Era una mañana nublada en la playa de Seúl, parecía que en cualquier momento el cielo comenzaría a llorar, eso sólo empeoraba su estado de ánimo y todo se complicaba más por cada minuto que permanecía en esa estúpida cabaña cinco estrellas.
Unos sutiles toques en la puerta le hicieron regresar de sus deprimentes pensamientos. Del otro lado de la fina madera de la puerta, escuchó como le invitaban a pasar al comedor a por su desayuno.
Bueno, él pretendía permanecer en su habitación temporal asta el resto del viaje, más sin embargo el criado de la casa no le dejó opción más que salir pues no le tenían permitido llevarle los alimentos a la habitación.
Buena jugada Príncipe Kim, ¿pretendía dejarlo morir de hambre? Pues bien.
Al poco tiempo y sin saber como rayos sucedió, ya se encontraba sentado en la mesa con todo un banquete para él sólo. Le sorprendió no ver al Príncipe por ningún lado y más, no ver más platillos que los propios, ósea que comería sólo. ¡Genial!.
- Buenos días Príncipe Kim Yoongi.
Al voltear se encontró con el mano derecha de Kim. Claro, no lo dejaría en paz, aunque no estaba Kim, estaba su perro fiel.
- ¿Dónde está el Príncipe?.
No supo el porqué de su pregunta, pero ya estaba echa ahora no quedaba más que buscar una salida lo bastante ortodoxa para que no pensara cosas que no son.
Aunque supuso que era demasiado tarde. El moreno sólo sonrió de lado y caminó por el lugar hasta situarse a un lado de la silla que permanecía vacía delante de Yoongi.
A los pocos minutos, el gran y apuesto Príncipe Kim entró a la sala, lo que provocó que los pocos empleados que permanecían en dicha habitación atendiendo las peticiones del Omega, césaran de sus labores para darle la bienvenida a su soberano con una respetuosa inclinación.
Ya situado en el asiento antes vacío, Yoongi se sintió incómodo al recordar la discusión que tuvieron la noche pasada.
- Buenos días, Yoongi.
Su voz cálida pero varonil le provocó una sensación difícil de explicar, a parte de que era extraño que le hablara con tal familiaridad después de lo ocurrido, ciertamente extraño.
- Buenos días, Príncipe.
- Éste día estaré algo ocupado.
- Oh...
- Pero, espero poder llegar a tiempo para la cena; mientras tanto, espero que te diviertas hoy, puedes pedirle a Mark Tuan que te lleve a donde desees.
No conocía al tal Mark, pero estaba seguro que si le decía que lo llevara a Daegu, se negaría. Siguieron degustando de la deliciosa frutilla en un completo e incómodo silencio, asta que Namjoon lo rompiera.
- Joven amo, se hace tarde.
- Debo irme, por favor, si sales, abrígate bien.
Y con esa recomendación estúpida para el Omega, su "esposo" y su perro fiel se marcharon.
- "Por fín".
Pensó él.
Durante todo el día, la lluvia no cesó, a lo lejos, mar abierto, se podía observar como las ráfagas de luz y electricidad buscaban impactar sobre la tierra, era espeluznante asta cierto punto.
Al caer la noche, empezó a sentirse mareado y sin fuerzas, los criados se notaban preocupados y llamaron al amo para su pronta llegada a la casa.
Él no era tonto sabía lo que sucedía, y no podía pasarle en otro maldito momento que no fuera ese.
- M... maldita sea.... ah....
Demonios, su celo había llegado.
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El Rey Omega.
FanfictionSe convertiría en Rey, pero no de la manera en que él hubiera deseado. Contraer matrimonio con el Príncipe Heredero de Seúl, ser un buen esposo y darle un heredero no era parte de sus planes a futuro. Su personalidad le traerá problemas en su matrim...