La mañana paso rápida y sin preocupaciones para Monserrat. Creía que su jefe iría enojado a reclamarle lo de su respuesta a sus pervertidas instrucciones, pero no. No salió en toda la mañana de su oficina y eso en cierta forma le alivio y la entristeció a la misma vez por que tenia ganas de verlo. Por qué? No tenía idea.
"Te encanta" fue la opinión de su conciencia.
Solo hablo con él dos veces pero para pasarle llamadas importantes. Se mostró frio y distante sin esa voz seductora de la mañana.
A la hora de la comida, agarró su bolso y se dirigió a la oficina de su jefe para avisarle que se iría a comer.
Tocó, esperando el habitual "adelante" pero no paso nada. Tocó otra vez pero nada de nuevo.
Y si le sucedió algo? Se pregunto de repente alarmada.
"Entra" le ordeno su conciencia
Entraba o no entraba?
Estaba indecisa, por una parte por que si entraba sin permiso, de seguro se molestaría y era mala educación. Pero también estaba el hecho de que le hubiera pasado algo y por eso no contestaba.
Al final después de luchar interiormente y los gritos de reclamo y de preocupación de su conciencia, se decidió por entrar.
Entró despacio y se detuvo en la puerta posando su mirada en el escritorio. No había nadie ahi.
-Señor Montesco?- hablo en un susurro todavía en la puerta. Nada. Lo llamo nuevamente esta vez más alto pero tampoco sucedió nada.
Se adentró completamente y busco por toda la oficina deteniéndose en la pequeña sala. Su jefe no estaba por ninguna parte.
Por dónde habrá salido? En que momento salió y no lo había visto? Se pregunto Monse confundida por la repentina desaparición de su jefe.
Empezó a caminar hacia la salida todavía preguntándose donde se había metido su jefe. Cuando de repente escucho un ruido muy fuerte y una maldición.
Provenía del baño privado de su jefe. Se apresuró hacia ahi y justo antes de llegar salió su jefe con una toalla llena de sangre cubriéndose la mano derecha.
Soltó un gritito y su jefe levantó la mirada de su mano hacia ella sorprendido por encontrarla ahi.
Monse se acercó a él rápidamente tomando su mano con delicadeza dejando a un Vladimir atónito.
-Que le paso?- pregunto asustada retirando la toalla de su mano para ver la herida. Tenía un corte largo pero no profundo en la palma de su mano.
-Me corte con mi navaja al abrirla, pero no es nada es una herida superficial- contesto Vladimir todavía mirándola confundido por su conducta hacia él. Miraba la herida con gesto de verdadera preocupación como si también le afectará a ella.
-Se la curare señor- lo tomó del codo y lo guió hacia uno de los sillones. Lo sentó sin percatarse de la mirada de sorpresa y confusión que su jefe, tenía toda su atención en la herida de su jefe- voy por el botiquín, tiene uno aquí?-
-Sí, esta en el baño-
-En un momento vuelvo, no se mueva de aqui y siga apretando la herida- le advirtió antes de salir disparada hacia el baño.
El baño era grande y blanco. Todo blanco y frio. No se detuvó a observarlo mas detenidamente, se apresuró al lavabo y vio la navaja ahi manchada de sangre y se espantó. Se miraba afilada.
Busco el botiquín tratando de ignorar la navaja ensangrentada que le provocaba náuseas. Cuando lo encontró se apresuró a regresar con su jefe. Lo encontró como lo había dejado todavía apretando la toalla contra su mano.
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Virgen hasta el matrimonio
RomanceMonserrat García una joven de 21 años con el sueño de terminar de estudiar en España lo que más le apasionaba, las finanzas, por fin cumple su sueño al ser aceptada en una de las mejores universidades de ese país. Pero su familia, extremadamente rel...