Epilogo

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Recordar cómo había empezado todo, por accidente, por destino, había tantas formas de llamarlo a eso, algo no planeado podría ser. Recordar la llegada de aquel rubio, aquel amor incondicional, aquello que por más mínimo los completo en algún momento, aquella pequeña criatura que criaron desde el sus inicios hasta aquel joven que era en esos momentos; recordar sus altas y bajas, a su pequeño nieto. Recordar la llegada de sus mas amores, aquellos gemelos los cuales solían sacarle canas verdes, aquellas dos criaturas que les dieron la dicha de saber que yuuri era capaz de dar vida.

En el rostro del ruso conservaba aquella triste sonrisa, debajo de sus ojos azules, ahora apagados.

-papa...- llamo una voz desde la puerta

Viktor volteó notando como por la puerta entraban su querido rubio con su marido y su pequeño bebé, tras de ellos dos pequeños los cuales entraban callados, un poco cabizbajos dirigiéndose hasta su padre.

-cómo está?- pregunto yurio también acercándose a su padre tomándolo de un hombro a lo cual este lo miró con una sonrisa

-pregúntale por ti mismo- comentó y luego el rubio sorprendido lo vio

Yuuri, después de aquel parto había quedado completamente exhausto, se había desmayado, poco tiempo después de todo habían llegado doctores y ambulancias trasladando de urgencia a los trillizos y su madre a el hospital más cercano. Después de eso yuuri había quedado inconsciente por dos semanas, todos sus pequeños, incluyendo los nuevos trillizos, pasaban a saludarlo diariamente con la esperanza de un de que llegara este día soñado.

Todos se encontraban sorprendidos, parecía un sueño, los gemelos no eran tan fuertes para evitar llorar en ese momento, tanto tiempo sin su madre, yurio no sería la excepción, había cancelado todo lo que tenia en su agenda, rechazado todos los papeles posibles, había tomado tantas decisiones malas en su vida que por primera vez sintió que esas decisiones eran buenas.

-co-como es posible?- pregunto yurio entre lágrimas mientras se acercaba al rostro de su madre

Yuuri le sonrió un poco débil y también introdujo al mayor de sus hijos al abrazó, era cálido, aquel habitación que por dos semanas había estado en penumbras por fin se había alumbrado, el sol pasaba por la ventana, yuuri se veía recuperado cual tomate fresco.

-prometo que nunca me iré de su lado mis pequeños- susurro yuuri en aquel abrazo; miró a donde se encontraba su esposo y le sonrió más ampliamente, era su luz, su vida, por el estaba en aquellos momentos, estiró una mano hacia el llamando su atención, Viktor se acercó y yuuri tomó su rostro con ambas manos- tú no podrás librarte tan fácilmente de mi señor nikiforov- dijo de forma retadora sacando una gran sonrisa de la boca de su marido mientras que sus ojos azules se cristalizaban

-por favor nunca lo hagas señor de nikiforov- le respondió casi en lágrimas

Unieron sus labios en un gran beso, era cálido, afectuoso, poético, hablaba sin razón de utilizar palabras, tanto que Viktor quería decir a yuuri solo en un beso, como en los cuentos.

Minutos después llegaba la hora esperada, la hora de la comida, yuuri se encontraba emocionado, nervioso, ya estaba listo, por fin conocería a sus tres pequeñitos, sus tres mini mosqueteros.

-señores nikiforov- Llamo la enfermera a la puerta a lo cual se le confirmo que podía pasar; pasaron dos enfermeras, en sus brazos cargaban lo que alguna vez yuuri cargo en su vientre- me es un gusto presentarle a sus pequeños- decían ambas

Acercaron los bebés a yuuri y este los cargo a los tres, sus ojos se llenaron de lágrimas, no lo podía creer, eran perfectos, eran suyos, por ellos era todo; todos los presentes observaban detalladamente cada reacción de yuuri, los gemelos se encontraban junto con su padre, el cual no dejaba de sonreír cálidamente, yurio al lado recargando su cabeza sobre el hombro de su marido, el cual solo cargaba al bebé; la felicidad echa en el ambiente.

