Capitulo 6

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El precioso chico de rizos achocolatados entró en su habitación, tomándolo por sorpresa. El de rizos más leves nunca espero que aquel muchacho entrara de esa forma, casi agresiva, a su habitación y mucho menos, solo en ropa interior, aunque claro que agradeció aquello. Esos boxers negros le quedaban a la perfección, remarcando los músculos de su cintura y de sus piernas.

Lo último que Joaquín recordaba era haberse acostado, desnudo en su cama como siempre para ir a dormir. Pero él, de repente, aparece sentado en ella, en bóxer. El no acostumbraba a tenerlos en abulto, ya que le parecían muy incomodos y molestos.

Emilio se le acercó hasta que estuvieron a centímetros, le agarro por la cintura y unió sus labios con los ajenos de forma posesiva y ruda. De a poco lo fue llevando hacia la cama, a la vez que las manos del de ojos oscuros se dirigían al trasero del otro, pasando antes por el costado de su cuerpo, acariciando éste suavemente al principio, pero cuando se acercaron a sus caderas apretando fuerte.

El más bajo busco profundizar aquel beso y lo logró, introduciendo su lengua en la boca del castaño y empujándola contra de este. Pero el beso finalizo cuando las piernas del de rizos chocaron contra el final de la cama y Emilio lo empujó sobre está, sonriendo seductoramente, el rizado mordió su labio inferior al ver como lo hacía ver más precioso de lo que era aquella expresión.

El castaño siguió de pie frente a él, en vez de recostarse encima de Joaquín como él había pensado que haría, con una seña le indico que se diera vuelta y el rizado no tardó mucho en hacerle caso, girando rápida y torpemente en la cama, casi enredando sus pies al hacerlo. Emilio sonrió al verlo desesperado que estaba Joaquín.

El de rizos más leves soltó un gemido ahogado y se agarró fuerte de las sabanas cuando sintió una de las manos del otro chocar contra una de sus nalgas, lo mismo hizo con la otra, dejándolas a las dos rojizas y vibrantes, su piel pidiendo por otro golpe, sorprendiéndose a sí mismo de sus deseos.

El rizado se inclinó hacia delante, apoyando su rostro contra la almohada y mordiéndola con fuerza. Se encontraba en cuatro sobre la cama, sus piernas abiertas para Emilio y su trasero rojo, su piel irritada por los golpes de la palma del otro, Joaquín meneó nuevamente su trasero, intentando volver a provocar al castaño, su acción resultó a la perfección, ya que a los segundos una de las mejillas de su culo volvió a tornarse roja a causa de otro y otro golpe. Joaquín al escuchar las respiraciones dificultosas y los leves gemidos del otro chico atinó a mover su pelvis contra el colchón, pero el castaño no se lo permitió, le agarró las nalgas apretándolas con ambas manos y a la vez separándolas. Joaquín sintió que no podía respirar cuando sintió la punta del miembro de Emilio comenzar a adentrarse en él, sin ningún tipo de preparación previa o lubricación, no le dolió y no entiendo por qué. El de rizos tuvo que levantar la cabeza para no ahogarse, le estaba costando bastante respira con el rostro contra la almohada y eso había empeorado cuando el castaño introdujo por completo su pene en su entrada.

Emilio se quedó quieto por unos minutos hasta que sintió que el otro se acostumbraba a él por fin, cuando pasó, comenzó a moverse, embistiéndolo con fuerza y dureza, las manos del de ojos más oscuros estaban a los costados de la cintura del contrario, para poder sostenerse mejor, apretando con fuerza y seguramente, dejando marcas sobre la lechosa y pálida piel de Joaquín.

Joaquín soltó un fuerte gemido cuando el miembro del castaño tocó su próstata, esté sonrió victorioso y continuó embistiéndolo en ese Angulo con más profundidad y rapidez. Mientras pasaban los minutos Emilio iba acelerando y profundizando sus embestidas, moviendo también sus caderas con dureza.

El de rizos sintió un escalofrio recorrer su cuerpo y una cosquilla en su estómago bajo, estas sensaciones eran las que le avisaban que el orgasmo se acercaba. El pene de Emilio volvió a tocar su próstata, por lo que hizo nuevamente su cabeza hacia adelante y mordió la almohada con fuerza a la vez que comenzaba a correrse, manchando las blancas sabanas que estaban debajo de él, sin importarle realmente.

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Joaquín se despertó aturdido y bastante excitado, maldijo al aparato que se encontraba en su mesa de luz y luego de apagarlo de un golpe, comenzó a levantarse. No era tan extraño que él tuviera ese tipo de sueños, es más, era casi normal desde que había tenido relaciones con Feliz, él necesitaba es, necesitaba sexo, pero lo extraño era que ese sueño haya sido con alguien que apenas conocía... con alguien que sería su psicólogo en un futuro cercano.

A Short Penis ▪emiliaco▪ ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora