos negros de un joven alto de cabello azabache.

ONII-CHAN! –Grito la susodicha.

-¿Onii-chan? –Naruto lo miró con sorpresa. Lo conocía era ni más ni menos que el esposo de Sakura Haruno, Sasuke Uchiha.

-Hinata ¿Qué ocurre? –Inquirió él aproximándose; ella salto a su encuentro y lo abrazo con fuerza.

-Onii-chan… -formulo llorando.

El esclavo [Naruhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora