Capitulo 9

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>> - ¿Papi?

Joaquín observó, sorprendido, al castaño entrar en la habitación y cerrar la puerta, golpeándola con fuerza contra el marco. El de menos rizos decidió retroceder en la cama, su papi, lucia realmente furioso, la espalda del de rizos chocó contra el respaldo de ésta, él se encontraba sentado, llevando solo unas pequeñas bragas rojas de encaje, que se apretaban a su pelvis.

- Ya te había dicho que no me gusta compartir lo que es mío. – El tono de voz de Emilio era más bajo y su voz era fuerte, en ella se podía distinguir su enojo, pero Joaquín no entendía por qué se había enojado.

Joaquín ladeó un poco la cabeza luego de asentir como respuesta a lo que había dicho su papi, a la vez que intentaba recordar en que momento había hecho algo que no debía, mientras que el castaño se acercaba a la cama y se sentaba en la esquina de ésta. El de rizos llevó su mirada hacia el otro, ya que sus movimientos le habían llamado la atención, y pudo observar como este se estaba desvistiendo, quitó su camisa por encima de su cabeza y luego su pantalón, levantando las piernas de la cama mientras lo hacía. Joaquín lo miraba atento.

- Recuéstate sobre la cama boca arriba y abre las piernas. – ordenó el de ojos oscuros y el menor inmediatamente hizo lo que se le pidió luego de responderle con un "si, papi".

El castaño terminó de quitarse el pantalón y se aproximó al de rizos posicionándose entre sus piernas, éste estaba acostado sobre la cama con las piernas abiertas, como Emilio se lo había ordenado, y una erección que deformaba la tanga que llevaba puesto, su pene tiraba de la tela hacia arriba. Emilio al ver eso mordió su labio inferior y comenzó a acariciar los muslos del menor, con una de sus manos acarició superficialmente el glande del pene de Joaquín, quien soltó un leve gemido a causa de esto.

- Ponte en cuatro, bebé. – Emilio volvió a hablar con su tono imperativo.

- Sí, papi.

El de ojos miel se dio vuelta sobre sí mismo, acomodándose como se lo había ordenado el castaño de forma rápida y torpe. Cuando Joaquín ya estuvo sobre sus codos y rodillas Emilio se acercó a él por detrás y le pegó fuerte en una de las mejillas del culo.

- ¡Papi! – murmuró el de rizos en un gemido no muy comprensible ya que terminó.

El de ojos oscuros sonrió al escucharlo y sintió como la sangre de su cuerpo se dirigía hacia su pene, logrando que se endurezca más. Volvió a pegarle en la misma mejilla y vio como ésta se comenzaba a enrojecer, él amaba la piel pálida del rizado, ya que ésta se marcaba fácilmente por cualquier cosa que él hiciera con sus manos en él.

En la habitación lo único que se escuchaba eran los gemidos, jadeos y respiraciones agitadas de Joaco y el sonido que provocaba la palma de Emilio sobre las mejillas del culo del otro chico, las dos mejillas del de rizos estaban rojas, casi bordo, por lo que el castaño decidió que era momento de dejar las nalgadas de lado por un momento, así y haciendo que ésta roce ligeramente contra el trasero del rizado. Éste al sentir aquel giró su cabeza y modio su labio inferior al ver el hermoso miembro que tenía el castaño, él notó eso y soltó una fuerte carcajada.

- Cabeza al frente, Joaquín.

El de rizos obedeció perezosamente y con un leve puchero en sus labios, él quería ver la polla de su Daddy. – Sí, papi.

El de ojos oscuros sonrió al oír aquello, la palabra papi lo ponía de sobremanera.

Con ambas manos tomo las mejillas del trasero del rizado, separándolas, y sin previo aviso lo penetró profundamente. El de rizos ante aquello soltó un fuerte gemido y se fue hacia delante, apoyando todo su rostro sobre la almohada. Emilio gimió ligeramente, comenzando a embestirlo fuerte y profundamente. Entre medio de las embestidas el castaño le pegaba en las mejillas del culo de forma dura con la palma de su mano.

...

- ¡Podrías dejar de llamarme papi y de gemir como idiota! – Niko gritó alterado, y Joaquín se sobresaltó tanto que casi cayó de su silla.

Las mejillas del de rizos se tornaron rojas, igual a las de su culo en su imaginación, al reaccionar de lo que había hecho, ellos estaban en la cafetería que se juntaban semanalmente esperando a su amiga Elaine, y él había estado gimiendo en voz alta y llamando a su mejor amigo papi, pensando en su psicólogo, todos los empleados del lugar lo conocían, y eso quería decir que acababa de pasar la vergüenza de su vida.

Él necesitaba urgentemente dejar de fantasear con su psicólogo y también buscar un nuevo lugar para reunirse con sus amigos.

A Short Penis ▪emiliaco▪ ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora