Capítulo 13
Nunca me habría imaginado que un minuto podía hacerse tan largo como el que transcurrió desde que Dilan nos vio a Lucas y a mí en su cama hasta que se apartó de la puerta y echó a correr escaleras abajo. Tardé un par de segundos en reaccionar y procesar lo que estaba pasando y acto seguido me vi corriendo escaleras abajo todo lo rápido que mi pie vendado me permitió.
-¡Dilan! –lo llamé, una vez que salí por la puerta de entrada.
Dilan era un chico muy atlético y a pesar de que yo también lo era, si él echaba a correr no lo alcanzaría en la vida; por eso aproveché los segundos de marguen que me dio al pararse junto al coche para abrir la puerta.
Lo agarré del brazo para que se volviera y poder verle la cara, pero se deshizo de mí con un movimiento seco. Yo no había hecho nada malo, pero estaba claro que él no pensaba lo mismo.
-¿Qué pasa? –pregunté con la voz entrecortada por la carrera.
-¡¿Que qué pasa?! –se rio sarcástico mientras introducía la llave en la ranura de la puerta. Le temblaban las manos y los músculos de sus brazos estaban en tensión. Estaba enfadado.- Me entero de que mi novia ha sufrido un accidente mientras entrenaba y me paso la tarde llamándola y enviándole mensajes de texto para que ella pase de mí y para colmo, cuando voy a su casa a buscarla me la encuentro en la cama con otro tío y ¿me preguntas que pasa?
-¿Qué? –parpadeé incrédula un par de veces, intentando volver a la realidad.
-¿Qué? –me imitó, dándose la vuelta hacia mí.- ¿Eso es lo único que tienes que decirme?
No era lo único que tenía que decirle; era lo único que podía decirle después de todo lo que había dicho. ¿¡Se pensaba que le había puesto los cuernos con Lucas!? Si no fuera por lo tenso y cabreado que estaba me habría echado a reír por el mero hecho de imaginarme a mí liándome con Lucas.
-Dilan, no es lo que parece o lo que crees que parece –dije con el tono de voz más tranquilo que tenía. Él me miró con las cejas levantadas, como si lo que yo estuviera diciendo no tuviera sentido, pero al ver que no decía nada, seguí:- No escuché el teléfono, por eso no te contesté las llamadas –mentí, pero no era plan de decirle que en realidad lo único que quería era haberme metido en la cama hasta el día siguiente- y te respondí el mensaje de texto…
Callé al ser consciente de que no lo había hecho. Lo había escrito, sí, pero no le había dado a la tecla de enviar porque justo un segundo antes saltó la alarma de incendios.
-Mierda –mascullé entre dientes, mientas pasaba las manos entre mi pelo, claramente agobiada.
-¡Te he enviado como quieras una docena de mensajes! –respondió él a la defensiva.
-No-no tenía el móvil encima porque… -había empezado a tartamudear debido al estrés de la situación. Suspiré nerviosa y me puse a dar vueltas de un lado para otro.- Te escribí el mensaje, lo prometo pero justo cuando iba a darle a enviar saltó la alarma de incendios y….
-¿En serio Claudina? ¡Venga ya! –me interrumpió, aún más enfadado si cabía. No me creía.- ¿Quién era ese tío y por qué estabas con él en una habitación a solas?
La cosa iba de mal en peor y yo llevaba todas las de perder. Me maldije a mí misma por no haberle contado antes a Dilan, mi novio, que Lucy y Lucas llevaban ya un tiempo viviendo en casa, ni tan siquiera sabía que Nina tenía dos hijos. Debía haberlo hecho antes, lo sabía, pero no había tenido ocasión de hacerlo.
-Es el hijo de Nina –contesté con resignación, volviendo a meter los dedos entre mi pelo.- Él y su hermana pequeña llevan viviendo en casa dos semanas.