Capítulo 10
Yuri
Me senté en mi cama de hospital y comencé a cepillarme mi cabello húmedo. Dios, odiaba el hospital añoraba a los niños. Añoraba el dormir profundamente. Añoraba la comida de mi madre y el olor del verano afuera.
No había estado en el hospital por mucho tiempo y los doctores decían que sólo querían que me quedase un día más, dado que estaba casi a punto de acabar el trimestre, pero me estaba volviendo loco. Otabek vendría a casa pronto, y mi ansiedad estaba creciendo mientras me preparaba para el día en que volviera a casa y se diera cuenta que todavía estábamos en Aktobé.
Cuando llegamos por primera vez a casa de mis padres, lloré de alivio. Había estado tan increíblemente cansado. Y durante las dos primeras semanas después de eso, me sentí como una persona nueva. Con nuestras familias alrededor, tenía mucho menos que hacer y mucho más tiempo para hacerlo. Todo el mundo ayudaba con los niños para que pudiera trabajar durante el día en vez de tarde en la noche. No había tenido que inclinarme sobre el baño para bañar a los niños porque mi madre o la tía Ellie lo hacía, lo que significaba que mi espalda no me mataba cuando me metía en la cama por la noche.
Parecía que por primera vez desde que Otabek se había ido, podía relajarme.
Necesitaba ese descanso.
Pero mientras lentamente me había preparado para volver a Almaty con mis pequeños monstruos, a volver a retomar las necesidades del día a día de los otros omegas, mi cuerpo estaba empezando a protestar. Era como si, una vez que desaceleré y mi cuerpo se dio cuenta de que era posible, no me dejaría volver a cómo eran las cosas antes.
Comencé a tener contracciones, y los doctores me hicieron reposar en la cama.
La ventana para llegar a Almaty antes de tener al bebé se había cerrado, pero no le podía decir eso a Otabek. En cambio, ignoré las preguntas en sus correos y evité esa conversación cuando llamaba.
No quería que se preocupara cuando estaba en el otro lado del mundo, especialmente cuando esa preocupación podía distraerlo. Tampoco quería enfadarlo. Nos habíamos acercado tanto durante los últimos seis meses que tenía miedo de cualquier cosa que pudiera fastidiar el frágil equilibrio que habíamos encontrado.
No me había dicho que no fuera a Aktobe, pero tampoco había estado contento. Si supiera que estábamos atrapados aquí, no estaba segura de cómo reaccionaría.
Estaba dejando mi cepillo en la mesita de noche cuando la puerta de mi habitación se abrió lentamente, pero nadie me saludó.
―¿Qué... Otabek?
No podía creer lo que veían mis ojos.
Ahí estaba. Moreno, saludable y fuerte, de pie en la puerta de mi habitación de hospital. Mi corazón se aceleró.
―¿Cómo te sientes? ―preguntó, después de finalmente entrar y dejó que la puerta se cerrase detrás de él.
―Me siento bien ―respondí con una sonrisa de sorpresa y rodé mis ojos―. Ninguna contracción durante las últimas doce horas, pero quieren ser cuidadosos. ¿Cómo es que estás aquí?
Tenía el sentido suficiente como para no saltar de la cama y correr hacia él, pero casi no pude controlarme mientras él se congeló al lado del marco de la puerta. Cuanto más tiempo estaba allí parado, más raro se hacía todo, hasta que finalmente sentí mis manos comenzar a temblar.
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"No Rompas Mi Corazón" †OtaYuri†
Aléatoire¿Qué haces cuando tu alma gemela se casa con tu mejor amiga? Si eres Yuri Plisetsky, conservas a tu amiga Mila, te vinculas con sus hijos, y entierras tus sentimientos por su esposo. El hecho de que Otabek está en el ejército y fuera por largas tem...