13 de abril de 2023 8:00
El rey está dispuesto a escucharme, así que, muy a pesar de Blas, me han traído hasta la sala donde me pasaron lista con el rey presente. A pesar de mi brusca pérdida de visión, logro entrever la abultada barriga tal y como yo recordaba, no ha disminuido en absoluto.
-Así que, tú eres quien dice tener información para mí -comenta el rey en tono aburrido.
Me mira de arriba abajo con una mueca de desagrado.
-Así es, señor -responde Blas por mí-. Hace tres años fue encarcelada y...
-¿Has sobrevivido a los tres años? -interrumpe entonces el rey, ignorando a su secretario.
-Sí -contesto en seguida.
-Sí, señor -apuntilla Blas.
-Sí, señor -repito, recordando la de veces que he tenido que usar esa palabra con Carlos Fernández de Castilla.
-Dejemos los modismos por un momento, Blas, tengo verdadero interés en esta joven. Dime, ¿cómo has logrado vencer al hambre?
-No he dejado de comer, señor -digo como si fuera la cosa más normal del mundo.
El rey Aquiles entorna los ojos y me observa intrigado.
-¿A qué te refieres?
-Mis compañeras de celda eran débiles, duraban poco tiempo vivas... -dejo caer, mostrándome con toda la frialdad que soy capaz de infundir.
Él alza las cejas, impresionado, mientras que Blas, hace un gesto de asco y horror.
-¡Canibalismo! -vocifera el secretario con repugnancia.
-Superviviencia -concede el rey con una media sonrisa-. Me gusta esta chica, Blas. Dime qué información tienes y, si es buena, te libraré de la muerte y trabajarás para mí. Si es que una desertora como tú es capaz de estar bajo mis órdenes, claro.
-Llegué aquí asegurándole que no huía de la guerra, señor, sino de un crimen que había cometido -hablo sin que me tiemble la voz y segura del paso que voy a dar-. Por lo tanto, nunca he sido una desertora.
No me cuesta mentir sin sentir ni un ápice de arrepentimiento por todos mis compañeros refugiados de guerra. Ex compañeros. Ya no me cuesta nada. Qué más da. Se trata de sobrevivir, como bien ha dicho el rey hace unos momentos. Esto es una carrera de fondo donde ganarán los más astutos, no los más rápidos. Si tengo que aliarme con el enemigo para llegar a la meta, lo haré.
-¿Me juras lealtad?
-Juro luchar hasta la muerte por el nuevo régimen y su majestad, señor -Levanto la barbilla con orgullo y alzo el brazo notando un leve pinchazo en el codo-. ¡Arriba España!
Mi valentía y falta de escrúpulos ha gustado al rey, que no ha dudado en cumplir su palabra al corroborar que todas las informaciones que le he pasado, son verdaderas. Una semana después, varios furgones llenos de grupos de desertores, llegaron al palacio, fueron llamados por Blas y encarcelados de inmediato. Los traidores del rey, aquellos afiliados al nuevo régimen que ayudaban a los desertores a escondidas, fueron fusilados sin darles tiempo a una explicación. El rey no quiere traidores entre sus filas y con esto lo ha dejado bien claro.
A mí me ha mandado con el ejército exterior. Por mi falta de visión y dolor en el codo, no debería ser soldado, pero he preferido obviar estos detalles y esforzarme por hacer bien mi nuevo trabajo. Desde luego, será mejor que limpiar la mierda que dejaban los Fernández de Castilla y Arguiz allá por donde pisaban. Pobre Ania, no tiene culpa de la familia que le tocó ni de que yo jurara venganza contra ellos. Me odiará, supongo, ya debe tener seis años.
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Ada Langefeld
Fiksi UmumEn tiempos de guerra, la persona más adorable del mundo puede llegar a convertirse en un ser malvado. Algo así sucede con Ada Solís, la protagonista de esta historia, que tendrá que vivir la Tercera Guerra Mundial y sufrir la pérdida de sus seres má...