El esclavo
-¿Que haremos ahora papito? –pregunto el pequeño niño de rubia cabellera.
-No lo se Takeshi… pero tú no debes preocuparte, papá se encargará de ti, no permitiré que sufras ni que padezcas por mi culpa. –Respondió el joven.
-Papito…
El pequeño de no más de cinco años lo miro con tristeza mientras el joven hombre de cabellos dorados se enjugaba con rudeza las lágrimas del rostro con su brazo derecho intentando ocultar aquel intenso dolor que aprisionaba su pecho.
El ver a su papá tan melancólico y triste le preocupaba, no importaba cuanto su padre le aseverara que ambos estarían bien, él aun era un niño, pero no como cualquier niño, él debía enfrentarse a su corta edad a la más cruda realidad, la pobreza y el hambre.
Ambos vagabundearon durante más de una semana de un albergue a otro, estaba claro para él que su joven padre era su único héroe, no importaba que los demás niños le aseveraran que era un fracasado, él tenía plena confianza y una fe ciega en que su padre lo rescataría de la miseria y el tormento que ahora vivían.
El invierno se tornó crudo, más de lo que ambos podían soportar. Las pequeñas fogatas ya no calentaban y las escasas raciones empezaban a debilitar su cuerpo. Takeshi pensó que quizás todo aquello era obra de su madre, aquella bonita y huesuda mujer que apenas conoció al nacer y a través de una ajada fotografía. Quizás era hora de partir, a su lado, al lado de aquella fantasmagórica figura femenina que le inspiraba amor y a la vez un gran pesar.
Acurrucados en un callejón vacio y con apenas unos diarios como mantas, ambos se abrazaron intentando mantener el calor en sus cuerpos y en sus desvencijadas almas.
Los dorados cabellos del joven hombre yacían ahora húmedos y amorronados por el barro y la nieve. Se froto las manos con rudeza ansiando apreciar sus dedos, pero por mucho que lo intentará no lograba calentar aquellas extremidades. Abrazó a su hijo que dormía incómodamente a su lado.
¿Qué haría? ¿Dónde iría? ¿Cómo salvaría la vida de su pequeño? Jamás en su corta vida imagino que una larga seguidilla de infortunios lo tomaran de punto. Primero la muerte de su joven esposa, quien falleció de cáncer con tan solo veintitrés años, luego el casamiento antinatural de su padre con una mujerzuela que solo evidenciaba interés por la abultada billetera y un excelso apellido, luego la muerte de su progenitor de la manera más absurda e inimaginable y para rematar aquel melodrama un extraño testamento firmado por su propio padre desheredándolo y dejándolo en la más completa pobreza.
Rió un poco para sus adentros intentando no despertar al pequeño que suspiraba y tocia levemente sobre su regazo. ¿Cómo conseguir un trabajo? ¿Dónde podría vivir con Takeshi? Los pocos amigos que creía tener lo habían abandonado en un santiamén, eso le demostraba que todo aquello que creía poseer no era más que una paradójica ilusión.
Su sarcástica sonrisa se desdibujo de su rostro, estaba acabado, hundido en la más agobiante realidad; hundido en el fango hasta la coronilla y su única salvación era… ¿Cuál era? ¿Suicidarse? Eso no dejaba a Takeshi en una buena posición, lo más probable sería que terminará en uno de esos horrendos orfanatos donde los niños padecen las mil y un calamidades, pero ¿Acaso no sufría eso mismo a su lado? Lloró amargamente.
-Lo siento Takeshi… lo siento… hijo… -Vertiendo unas cuantas lágrimas, lagrimas que no era asiduo a derramar.
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El esclavo [Naruhina]
Fanfic¿Hasta donde puedes llegar para sobrevivir? ¿Es verdad que del odio al amor hay un solo paso? ¿Serías un esclavo por amor? Una historia llena de intrigas, suspenso, drama y romance. Créditos a:LadyArwenUndomiel1