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Quince.

Desde que todos se enteraron de que una nueva personita pronto se integrará a la familia, no dejaban hacer nada a Luna y ella estaba que explotaba del estrés que lleva acumulado. Cada vez que recibía un "no" rodaba los ojos y se iba como una niña chiquita a la que no quisieron comprarle un juguete.

Hace una semana, Ámbar con ayuda de Mónica citaron a una doctora para que checara a la mexicana, pues cierta persona terca no entendía lo que debía y no hacer.

—Debes estar en reposo, Luna. —le comentó la doctora, levantándose de la cama. Luna mordió su labio al escuchar aquello— Mira, para que veas y vos te pongas al corriente, te daré éste folleto para que lo leas y analices, ¿sí?

—De acuerdo... —murmuró, acomodándose mejor en la cama, con su espalda recargada a la cabecera elegante de madera.

Mónica estaba de brazos cruzados, sin perderse absolutamente nada. Se encontraba muy atenta. Miró por unos segundos a su hija antes de mirar a la doctora con amabilidad.

—Nada de estrés o preocupaciones fuertes. —añadió, dándole el folleto a la mexicana. Ésta le regaló una sonrisa pequeña como agradecimiento y miró fijamente la hoja de papel ya en sus manos, perfectamente doblado en tres— Me voy, eso es todo.

—Gracias. —le sonrió Mónica, estrechando su mano agradecida.

—No hay de qué, cuídate Luna. Y muchas felicidades, por cierto. —le regaló una sonrisa.

—Muchas gracias, doctora Sam. —agradeció, sin borrar la sonrisa pequeña de sus labios.

—Ahora sí, mi trabajo aquí está hecho. ¿Me acompaña a la puerta? —dijo, en dirección a Mónica. Ésta dijo un "Por supuesto" y ambas salieron, dejando sola a Luna.

[...]

Luna inhaló cerrando por unos segundos sus ojos y recargando su cabeza en la cabecera de la cama donde estaba recostada, los abrió con lentitud, mirando fijamente el techo del cuarto.

De la nada le comenzó a dar sueño después del leve mareo que acaba de tener y un bostezo salió de su boca comprobándolo.

Supo entonces que aquello era parte de su etapa de embarazo. Sonrió de lado y bajó la mirada hasta su vientre ya un poco abultado. Lo acarició brevemente con las yemas de sus dedos. Cerró sus ojos, tendiéndose en la gran cama y dejándose vencer por el sueño que tiene.

Aunque fueran las nueve y media de la mañana, Luna no podía evitar no tener sueña. Le llegaba de la nada estando sólo en cama, aunque también, se relajaba.

Fue apenas ayer cuando la doctora amablemente fue a verla y prácticamente a regañarla. ¿Por qué? Pues porque su prima adorada le había comentado a la doctora lo terca que Luna puede llegar a ser. Así que sí, la doctora le dijo muchas cosas que la ayudaron y otras que la hicieron pensar.

La primera fue estar en cama por un día entero. ¿Cómo lo haría si se trata de Luna de quién se habla? Todos saben cuan inquieta es. No puede estar ni siquiera tanto tiempo sentada porque se levanta y se pone a caminar, aunque sea por el jardín. Pero bueno, Luna se dijo a si misma que tenía que dejar de pensar solo en ella y ponerse a pensar en el bebito que poco a poco irá creciendo en su vientre.

Mientras tanto, Alfredo con una sonrisa enorme había salido a buscar unas cuantas sorpresas para su nieta y en unos cuantos meses más, bisnieto... o bisnieta. ¡Sea lo que fuera! Si niño o niña, él estaba de acuerdo con que lo amaría y mimaría mucho, así como lo hace con el pequeño Alex, si es que llega a estar para aquel entonces.

También aprovechó que estaba la juguetería a unos cuantos minutos para comprarle regalitos a su primer bisnieto. Aún recuerda cómo llegó de manera inesperada ese pequeño, le entristece saber que no estuvo al lado de su rubia nieta para cuidarla y ver su pancita abultarse, pues en ese tiempo ella junto a Simón se encontraban en México y a Alfredo le tienen prohibido viajar por su problema en el corazón. Pero cuando Ámbar y Simón llegaron de sorpresa a la mansión con Alex de tan solo un año, se puso tan contento y feliz de verlos que estuvo a punto de echarse a llorar, las lágrimas estaban al borde de sus ojos por la emoción. Ese día se sintió nuevamente acompañado.

Reencuentro; soy lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora