Después de que Steve Rogers o mejor conocido como el capitán América, fuera descongelado para después ser miembro principal de los vengadores. Tuvo la difícil tarea de adaptarse a la nueva epoca con todos los cambios que había sufrido el mundo.
Uno de los retos más grandes que él había pasado, era el haber aprendido a convivir con el único hijo de su gran amigo Howard Stark.
El maravilloso Tony Stark, un hombre bastante reconocido por el mundo por ser el mayor inventor de armas así como el traje de Iron man. Había sido asignado como su compañero.
La actitud arrogante y nada humilde de Tony lo sacaban de sus casillas, al principio siempre había una discusión entre ambos. Sobretodo por el choque de ideas.
Él creía que jamás lograría entender la forma de actuar de Tony, se estaba dando por vencido.
Pero todo cambió la primera navidad que pasaron juntos. Los dos solos.
Clint y Natasha fueron a pasar la navidad con la familia del primero. Mientras que Thor había regresado a Asgard para festejar sus propias fiestas. Por último Banner había decidió solo pasarla lejos del estrés del cuartel. Todo esto dejando solo a Tony y Steve pues ambos no tenían familia alguna.
Aquella noche era navidad, así que Steve tenía planeado una cena típica con un poco de chocolate caliente. Le emocionaba mucho el pasarlo con Tony. El cual por su parte tenía planeado ir a una importante fiesta con algunos empresarios y jefes políticos amigos suyos.
Tony se encontraba en su taller arreglando algunos detalles de su armadura mientras Steve se encontraba en la entrada en una discusión mental entre sí hablar con el e invitarlo a cenar o quedarse callado y cenar solo.
Finalmente decidió la primera opción, si quería lograr llevarse con Tony el inicio era perder la pena ante el.
-¿Qué haces?- Pregunto Steve entrando al taller quedando a un lado de Tony.
-Aumento el impulso con el que mis botas vuelan- Respondió sin mirarlo
-Pero si es navidad, ¿Te la piensas quedar trabajando este día?- Tony negó
-Pensaba en ir a una fiesta con algunos amigos- Steve lo miro con cierta desilusión.
-Ya veo...-
-¿Y tú?, ¿Qué acostumbradas hacer?- Pregunto Tony dejando a un lado lo que estaba haciendo
-La típica cena familiar, ya te imaginarás- Tony negó
-Nunca hicimos eso en mi familia, siempre se trató de cenas con conocidos de mis padres, eventos sociales y cosas por ese estilo- Steve escuchaba atento, era de esperarse pues Howard siempre fue así
-Aunque lo tuyo no suena tan mal, cuéntame qué otras cosas suelen hacer-
-Aveces te sientas en familia mientras tu padre o abuelo, quizá algún familiar. Cuanta alguna anécdota ocurrida; se toma chocolate caliente y todos conviven. -
Tony lo miraba atento, Steve empezó a sentir un poco de ternura hacia el pues parecía un pequeño niño al que le contaban algún cuento de fantasía.
-¿Y piensas hacer eso solo?.- Steve negó
-Pensaba invitarte, pero si ya tienes planes...- Tony lo interrumpió negando
-Me gustaría probar eso. ¿Te importa si te acompaño?- Steve sonrió
-claro que no. -
Y así ambos pasaron juntos esa noche, Steve le contaba algunas cosas que vivió durante la guerra, mientras que Tony contaba cosas de su niñez o algunas de sus locas aventuras de adolescentes. Las cuales para Steve eran sumamente alarmantes.
Steve se sentía muy bien con la situación, en solo una noche había logrado saber más de Tony que en los meses que tenían como compañeros. Cómo por ejemplo que a Tony le gustaban tanto las donas que había comprado una tienda para que le llevarán a domicilio preparadas como a él le gustan, o también que había creado el primer traje en una cueva mientras fue secuestrado.
Esas y otras anécdotas más fueron compartidas aquella noche donde algo más que una amistad comenzó a nacer.