Yuuri no podía dejar de verlos, era justo lo que él pensaba y más, sus cabellos eran negros, sus pieles blancas reaccionaban ante el tacto de yuuri, sus dos niños y su pequeña mini niña, su nueva princesa, alzó la mirada y vio como su familia le sonreía, limpio un poco sus lágrimas y les devolvió la sonrisa.

-Gracias- musitó entre lágrimas

Todos lo miraron extrañado y se acercaron, aquello fue un gran abrazo familiar, uno de bienvenida, para los que apenas despertaban y los que apenas estaban viviendo.

Yuuri miró a su alrededor, era su familia, era completamente diferente a lo que alguna vez soñó, a lo que alguna vez cruzó por su mente; nunca imagino tener hijos, nunca imagino el simple echo de poder hacer tan feliz a tantas personas con el echo de existir, pero así era, su corazón se extasiaba, era su vida y por eso la amaba, un esposo, cinco hermoso niños y una pequeña princesa, el destino le jugó una broma tan descabellada que cambió su vida 180 grados, no la cambiaria por nada.

Viktor no diría lo contrario, mirar aquella sala de hospital, ver su vida, era completamente inimaginable, un alfa que alguna vez tuvo de todo pero a la vez nada llegó a llenar aquello que le faltaba, sin buscar riquezas, sin buscar fama, encontró el amor, encontró lo que se sentía viajar hasta la otra punta del mundo por una persona, que lo ayudaran a perseguir sus sueños, logró entender lo que era el amor a primera vista a través de sus hijos, se convirtió en el campeón que el quería, en el de sus hijos.

Yurio no lo creía, tal vez algunas decisiones las tomó mal, tal vez nunca fue el hijo modelo que ellos querían, pero ellos fueron los padres perfectos todos envidiaban, no creía la suerte que tuvo, lo llamaría fortuna y lo tomaría como destino, ellos eran sus padres, ellos eran su familia, familia que lo amaba a él, sin importar su color de pelo, o el color de sus ojos o piel, sin importar el echo de tener un bebé, familia que lo amaba por el echo de solo existir.

En aquel cuarto de hospital había personas de diferentes edades, lugares, colores de cabello, ojos, unidos por una simple cosa, el amor.

No hacía falta otra cosa más para nadie de los presentes, lo tenían todo, pensar que aquellos solo había comenzado por una mirada, un pequeño vistazo de un pequeño rubio abandonado en una puerta, un amor a primera vista; las piezas del rompecabezas no siempre vienen en el mismo empaque, eso lo había llegado a entender yuuri con el tiempo, Viktor igual, aquella pareja que se convirtió en familia era única, habían comprendido lo que era el amor, lo habían visto a los ojos y este les había sonreído.

"Por hoy y para siempre nosotros seremos tu nueva familia, todo por mi pequeño yurio"

•••
N/A

Aquí acaba un pedazo de mi vida, un año de mi existencia, no me malinterpreten, ame ver cada comentario y cada voto de ustedes en cada actualización, lamento que la historia tenga que acabar.

Admito, pensaba hacer un epílogo alternativo donde yuuri muriera, pensé que no quedaría satisfecha conmigo misma después de este final, pero en realidad es todo lo contrario, las lágrimas no dejan de brotar, este será el único final, el definitivo.

A todo esto quiero agradecer a todos, a los que comentaban cualquier cosa, buena, mala, la más mínima, Gracias, me ayudaron a crecer no solo como escritora si no también como persona; a mis amigos, gracias por leer cada borrador de estos capítulos.

La historia acabo, más no la de todos, próximamente estaré subiendo tres mini capítulos hablando sobre algunos personajes en específico, espero las disfruten.

Vuelvo a agradecer a todos por el apoyo brindado, espero poder dar más para ustedes en mis próximas obras y ustedes me puedan dar más a mi, ojalá esta no sea la última vez que nos leamos, nos vemos pronto.

Una escritora más ✍️

mama sustitutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora