Capitulo 8

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Capítulo 8

Yuri.

La segunda vez que Otabek llamó, dejé que la tía Ellie contestara el teléfono y se lo pasé a los niños.

La tercera vez, dejé completamente la casa.

Pero para la cuarta vez, el tío Mike y la tía Ellie habían vuelto a Aktobé, y yo no tenía más remedio que hablar con él, al menos hasta que pudiera contestar el teléfono de nuevo.

―¿Hola? ―contesté tajantemente.

―¿Yura? Soy yo ―dijo tentativamente.

―Hola, Otabek. Voy a buscar a Sage.

―¡Espera! ―gritó antes de que pudiera sacar el teléfono de mi cara.

―¿Qué pasa?

―¿Cómo están los niños? ¿Cómo estás? ―preguntó, su voz casi desesperada.

―Los niños están bien. Keller lanzó un enorme berrinche hoy porque tenía que compartir su Legos con Gavin. Sage tenía el día libre porque los maestros están haciendo tarjetas de calificaciones. Gunner sigue metiendo mi maquillaje en su boca, y su cara estuvo cubierta con lápiz labial durante todo el día. El de duración de dieciocho horas, y no podía sacárselo.

Él rió, y yo sonreí.

―¿Y tú? ―preguntó con cautela.

―Estoy bien.

―¿Has estado enfermo?

―Nop. No te preocupes. Me ocupo de todo.

―Eso no es lo que pregunté.

―Sí, lo es ―dejé escapar una pequeña risa―. Está bien.

―Realmente lo lamento, Yura.

―No hay nada que lamentar ―respondí tranquilamente.

No estaba jugando ese juego con él de nuevo. Estaba tan cansado del tira y afloja que parecía suceder constantemente. En lo que a mí respecta, si lo lamentaba, él no seguiría diciéndome cosas de mierda una y otra vez.

Sabía su historia. Él había pasado toda su infancia arrastrando los pies dentro y fuera de diferentes hogares de acogida. Sabía que siempre le había costado mucho pensar antes de hablar, especialmente cuando estaba sentimental. Tuvimos eso en común. Sin embargo, yo nunca había sido alguien que atacaba con ira como Otabek lo hacía. Nuestras historias eran completamente opuestas, y debido a eso yo le había perdonado mucho. Pero en algún momento, había que madurar de una jodida vez y actuar como un adulto.

―Deja de actuar de esa manera ―dijo Otabek.

―¿Cómo qué?

―¡Como si yo no hubiese herido tus sentimientos! ―gruñó en el teléfono.

―No lo hiciste. Estabas preocupado por los niños, lo entendí.

―Maldita sea. ―Suspiró.

Estuvimos callados durante largos segundos antes de que él empezara a hablar de nuevo.

―¿Sabes lo difícil que es esto para mí? ―preguntó―. Estás enfermo y no puedo hacer una mierda sobre ello, porque estoy jodidamente atascado aquí. No importa qué tan enfermo te sientes o lo que está pasando en casa. Estoy. Atascado. Aquí.

―Lo sé, eso debe ser duro...

―Lo lamento, ¿está bien? No debería haberte tratado mal la última vez que hablamos. No estaba molesto contigo.

"No Rompas Mi Corazón" †OtaYuri†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora