Capitulo 15

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Emilio estaba decidido, esa tarde cuando Joaquín entrara en su consultorio para su sección del día le hablaría sobre lo que siente, del deseo sexual que siente, clara, porque él no siente más que eso. Deseo sexual. O tal vez no le hablaría e iría directamente a la acción, aunque no sabría de qué forma hacerlo para que el de rizos acepté, él no iría a un psicólogo para ver sobre el tema del rechazo sexual a su novio sin amar a éste.

Al castaño le había jodido bastante ver a su Joaquín con ese idiota de pene chico, aunque la primera reacción que tuvo no fue molestia, sino que risa. El de rizos seguramente estaría molesto por reírsele en la cara como lo hizo, pero fue lo único que pudo haber hecho, él en el momento en que lo vio recordó todas esas veces que hablando con el rizado éste le había comentado sobre el pequeño miembro que tenía el morocho.

Joaquín sonrió ampliamente al entrar en el consultorio de su psicólogo, éste se encontraba apoyado contra el escritorio, se veía precioso así. Estaba vestido con un pantalón un tanto ajustado y una camisa blanca lisa. Aunque no lucia como siempre lo hacía, ésta vez llevaba el cabello un poco desaliñado, al igual que la ropa.

Pero luego de dar unos pasos dentro de la habitación el menor sacó la sonrisa de su rostro para cambiarla por un ceño fruncido, él recordó lo que el castaño le había hecho, seguramente no fue a propósito, pero si le daba risa ver a su novio de pene chico debería haberlo ocultado de alguna forma. Quizás podría haberse ido y reírsele en la cara a Félix.

El más bajo pensó en sentarse, pero al final no lo hizo, si lo hacia el bulto del mayor estaría frente a él, ya que Emilio se encontraba apoyado en el escritorio, pero del lado donde va el paciente. Él quería eso, pero no podía quererlo o eso pensaba. Así que se quedó allí, parado frente a él.

El de ojos oscuro le sonrió, de lado, y esa fue la sonrisa más excitante que había visto, al verla sintió de inmediato como la sangre de su cuero corría hacia su pene. El menor intentó decir algo, pero se congeló en el momento en que su psicólogo lo acercó a sí, posicionando sus manos en su trasero y apretando sus nalgas. Todas sus palabras se quedaron dentro de su baca en ese instante, pero igual él no cerro la boca y eso ayudó mucho al castaño contrario, quien aprovechó esto para unir sus labios con los ajenos en un beso hambriento y desesperado, metiendo su lengua dentro de la boca del rizado, éste gimió suave al sentir el contacto de los labios del mayor, aunque como aún seguía sorprendido, no le correspondió el beso hasta poco después.

Cuando Emilio sintió los labios de Joaquín moverse contra los suyos apretó más su trasero, pegándolo más a él, quería mostrarle cuan excitado estaba apoyándole su miembro contra el muslo. En cuanto lo hizo el rizado volvió a gemir, pero esta vez más fuerte y sintiendo también su miembro duro, las ondas de calor recorrían su cuerpo y se concentraban en la zona del estómago, él había tenido un montón de sexo con desconocidos o conocidos, pero nunca había lo había sentido como un beso con Emilio. Los labios del mayor sobre los suyos se sentían increíbles y ni hablar de cómo era la sensación de su lengua contra la suya. Las manos de éste sobre su trasero lo hacían sentir raramente protegido.

Joaquín se fue relajando durante el beso, subió sus manos por el abdomen del castaño hasta sus hombros, donde lo abrazó negándolo lo más posible a sí. Emilio tenía el cuerpo duro, se notaba que se ejercitaba, y aunque el castaño tuviera el cuerpo delgado sabía cómo hacer para que el rizado se sintiera diminuto.

El de ojos oscuros metió las manos dentro del pantalón del rizado y acarició la piel desnuda de su trasero, pero se arrepintió a los segundos ya que Joaquín se tensó bastante y comenzó a pelear con él para separarle. Eso se debía a que el rizadito cayó en la realidad en el momento que sintió las manos de Emilio sobre su culo. Él no debía volver a esto. Sintió que lo que estaba haciendo con Emilio era volver a su pasado, un pasado en donde había follado con todo el mundo, sin importarle nada y sin tener ningún sentimiento de por medio. Lo que él debía hacer era luchar en su relación con Félix, le gustaba en serio y, por lo tanto, debía tener algo serio con él.

Porque Emilio no le gusta o... Tal vez sí, pero solo un poco. Bueno, tal vez le gustaba mucho, pero él quería seguir teniendo una relación con la primera persona con la que sintió más que atracción: Félix.

- Creo que debería buscarme otro psicólogo... - Joaquín susurró, con la cabeza gacha y terminó de alejarse de los brazos del castaño.

A Short Penis ▪emiliaco▪ ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora