Que había hecho? Ah si, cerrarle la puerta en las narices a su jefe, no, perdón ex jefe.
Y ahi seguía, recostada en la puerta, con la respiración entrecortada y nerviosa hasta los dedos de los pies. Parecía una adolecente escondiendose del chico que se le declaró. Por el amor de Dios! tenía 26 años, era una adulta. Pero no podía evítarlo.
Estaba asustada. Por qué? No tenía ni idea. Digo era solo su jefe, no un monstruo que se la comería. Por que se ponía así? No era para tanto. No era como si su jefe le gustará. De hecho si le gustaba. Bueno a quien no le iba a gustar semejante monumento de hombre. Tendría que tener una enfermedad mental para que ese hombre no le atrajera.
Pero su actitud de Don Juan y "Tu haces lo que yo quiera si o si" le quitaban un poco de su atractivo, solamente un poco. Era un engreído, prepotente y sinvergüenza. Le caía mal, sí le caía mal pero estaba que se caía de bueno el condenado no lo podía negar. Aunque jamás lo admitiría delante de él. Jamás.
Un toque en la puerta la saco de sus pensamientos.
"Seguía aquí?"
-Si, sigo aquí- respondió su jefe del otro lado de la puerta
Había pensado en voz alta? Idiota.
-Quien es?- pregunto Monserrat sin pensar. Una pregunta estúpida, pero no había podido evitar preguntarla. Dentro de ella deseaba que no fuera su jefe el que estuviera detrás de la puerta. Pero para su mala suerte si era su jefe.
-Yo- respondió este
-Quien es yo?-
-Pues yo-
-Me podría decir quien es usted, yo?- pregunto Monse. Parecían niños pero tenía que admitirlo, era divertido.
-Su jefe-
-Disculpe pero yo no tengo jefe-
-Claro que lo tiene y soy yo-
-Quien es yo?-
-Señorita García parecemos unos críos, abrame- ordeno su jefe con un toque de diversión en su voz. También se estaba diviértiendo pero su imagen de hombre serio y "nada de distracciones" le impedían mostrarlo abiertamente.
-Usted empezó-
-No, no es cierto usted empezó-
-No, usted empezó-
-No, usted-
-Que usted-
-Usted-
-Usted-
-Señor Montesco parece un niño. Cuantos años tiene?- pregunto Monse aguantandose la risa. Esto era demasiado divertido.
Escucho un gruñido proveniente de afuera. Se había enojado.
-Me va a abrir si o no? Necesitamos hablar- replicó Vladimir todavía con ese toque de diversión en su voz.
Monse, que se había sentado recostada en la puerta, se quedo callada. Lo dejaba entrar? Que le podría hacer?
-Espere un momento por favor- le pidió mientras se levantaba y se dirigía a su habitación a ponerse algo mas que la cubriera mejor.
Eligió unos pantalones de franela y la primera blusa que se encontró en el armario. Se fijó en el espejo para ver si se veía bien. De repente, se quedo parada viendose. Por qué le importa si se veía bien? Se pregunto enojada. Y salió de su habitación hacia la salida. Checo la sala para ver si estaba ordenada y vio el bote de helado.
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Virgen hasta el matrimonio
RomanceMonserrat García una joven de 21 años con el sueño de terminar de estudiar en España lo que más le apasionaba, las finanzas, por fin cumple su sueño al ser aceptada en una de las mejores universidades de ese país. Pero su familia, extremadamente rel...