El esclavo [Naruhina]

cap 3 Alma fuerte, cuerpo debil

Capítulo III

"Alma fuerte, cuerpo débil"

Naruto regresó pasado el mediodía a la mansión Hyuga. Para su fortuna la insoportable rata esclavista no se hallaba en casa o eso le dijo la criada, lo malo fue la desilusión de Takeshi tras su regreso con las manos vacías.

Era casi medianoche cuando tocaron a su puerta y pasaron una nota bajo la misma. El joven se desperezó algo molesto, Takeshi dormía como un tronco.

"Ven a la piscina ahora mismo. Hinata"

¿Acaso esta mujer lo acosaría hasta altas horas de la madrugada? Solo tenía que aguantar unos meses más y luego sería un hombre completamente libre.

Naruto se vistió con lentitud no estaba dispuesto a correr tras las exigencias de aquella arpía; se acomodó el cabello y camino rumbo a la piscina interna de la casa.

Las luces estaban completamente apagadas y al parecer los demás empleados dormían plácidamente en sus camas. Salió de la zona de servicio para adentrarse a aquel descomunal recinto casi a oscuras donde solo podía contemplar el brillo de las luces de la enorme piscina reflejarse en las paredes y el techo del lugar. Se tildo por unos instantes contemplando el lugar y lo bonito que se veía aquel paraíso artificial.

-Era hora de que llegaras… -Suspiro la joven a quien Naruto pudo ver apoyada en el borde de la piscina.

Solo podía observar la parte superior del torso desnudo de la chica sus brazos y hombros apoyados en el borde mientras su cuerpo entero permanecía sumergido en el agua cristalina. El cabello azabache de la chica permanecía atado en una tirante cola mientras que las puntas del mismo caían sobre su hombro izquierdo.

Naruto imagino lo peor; seguramente querría abusar de él en ese mismo instante, sino porque lo buscaría a altas horas de la noche y lo recibiría, al parecer, completamente desnuda. El chico trago saliva mientras ella clavaba sus perlados ojos en sus pupilas danzarinas.

-¿Me tienes miedo Naruto Uzumaki? –Inquirió con gracia.

-¡Ja! No veo el porqué debería temerle. –Mirándola fijamente.

-Entonces recoge mi toalla sobre aquella reposera y tráela para que me cubra con ella. –Dijo con tono severo ante el desplante del pelirrubio.

Naruto giro su vista para ver la toalla en el lugar indicado por la joven. Se aproximo a ella y la tomo entre sus manos. Un delicioso aroma a flores emanaba de aquella prenda, era tan dulce que lo cautivo por unos instantes.

-Estoy esperando… -lo apresuró ella.

El chico camino con parsimonia hasta pararse frente a la joven, quien aún permanecía sumergida en la piscina.

-Eres un poco lento Naruto-Kun…

La chica río suavemente y se impulso con sus brazos para salir del interior del agua. Naruto inmediatamente aparto su mirada hacia un punto perdido de la habitación, no entendía porque pero sentía en esos momentos mucho pudor interno, tanto, que creyó que sus mejillas de seguro delatarían su precario estado.

-Gracias… -dijo ella apoderándose de la misma. –No estoy desnuda Naruto… -exclamó con gracia tras notar que el chico no la miraba.