Enseñándole lo que es el Amor (Amor en Boston #1)

Capítulo 14: Matt

Después del almuerzo, la reunión solo había ido en caída. Me sentía somnoliento debido a la comida. 

Las conversaciones y arreglos habían estado bien. Tendría que estar en la graduación que se veía al término del año escolar, justo para cuando Ashton se graduaba de Brown. Y no podía estar más feliz por ello. 

A las dos y media en punto, todos estábamos saliendo de la enorme sala de reuniones que estaba en el edificio principal de Brown, que medio me perturbaba, porque el edificio era idéntico a los asilos que se usaban en las películas de terror. Debía dejar de ver esas películas, por salud mental, pensé. 

Recibí una llamada cuando me disponía a salir del edificio. Era del colegio de los gemelos, y casi me dieron ganas de maldecir allí, frente a todos. Pero resultó ser que eran buenas noticias. Los chicos estaban adaptándose bien. Estaban adquiriendo relaciones fraternales con sus compañeros de curso, estaban siendo aceptados por el resto, y no ha habido ningún problema por parte de mis hermanos en las clases, los maestros estaban recibiendo buenas opiniones. Y, regocijo se deslizó por mi columna cuando el director dijo que estaban por sobre el nivel en inglés y lengua. Joder, eso era nada más que obra de Grace.

Salí del edificio principal y miré en todas direcciones antes de mandarle un mensaje a Grace, caminando lentamente hacia ningún lugar en específico, esperando a que Grace respondiera. Solo tardó medio minuto en llegar su respuesta, a pesar de que sabía que ella estaba en clases. 

 
Yo: ¿en qué edificio estás? 

Grace: en Maxcy. Si estabas en el edificio principal, solo debes ir por detrás de él, pasando a través de Friedman y Sayles. 

Yo: ¿eres algún tipo de GPS o mapa? 

El emoji que Grace envió me hizo soltar una carcajada. Era una carita con los ojos casi en blanco.

 
Grace: muy gracioso. Puedes esperar en el primer piso de Maxcy, allí hay unas mesas y sofás. Digo, por si no quieres morir de frío por ahí. 

Lo anterior fue dicho en cuatro mensajes distintos, y terminó con un emoji que guiñaba el ojo y sacaba la lengua. Muy madura. 

Yo: muy bien, gracias por el dato.

Llegué al edificio de ladrillo de cinco pisos, ignorando el hecho de que mis zapatos llevaban un poco de nieve, empujé las puertas dobles de un horrible color verde oscuro e inmediatamente sentí el calor que aportaba la calefacción del edificio. Allí había algunos chicos sentados alrededor de varias mesas, los tres sofás que había se veían realmente cómodos, de un gris oscuro, todos pegados contra las paredes. Por dentro, el edificio era bastante antiguo, pero se veía impecable, con muebles relativamente nuevos, las paredes llenas con cuadros de paisajes y frases inspiradoras, y algunas estanterías llenas con libros que se veían antiguos. 

Un par de chicas se quedaron mirándome con el ceño fruncido cuando me dejé caer en el sofá, haciendo el típico ruido de cuando el sofá era más cómodo de lo que se veía y que si te acomodabas lo suficiente en él, podrías quedarte dormido a una velocidad alarmante. 

Ignoré el hecho de que otras personas comenzaban a mirarme sentado allí, preguntándose qué diablos hacía un tipo como yo allí, vistiendo un traje impecable y un abrigo largo. Era más que obvio que yo no era un universitario. 

Todo el primer piso era una especie de área de estudio, no había nadie allí para controlar a los universitarios, simplemente estaban allí y hacían lo que se les antojara. Y enseguida me gustó el ambiente, como si invitara al estudiantado a quedarse allí todo el tiempo. Nada más les faltaba un refrigerador con aperitivos y ellos estarían allí por el resto de sus vidas. Yo lo hubiese estado.