Yuri
Sabía que había pasado tiempo desde que Otabek se había llevado a mis niños, pero no estaba seguro de cuánto tiempo había sido de eso. Se sentía como una eternidad. La luz detrás de mis párpados cerrados desapareció lentamente mientras el sol bajaba en el cielo, y en algún punto alguien había encendido la lámpara que estaba en la mesita de noche junto a mi cama, pero no abrí mis ojos para saber quién lo había hecho. No me importaba.
No me podía mover. Apenas podía respirar. Mis extremidades se sentían tan pesadas que ni siquiera estaba seguro si sería capaz de girarme. Me pregunté si así era como se sentía estar muerto.
Familia entró y salió de la habitación, comprobándome y hablando en bajos susurros como si pensaran que no podía escuchar. Quizás pensaban que estaba dormido, pero no lo estaba. En ningún momento. No sabía si alguna vez volvería a ser capaz de dormir de nuevo.
Los gritos de Keller se reproducían una y otra vez en mis oídos hasta que arrastré mi brazo por encima del costado de mi cabeza, empujando mi bíceps fuerte contra mi oreja. No ayudó. Todavía podía escucharlo. Podía ver la forma en que sus ojos frenéticos se habían encontrado con los míos mientras pateaba y gritaba.
Finalmente, reconfortantemente, los sonidos se desvanecieron hasta que sólo hubo ruido blanco. Todo era blanco, casi como si estuviera flotando entre el sueño y el despertar.
―Sólo voy a hacerte compañía, Yu. ―dijo la voz de mi padre, flotando a través del vacío. El sonido de algo pesado golpeando la alfombra fue seguido por el susurro y el suspiro de alivio que siempre mi papá hacía cuando se sentaba.
Luego no hubo nada de nuevo.
Voces iban y venían. Alguien apartó mi cabello de mi rostro, pero seguí sin moverme.
Sunniva se revolvió sin descanso luego debió haberse dormido. Mi estómago se tensaba a veces, pero no dolía, así que lo ignoré.
―Desearía que Chris estuviera aquí ―dijo Yuuri suavemente, acostado sobre la cama junto a mí.
No estaba seguro de si estaba hablando conmigo o no, pero no contesté. No quería a Chris. No quería a mi papá que no dejaba la habitación o a mi mamá que se sentaba a los pies de la cama frotando mis pies. No quería a Yuuri o a Vitya o a mi tío y tía, que habían estado un rato, pero no se quedaron. Tenía que ser raro para ellos, saber que un hombre a quien consideraban su hijo, me había hecho esto.
Nuestras dinámicas familiares eran tan raras, a veces me preguntaba cómo nos veía el mundo exterior.
Yo, Viktor Chris, Guang, y Mila y Leo, el otro hijo de Mike, habíamos crecido juntos desde que éramos niños. Actuábamos, lucíamos y nos sentíamos como primos a pesar que nuestras apariencias eran tan diferentes. A lo largo de los años, incluso habíamos copiado las expresiones faciales de nuestros padres que reforzaban las similitudes. Otabek y Yuuri, sin embargo, habían llegado cuando la mayoría de nosotros ya estábamos crecidos. Se consideraban de los nuestros, pero no compartían nuestra historia o tenían el mismo tipo de vínculo, lo cual probablemente era algo bueno considerando el hecho que Otabek me había embarazado Yuuri y Viktor... ni siquiera sabía qué demonios decir sobre ellos. Algo estaba pasando entre ellos, justo debajo de la superficie, pero ninguno de los dos hablaba sobre ello.
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"No Rompas Mi Corazón" †OtaYuri†
Random¿Qué haces cuando tu alma gemela se casa con tu mejor amiga? Si eres Yuri Plisetsky, conservas a tu amiga Mila, te vinculas con sus hijos, y entierras tus sentimientos por su esposo. El hecho de que Otabek está en el ejército y fuera por largas tem...