Capítulo 27

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Pov Emma
Hace días que me despertaba en la madrugada con algunos dolores pero realmente estos eran totalmente diferentes
—¿Puedes pararte?—asentí y Regina me dejó recargarme en ella. Estábamos bajando las escaleras cuando sentí un pinchaso en la espalda
—Ay—tuve que parar y Regina hizo lo mismo
—Respira amor, venga—tomé su otra mano y continuamos caminado. Al llegar al carro, Regina me ayudó a sentarme y puso rumbo al hospital. En menos de 10 minutos llegamos y me ingresaron. Cuando me revisaron, dijeron que estaba dilatada de tres y realmente las contracciones se habían ido.
—¡Emma!—era mi madre y algunos pasos detrás estaba Regina—¿te duele algo?—negué
—El Dr ha dicho que si en una hora no regresan las contracciones, me darán medicamentos para ayudarme. Mamá tengo miedo—en ese momento, Mary se acercó y acarició mi rostro
—Mi niña, todo saldrá bien. No tienes de qué preocuparte
—Mary tiene razón Emma—mi reina se acercó y tomó mi mano—todo saldrá bien.
Pasó una hora y las contracciones seguían siendo muy irregulares así que una enfermera colocó en el suero algo llamado oxitocina para ayudarme a regularizarlas, en ese momento comenzó el infierno
—¡Ahhh!—Regina estaba ahí, no soltaba mi mano. Tras una hora, las contracciones ya se habían regularizado y eran cada vez más intensas, se presentaban entre cada cinco y siete minutos
—Hola Emma, soy el Dr Graham y voy a checar la posición del bebé—asentí. La enfermera subió mi camisón y colocó un gel para después realizar el ultrasonido—al parecer el bebé se ha movido de la última posición en la que me habían informado, tendremos que acomodarlo para no correr riesgos en el parto. Emma tengo que decirte que esto será algo doloroso—mientras la enfermera seguía enseñándole por el ultrasonido al doctor, éste colocó sus manos en mi vientre y empezó a presionar. Sentí como el dolor aumentaba gradualmente y era realmente molesto. Apreté más la mano de Regina y ésta al notarlo depositó un beso en mi frente
—Eres fuerte patito—tras veinte minutos, la bebé se dejó acomodar pero las contracciones se presentaban cada tres minutos, ya estaba dilatada de ocho. En estos momentos no podía evitar retorcerme por toda la cama intentando que el dolor cesara. Cuarenta minutos más tarde, la enfermera me revisó y concordó que ya había dilatado 10 cm, en estos momentos sólo quería pujar y tener a mi bebé en mis brazos. Me trasladaron a la sala de partos y Regina fue a cambiarse.
—Muy bien Emma en cuanto te diga comenzarás a pujar—enfermeras corrían de un lugar a otro trayendo todo lo necesario y por fin vi a la única persona que necesitaba: Regina
—En cuanto venga la próxima, puja—y así lo hice. Mi frente estaba totalmente sudada y con cada contracción, sentía como mis fuerzas desaparecían
—Venga Emma, lo estás haciendo muy bien ¡ya veo la cabeza!
—No, ya...ya no puedo
—Venga patito, una más, una más y tendremos a nuestra hija con nosotros ¿un último esfuerzo vale?—asentí
—¡Puja Emma!
—Ahhhhh—inmediatamente un hermoso llanto invadió la habitación haciéndome sentir muy aliviada. Eché mi cabeza hacia atrás y dejé que mi cuerpo se relajara
—Muy bien patito, lo has hecho muy bien—Regina acarició mi sien y depositó un beso en mi frente
—¿Quiere cortar el cordón?—Regina se acercó y lo hizo. La enfermera se llevó a nuestra hija para limpiarla y en menos de cinco minutos, nos la entregó envuelta en una manta rosa.
—Bienvenida al mundo, Hope





Fin.







N/A: amigos haber escrito esta historia ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Fue la segunda que publiqué en mi perfil y nunca creí tener tanto apoyo. Te agradezco infinitamente a ti, que leíste de principio a fin, votaste y/o comentaste dándome ánimos para seguir. Sin ustedes nada de esto hubiera sido posible. Muchísimas gracias

Alerta spoiler: si quieren epílogo (ya que me lo han sugerido) recuerden comentarlo, mandarme un mensaje o dejarlo en el tablero. También tomaré sus votos como un "Sí". Los quiero

Contra Todas Las AdversidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora