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No espere a que ella despertara. ni siquiera la mire mientras dormía. Todos esos rituales que hacían girar mi vida a su alrededor se estaban terminando y era un poco triste, porque al fin estaba dejándolo. Creo que hasta yo creía que en cualquier momento podíamos volver. Dedicarnos miradas sin sentido y esperar a que alguna de un paso significativo en todo esto.

-Eres bonita.- Le escuche decir. Pero no a la persona que cualquiera se imaginaría si escuchara lo anterior.

-¿En serio?

Intenté mantener la conversación para saciar mi necesidad de compañía.

-Muy en serio.

El capto el mensaje equivocado mientras me miraba en el espejo de su habitación. Había salido apresuradamente. Incluso olvide cargar mi celular y ahora estaba literalmente muerto. Como siempre, nuestro punto de reunión era como un portal a otro mundo. A veces lo veía a él como algo irreal. Alguien dispuesto a esperar hasta que te sientas cómoda. Como un respiro.

Nunca teníamos un plan. Las cosas ocurren tan espontáneamente. Podía llegar solo a saludar y quedar horas hablando sobre lo mucho que me aburre la escuela o alguno que otro inconveniente en nuestro dia. A veces hablábamos sobre nuestros gustos o alguna que otra historia sobre mi infancia. sabia que se estaba volviendo algo seria en el momento en que pensé en llevar a conocer a Papá, pero me detuve a pensar que no lo haría a menos que fuera algo decisivo. En otras me encontraba con que algunas de las cosas que le decía ya se las había contado y aun asi se reía o actuaba como si fuese la primera vez. "No soy tan interesante" llegué a decirme.

Él evitaba a toda costa que yo mencionara a Mei, al principio pensé que era por celos, luego entendí que él tal vez no quería incomodarme. A mi o a él mismo. Pero entendí que era un tema medio prohibido.

Y cuando volvió a abrazarme entendí todo eso. Podía mirar hacia arriba para encontrar que mi cuerpo podía haber sido hecho para ser abrazada por él. Su cabello era un desastre. Lleno de marañas y era gracioso ver que no se preocupo por arreglarlo. Si lo volviera a conocer creería que es un posible delincuente y me reiría al ver lo amable que es. seria un gran choque de contrastes. mas aun porque fue mas brusco cuando nos conocimos.

"no lo quieres"

La escuché claramente cerca de mi en el momento en que creí que al fin se había ido. Su voz tan cerca de mis oídos. Casi como si la persona invadiese tu espacio y te hiciera estremecer con un par de palabras.

Mire sus enormes ojos que me transmitía tranquilidad. Sus labios y su rostro completamente. Tan familiar y desconocido a la vez. Él siempre buscaba la oportunidad para entrelazar sus dedos con los míos y no sentía ese cosquilleo o las ganas de salir corriendo a gritarle al mundo que estaba feliz. Mi rostro no estallaba de alegría ni los colores subian a el. Era amable. No me frustraba y jamas tendria que correr por él.

"Tienes razón"

Fue lo que dijeron mis labios sin emitir ningún sonido. Pase mi mano por su cabello y el estaba mirandome con esos ojos penetrantes a través del reflejo. Esa escena mas que bonita o agradable, para mi era algo forzada. Mi propia imagen se veía tan distinta a mí. Sonrió con tanta alegría que comenzó a apretarme más a él.

-Te quiero

Soltó como una daga a mi pecho.

-También te quiero.

"Déjalo"

Sus manos no son frías, parece más humano que ella... pero de igual forma. Me hace sentir un poco vacía.

"No lo voy a dejar"

Recordé mis propias palabras. Era como tener los audífonos puestos, pero con un efecto mas real. Incluso escuchaba un eco y lo que posiblemente era mi corazón.

Mientras escuchaba a Shiro tararear me comencé a preguntar por primera vez en todo el dia si mi madre habría intentado llamarme. No le había avisado a donde iría. Pensé que me regañaría porque la cena siempre estaba a mi cargo y no le había dicho a nadie que planeaba preparar. Tendría que improvisar cuando llegara de nuevo. Pero entonces solo tenía ganas de acostarme y dormir. Casi como si no hubiese pegado el ojo durante la noche anterior y eso pareció divertido en mi cabeza.

-¿Qué es lo gracioso?

-Tengo que dormir.

-¿Tan aburrido es estar conmigo?

-Tonto.

Bueno. ahora pienso que el mundo me odia lo suficiente. ¿Que tan comun es cruzarte en el camino de tu persona menos deseada? Solo había dado unos pasos fuera. Ni siquiera estaba de paso hacia el centro comercial o la tienda de conveniencia. Solo estabamos en un punto no tan conocido de la ciudad. Shiro me había prestado una chamarra y era tan irónico que estuviésemos como al inicio. Pero no me detuve a pensarlo.

Más que colérica. No podía negar que me causaba escalofríos la dureza con la que me miraba. Algo estaba mal... y no sabía que era.

-Nos vemos luego.

Le susurré a Shiro quien también la veía como si temiera algo. Hizo un gesto de querer negarse, pero lo mire decidida. No había nada bueno de que esos dos se encontraran. Cuando comprendio el mensaje me dio un beso en la frente antes de despedirse. Estábamos frente a su casa, asi que no tuvo que caminar mucho realmente.

-...

-¿Qué hacías en su casa?- Era como si las palabras salieran disparadas que casi chocaban unas con otras. Tan rápido que era necesario responder de la misma manera.

-... Solo pasar el rato.

Escondió sus manos en sus bolsillos por breves momentos. Mantuvo la mirada en el suelo, luego me miró aún dolida por algo desconocido para mi.

-¿Crees que está bien ir a la casa de un chico tan tarde?

-...

Ahora entendía solo un poco lo que tenía.

-Esta bien, no paso nada.

-¡No está bien!

Casi fue doloroso escucharla gritar entre lágrimas y gimoteos. Su muro helado había desaparecido en un parpadeo.

-¡Maldita sea Yuzu! ¡No está bien! No puedes andar por ahí con él. No puedes hacerme esto.

Soy alguien bastante estúpida. Porque no entendí en lo más mínimo el porqué lloraba como si fuera el berrinche de una niña de cuatro años. Solo sé que se veía molesta. Mire con detenimiento la escena. Llevaba su ropa usual para ir a comprar la comida. Posiblemente intentó llamarme para preguntar que quería para cenar.

-No hice nada malo.

-¡Acabas de salir de su casa y crees que no has hecho nada! ¡¿Has visto la hora?!

-¡Es Shiro, no ha pasado nada!

-Es un chico.

Sabía que calmarla era imposible. Era aún más imposible calmarme a mi. Odio que me griten.

-¡¿y si hiciéramos algo que?! No te importa.

Al igual que ella. Todo el mundo tiene un límite. Y el mío se acabó días atrás. En público parecemos unas completas lunaticas. Creo que no estaba acostumbrada a que le gritara molesta. siempre gritaba, pero para decir cosas con ánimo o para expresarme libremente. No contra alguien más.

-¡Es mi novio Mei! No tienes el derecho de gritarme por estar con el. Si quiero besarlo lo haré, si quiero ir con él a su casa lo haré.¡Si quiero estar con él lo haré! Mierda, Mei, ¡no soy un estúpido muñeco! Deja de tomarme como una idiota.

-Dejalo.- Dijo tajante. como alguien que escribe el final de una historia de esas que te crean un nudo en la garganta.

-No, tú no puedes mandarme.

-¿Ah no?

-No, no puedes.

Y con un enmudeció. movimiento violento, en lugar de un golpe recibí ese cosquilleo que creí muerto. Sus labios se juntaron con los míos y las lágrimas seguían corriendo por su rostro.

ok a partir de aquí lo que siga serán mis drogas y procrastinación mezclandose a ver si al fin llegamos al final.

Lo suficiente.Where stories live. Discover now