Caída [Shingeki no kyojin][Levi Ackerman]

Capítulo 3

Había pasado una semana o casi la semana. No estaba segura realmente pero por lo que escuche de unos soldados que me custodiaban hoy se cumplía la semana exacta.

No había pasado mucho tiempo después desde que yo llegue a esta celda, habían traído al chico que para sorpresa mía no se había fusionado como Titán, pero este no había despertado desde que lo trajeron. Se encontraba en la celda derecha seguida a la mía por lo que no había sido difícil escuchar como en un principio tenía fiebre y no lo atendían pero yo no podía hacer nada, muy apenas podía cuidar a medias de Mateo y de mi misma.

Aunque fue un poco difícil cuidar de él, cada vez estaba más encantada con el pequeño bebé. Sentía que lo tenía que proteger de todo y todos, era un instinto que despertó de mi desde el momento en el que lo ví solo en el mundo. Era como si yo fuera su verdadera madre y no sólo un Ángel que lo encontró cuando más lo necesitó. Sin embargo creo que si podría pasar por mi hijo biológico ya que compartíamos algunos rasgos como era el color de la piel ya que ambos éramos muy pálidos, pero mi cabello a diferencia del suyo que era azabache mi tono era un castallo miel, tirando a rubio y nuestros ojos no eran del mismo tono ya que él los tenía de un verde muy vivo y hermoso y los míos eran celestes claro, quizá demasiado ya que siempre mis compañeros y amigos me habían repetido incontables veces que mis ojos podrían pasar por casi blanco de lo claros que son.

Sin embargo no importaba nuestro parentesco ya que para mi aunque suene tonto y apresurado ya consideraba a Mateo un hijo, yo se que en un futuro tendría que hacer el papel de madre para él y no habría ninguna queja de mi parte, estaría encantada de hacerlo ya que ese bebé tomó mi cariño muy rápido.

Ya no importaba si me comportaba como un simple humano ya que yo no volvería al cielo, eso ya lo tenía muy claro desde el primer momento en que me involucre con Mateo, pero ya no importa, ahora mi prioridad es el pequeño bebé que se encuentra recostado entre mis piernas riendo, hace que mi corazón se sienta cálido y me provoca una sonrisa.

No me interesaba si los guardias me veían jugar con mi bebé, lo único que importaba en ese momento era mantener siempre una sonrisa en los pequeños rosados labios de Mateo.

Pero cuando me quise dar cuenta ya no se encontraban los guardias enfrente de mi celda sino eran dos personas. Un rubio alto, realmente imponía con su tamaño y complexión física ya que tenía unos notables músculos en su cuerpo, era guapo, eso no se podía negar sin embargo lo que te llamaba la atención eran sus cejas ya que su tamaño era algo más grande de lo normal.

Al lado del alto rubio se encontraba el azabache del otro día que su expresión facial era sería y fría, aunque por lo que veo tiene la misma que cuando lo conocí pero eso no le quita lo guapo y atractivo que realmente es, sin embargo unas bolsas moradas debajo de sus ojos indicaban lo poco que había descansado durante estos días, su cuerpo como lo había mencionado antes era pequeño pero algo más grande que el mío por su complexión física ya que tenía muy marcados los músculos, a pesar de llevar uniforme eso se notaba pero no llegaban a ser excesivos sino que eran lo justo.

Era un poco gracioso la diferencia de alturas entre ellos dos, así que a pesar de que sabía no debía reirme lo hice, carajo. Eso no provocó más que el ceño fruncido del azabache se incrementará y el rubio solo relajó su expresión y sus ojos brillaron.

Me dio vergüenza, diablos, si que lo hizo. No lo pude evitar y termine extendiendo mis alas y me termine cubriendo a mi y al bebé que descansaba encima mío.

-Perdón... -murmure abriendo un poco mis alas, lo suficiente para que observaran solamente mi rostro.

Se quedaron en silencio por un momento, únicamente solo veían a mis alas que eran tan grandes como para cubrirme con ellas. El rubio realmente las observaba fascinado mientras que el azabache las miraba serio pero por un momento crei haber visto un brillo en sus ojos pero solamente desvío sus orbes de mis alas y se cruzó de brazos recargandose en la pared.