🌘12🌒

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¡Era un oso enorme! De pie, sobre las patas traseras, parecía medir más de dos metros, aunque mi perfección de su altura podía estar un poco distorsionada por el pánico.
No sabía si los osos reaccionaban al olor de la sangre o al intuir el miedo, pero yo seguía sangrando. Y no cabía duda de que estaba aterrado.
Había leído que, de encontrarse uno de frente con un oso, lo mejor era tirarse al suelo boca abajo y estirarse. Aunque también había leído que había que ponerse en posición fetal. Decisiones, decisiones... Aun estaba recobrándome de la terrible experiencia del río, apenas era capaz de pensar, así que ni de chiste podía decidir una estrategia a seguir. Pero si sabía lo suficiente como para no dejarme llevar por el pánico o echarme a correr. Sin embargo, me sentía incapaz de mostrarme tranquilo. Si ocurría algo, quería estar en una posición desde la que al menos pudiera luchar por mi vida.

El oso sacudió la cabeza, abrió la boca y rugió. Tenía unos dientes enormes y unas pezuñas monstruosas. De pronto se dejó caer en cuatro latas y atacó.
Instintivamente, yo me giré para correr y ví algo borroso moverse. Un gruñido grave y amenazador, distinto del gruñido del oso, repercutió por toda la zona. Me giré a tiempo para ver que algo saltaba sobre el oso atacándolo.
Un lobo.

Corrí hacia atrás y tropecé con algo, aterrizando sobre mi trasero. Pensé que lo mejor era aprovechar la distracción del ataque del lobo para correr, pero por alguna extraña razón no podía apartar la vista de los animales que se gruñían y provocaban el uno al otro. El oso le dio un zarpazo al lobo. Oí gritar al lobo y ví los hilillos de sangre que corrían por sus cuartos traseros, justo donde le había arañado el oso.
El lobo se agachó pero no huyó, sino que se colocó entre el oso y yo. No quería pensar que el lobo podía morir. Me aterró ver su pelaje, castaño obscuro, manchado de sangre. El lobo en ese momento enseñaba los dientes.
El oso volvió a ponerse en pie sobre sus patas traseras y gruñó. El lobo le respondió con un sonido grave y vibrante desde lo más profundo de la garganta

Sabía que debía de aprovechar y correr, pero ya no tenía ni fuerzas. Por fin tenía los pies en tierra firme, pero no sabía siquiera su sería capaz de caminar. Quería gritar. Quería que alguno de los serpas me encontrara. Estaba siendo muy débil, lo sabía. Pero ya no podía.

El oso le asestó otro golpe al lobo y lo lanzó volando por el aire como si no pesada nada. Tras caer de golpe, el lobo volvió a ponerse de pie, se agazapó y comenzó a dar vueltas alrededor del oso. De pronto saltó hacia delante, se agachó y mordió al oso en la pata. El gigante peludo gritó y quiso volver a atacar, pero el lobo se le adelantó mordiéndole a la altura del cuello. Fue el final el oso se rindió y echó a correr. Esperaba que el lobo lo siguiera pero no fue así, aun agazapado se giró hacia mi. No me había defendido, solo estaba protegiendo su víctima, iba a morir enserio. Recordé lo que había dicho Jaebum: que ningún lobo sano había atacado jamás a un humano. Traté de no encogerme de miedo. No quería que notara que desconfiaba de él. Pero el agotamiento, el miedo y todo lo que había pasado desde que la cuerda se había roto hicieron mella en mí y comencé a temblar terriblemente.

Quería recuperar el control sobre mí mismo, así que traté de concentrarme en el lobo, de no pensar en lo mucho que me dolía todo. El lobo parecía un perro enorme. Podría parecerme una criatura muy majestuosa y bella de no haber una posibilidad muy alta de me asesinara. Sus ojos eran de un tono oscuro pero brillaban enormemente. Me daban la extraña sensación de que me observaban ¿qué quería? ¿por qué no atacaba?
A medida que avanzaba el tiempo comencé a tener un sentimiento de comodidad, el lobo no me atacaría, totalmente increíble, pero ya estaba seguro. Sus ojos no desprendían odio o hambre, tal vez solo buscaba paz. Y el oso lo había interrumpido. Comenzó a acercarse, y lejos de tener miedo, sentí anhelación quería tocarlo.
Los lobos de mis pesadillas eran siempre fieros, pero aquel lobo (queriendo o no) me había salvado la vida. ¿Es que acaso lo que les había sucedido a mis padres había afectado más que mis sueños? Tenía miedo de algo, no era del bosque ni de aquel lobo en particular. Era de algo que yacía en mi interior, algo que no comprendía.

Oí una cacofonía de voces. Eran los otros. Pensé que si vendría el profesor Deb sería terrible dada su obsesión con los lobos.

─¡Vete! ─le susurré al lobo haciendo gestos con las manos cansadas sin pensar que tal vez no entendería y pensaría que lo estaba atacando.

El lobo ladeó la cabeza, como si esbozará una expresión crítica. Pero echó a correr desapareciendo entre el follaje.

─¡Youngjae! ─gritó Bambam.

─¡Aquí! ─grité yo, lastimándome la garganta.

Me quedé donde estaba, luchando por reunir energía suficiente y no desmayarme.

─¡Está ahí! ─gritó Bam de nuevo, al mismo tiempo que Jinyoung, Jackson, Mark y Sanjoy corrían hacia mi.

Solo ellos, Jaebum no estaba.

Bambam fue el primero en llegar a mí, se dejó caer de rodillas y comenzó frotarme un brazo con cuidado de no hacerme daño en las heridas. Eso me relajó.

─Tenía miedo de que te hubieras ahogado ─dijo Jinyoung al tiempo que comenzaba a frotarme el otro brazo.

Aquel calor adicional me hizo sentirme en la gloria.

Solté una débil carcajada antes de contestar:

─Tenía ganas de un chapuzón.

Jackson rió un poco y se quitó su camiseta extendíendomela.

─Quítate esa mojada.

─Jaebum tiene un tatuaje como ese ─dijo Sanjoy.

Me daba un poco de vergüenza quitarme la camiseta teniendo tremendo compañero a un costado pero me dije que eso no importaba más que mi salud, tan rápido como pude me quité la mojada y me coloqué la seca.

─Tu abdomen mejoró mucho, hermano. ─comentó Bambam con una sonrisa de orgullo.

Bajé la vista, es cierto que había entrenado pero yo apenas veía avance alguno.

Bambam despegó su vista de mí y la fijó en el hombro de Jackson, en su tatuaje, era cierto que el tatuaje se parecía al de Jaebum, como mi colgante. Me llevé la mano al cuello y lo toqué. Me alivió saber que no lo había perdido en el río.

─Es un símbolo de iniciación a una fraternidad ─contestó Jackson restándole importancia─. Toda una locura.

Mi primer pensamiento fue la locura. ¿Jaebum en una fraternidad?. Después pensé que él se había quedado atrás con el resto de la expedición y con el equipo. Era obvio que no dejaría a tanta gente solo por un serpa. Era incapaz de asimilar la desilusión que eso me produjo.

Bambam me dio un toque en el hombro, obligándome a abandonar mis pensamientos, volviendo a la realidad.

─¿Encendemos una hoguera aquí, o te llevamos de vuelta al campamento?

─De vuelta al campamento ─contesté mientras daba un paso tambaleante.

─Deja te ayudo ─dijo Jackson y me abrazó la cintura. Aún sin camisa, era demasiado cálido

Bambam le echó una mirada que no supe entender muy bien, pero me hizo decir:

─Gracias, hyung. Estoy bien. Yo puedo.

─¿Seguro?

Asentí y comencé a caminar, ya bien.

─¿Y Jaebum? ─preguntó Sanjoy─. Por la forma en que corrió tras Youngjae, ¿no debería haber llegado aquí ya?


29.04.19

#1GO MOONLIGHT || 2JAE ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora