ɴsғᴡ ᴋʟᴀɴᴄᴇ 🔞

S H I D G E P A R T 2/2

Cuánto tiempo habría estado esperando? Una? Dos horas quizá? No lo sabía con certeza, pero cada segundo que transcurría era un martirio para la de cabello corto, cada dos por tres miraba su móvil en espera de algún mensaje de su pareja o una llamada, por el motivo de su retraso, pero sin embargo nada pasaba, se estaba comenzando a hacer la idea de que probablemente Shiro no haya recordado su aniversario o que probablemente no quiera pasarlo con ella.

Eran muchas incógnitas que rondaban por su cabeza, no queriendo pensar en ello, fue hacia la sala de estar sentándose en el mullido sillón mirando impaciente a la puerta, esperando por su amado, de tanto mirar la puerta de la entrada, Pidge se sumergió en sus pensamientos no dando interés alguno al mundo que la rodeaba, por lo cual no noto la aparición de su pareja.

-¿Pidge?- llamo Shiro mirando a su pequeña pareja abstraída en su mundo
-Pidge amor- volvió a llamar moviendo una mano frente a la castaña, haciéndola volver a la realidad.

-¿Shiro? ¿En qué momento has llegado?-

-No hace mucho, pero tú cómo siempre en tu mundo- dijo soltando una pequeña risa, acariciando el cabello de la menor.

-Perdona, yo, yo pensé que ya no llegarías-dijo con un pequeño sonrojo invadiendo sus mejillas, Shiro la miró extrañado

-Y ¿Porque no iba a llegar? Mejor dicho, ¿Porque me perdería mi aniversario?-

-N-No lo sé, simplemente pensé que no llegarías- respondió en un hilo de voz, Shiro la tomo del mentón para depositar un fervoroso beso en los labios rojos de la menor, la cual acepto gustosa.

-Nunca pienses que no llegaré a casa, para pasar tiempo con mi chica especial- Pidge no pudo retener una sonrisa, por las palabras de su pareja.

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Después de una cena agradable bajo las luces de las velas, una larga charla de pareja y unas cuantas copas de más, ambos se encontraban en el sofá abrazados bajo la luz de una pequeña chimenea, mientras Shiro acariciaba la corta cabellera de la menor.

-Shiro?- hablo rompiendo el silencio.

-Dime?- respondió con tranquilidad

-Te amo- dijo en un susurro, lo fuertemente solo para que él la escuchará -realmente te amo- se enderezó en su lugar para mirarlo a la cara -eres la persona que más amo en este mundo, y no me imagino una vida sin ti- al confesar lo que sentía su corazón se sonrojó con virulencia, Shiro la miró atónito, y en un movimiento rápido beso los labios carmesí de la menor.

-Tambien te amo Pidge, nunca me quiero alejar de tu lado- dijo para continuar besando los labios de la menor, con virulencia, saboreando con su lengua la cavidad bucal de la menor, mientras sus manos recorrían el cuerpo de la castaña, la menor retenía uno que otro jadeo en su garganta, evitando que brotarán de su boca

-A-ah~ Shi-Shiro- gimió al sentir las fuertes manos de su acompañante surcando su cuerpo sin pudor, mientras este daba pequeños besos desde sus labios hasta la clavícula de la menor, cada beso, cada caricia era algo mágico para la castaña, algo que no quería que terminara, en un movimiento rápido se colocó en las piernas del mayor, rozando su intimidad con el bulto que yacía en los pantalones del de mechón blanco haciendo que este soltará un gemido ronco.

-Pi-Pidge, como sigas así, no podré soportarlo más tiempo- dijo sujetando sus caderas, mientras presionaba más su erección sobre la intimidad de la castaña.
-Shi-Shiro, mhg- gemía mientras sujetaba sus hombros con fuerza, ella se sentía desfallecer ante cada roce de su amado, cada caricia era una vil droga imposible de negarse, una droga cada vez más adictiva, cada vez imposible de dejar.