Lujuria 2

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Naruto debió Bañarse pues se sentía sudoroso y además había sufrido un serio percance durante la siesta vespertina. Mientras se duchaba su pensamiento se centro el aquel sueño. Era increíble que él se acostara con la arpía, como ya la había bautizado, pero el solo rememorar aquel encuentro onírico le excitaba. Se mordió el labio inferior mientras se ocupaba de un pequeño asuntillo en su ingle.

Hinata volvió a ducharse pues estaba mojada y pegajosa. Sin duda el sueño esta vez había sido muy real, más que las anteriores veces. Suspiró acongojada, claramente el estar con Naruto le estaba creando una obsesión mental que no sería fácil de sobre llevar cuando todo aquello acabase, sobre todo porque el chico ni siquiera la miraba. La muchacha sonrió sola en la ducha, a pesar de todo, el sueño había sido maravilloso no importaba cuanto su pobre estima la defraudara.

La chica salió del cuarto que ocupaba cabizbaja y pensativa, cerró la puerta tras de sí pero ni bien se disponía a marchar escucho la vocecita de Takeshi llamarla con felicidad.

-¡Hinata-sama! –el chico sonrió y corrió a su encuentro abrazándola con fuerza.

-¡Buenas tardes! –dijo feliz.

-Te extrañe esta mañana. –El pequeño la contemplo con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿De verdad? –Inquirió contenta.

-Si… quería que tomáramos un helado juntos. Pero mi papá me prometió que esta tarde lo haríamos ¿Quieres tomar un helado Hinata-sama?

-¿Es esa una proposición formal? –sonriendo. –¡Bueno me encantaría jovencito! –respondió alegremente.

-Aléjate de ella Takeshi. –Profirió el rubio algo fastidiado. Hinata y Takeshi lo miraron con desconcierto.

-No voy a lastimarlo solo estábamos hablando.

-No estoy muy seguro de que no lo hagas…

-Creo que estas exagerando… -Hinata lo miró a los ojos lucía tan diferente del chico con el cual había soñado.

-¿Exagerando? Dile eso a Sasuke… -Naruto la miró con recelo mientras caminó junto a ella. La pelinegra agacho la cabeza pues sin duda él tenía razón esta vez en temer por su pequeño hijo. –Vamos Takeshi… -Sujetando la cabeza del niño y arrastrándolo escaleras abajo.

Hinata los siguió en silencio hacia la cocina. Mientras caminaba tras los dos su pensamiento solo se centraba en su sueño. Hubiese sido tan maravilloso que Naruto la hubiese amado de esa manera; incluso le había dicho que le gustaba. Hinata sonrió sola imaginando que se sentiría que él hombre a quien quieres te dijese que le gustas, que te ama.

-¡Buenas tardes dormilones! –Expresó Ino de muy buen humor.

-Buenas tardes… -murmuro Naruto.

-¡Hola amiga! Te ves de muy buen humor ¿Qué paso? –Inquirió Hinata acomodándose en uno de los bancos de la cocina.

-¡Nada! ¿Por qué tendría que pasarme algo? –Sonriendo.

-Por lo feliz que te ves yo diría que te has cruzado con Sai.

El esclavo [Naruhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora