13. Feliz aniversario.

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A Alice le dio un ataque de risa descontrolada cuando les confesé que me había convertido en una dama de honor y que no entendía por qué me habían seleccionado cuando yo apenas mantenía relación con la novia. Estábamos en una cafetería que se había convertido en nuestro habitual punto de encuentro y Caleb y Lena miraban desconcertados a una Alice que no paraba de reír.

Cuando le pregunté a qué se debía su ataque de risa, Alice me miró y, mientras se secaba una lágrima, dijo:

-Son una tortura, Mina. Vas a tener un montón de trabajo, por no hablar de su despedida…

La idea de tener que confraternizar más con las respectivas compañeras del resto de la manada de Chase se me antojó como un infierno; desde que sucedió el episodio del almacén, el equipo de las animadoras se había vuelto más abierto y social. Se mezclaban con el resto del alumnado del instituto y, por un instante, todo parecía normal. Pensar en la boda de nuevo me recordó a Betty.

Llevaba tiempo sin pensar en ella, en lo que había hecho. En su falta.

Ella tendría que estar con nosotros, disfrutando de la celebración. Con Betty allí… la boda sería mucho más divertida. Más cómoda.

Yo no era una de ellas. Y eso lo tenía bastante claro.

Me despedí de mis amigos y me encaminé hacia mi edificio. No estaba muy segura, pero esperaba no encontrarme a Rebecca pululando por mi casa; Chase parecía más agotado que nunca y, muchos días, ni siquiera se levantaba para ir a clase. Pero para desaparecer por las noches, al parecer, sí.

A pesar de haberle prometido a Chase que no insistiría en el tema, la situación me estaba desbordando. Le había pedido a Chase si, al menos, me permitiría curarle las heridas, ya que no parecían sanarse por sí solas. Él, por suerte, había aceptado.

En los últimos días, había tenido que hacer un par de visitas a la farmacia más cercana para reponer el botiquín.

Estaba comprobando el buzón cuando alguien me dio un par de toquecitos en el hombro. Ladeé un poco la cabeza con el ceño fruncido para encontrarme con el rostro serio de Kyle.

«Oh, vaya. Estupendo», pensé.

En aquellos momentos, no sabía qué prefería más: estar frente a Kyle o ver de nuevo en mi casa a Rebecca Danvers.

Habían pasado varias semanas desde que abandoné el piso que compartíamos y ninguno de ellos había intentado algún tipo de acercamiento. ¿Por qué ahora, de repente, estaba interesado en hablar conmigo?

-¿Podríamos hablar? –me preguntó, con cierta timidez.

Fingí que miraba mi reloj de muñeca y alcé de nuevo la mirada.

-No tengo mucho tiempo –respondí.

Lo que quería decir en realidad era: «Que sea rápido».

Kyle se apoyó en la pared que había al lado de los buzones y se cruzó de brazos.

-Te echamos de menos –suspiró él.

Enarqué una ceja con escepticismo y Kyle se inclinó hacia mí.

-Por favor, Mina –de los suspiros pasó a las súplicas, creyendo que así podría hacer algo-. Lo que sucedió entre Grace y tú… tiene arreglo. Lo está pasando mal con todo esto y te necesita. Todos te necesitamos.

Me mordí el interior de las mejillas para evitar sonreír con ironía.

-¿Te ha enviado Grace como mensajero? –inquirí-. ¿Acaso ella no tiene el suficiente valor para decírmelo a la cara o qué?

Huntress. (Saga Wolf #3.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora