Epílogo: Marta

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1 de octubre de 2026  1:25


Toda la ciudad está en llamas, tengo miedo de que puedan alcanzar la cabaña, aunque está bastante lejos. Mi reloj marca las 1:25 de la madrugada, hace una hora que me despedí de Ada y todavía no ha venido. Desde la ventana no alcanzo a ver ningún sitio por donde pueda escapar, el fuego rodea toda la muralla. Por suerte, está el pasadizo.

En ese momento, cuando estoy mirando al camino que lleva al pasadizo, veo la luz de una linterna. Doy un salto de alegría y voy corriendo hasta la puerta, pero la alegría disminuye al reconocer a Yehiza, mi niñera. Miro tras ella, pero nadie la sigue, viene sola, ni siquiera Victoria está con ella. Ada no va a venir, no va a cumplir su promesa, ahora lo sé. Los ojos empiezan a picarme y tengo que pasarme la mano por ellos, secando mis lágrimas. Yehiza llega hasta mi lado y me abraza sin ocultar el llanto.

 -¿Estás bien?

 -¿Y Ada? -inquiero tragándome las ganas de llorar.

Yehiza hace un gesto de pena y me acaricia las mejillas.

 -Tenemos que irnos de aquí -responde, eludiendo a mi pregunta.

 -¿Dónde está Ada? -insisto-. Tenemos que esperarla.

 -Ada no va a venir, cariño. Ella te quiere muchísimo, pero me ha pedido que cuide de ti. Huiremos del país, nadie nos encontrará.

 -¿Hemos hecho algo malo?

 -Sí, querer a una persona que todos odian -contesta mordiéndose el labio que le tiembla ligeramente-. Vámonos, Diana.

Coge mi mano con fuerza y me saca de la casa.

 -No, llámame Marta.

Ada LangefeldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora