Ha pasado un tiempo papá: te visito, pero no puedes leerme ahí, caminamos en círculos por la plaza luego de comer y poder volver a verte, pero con limitaciones de tiempo.
¿Cuanto tiempo pasó?
Quería decirte muchas cosas pero no todos teníamos la oportunidad de hablar, y no todos teníamos que decir.
Cuando se acababa el tiempo, las palabras se atascaron formando un nudo en mi garganta. Y tú dijiste no, no hay nada que decir. Como si hubieras leído mi mente.
Pero quería decirte: eres lo mejor que tengo, tu voz da tranquilidad a quien la escucha y tú corazón cálido es una bendición. Eres paz para un alma atormentada, ayuda para quien la ocupó y llenas de luz los espacios más oscuros. Eres un hombre muy inteligente, la luz que siempre podrá calmar mi miedo a la oscuridad y la fuerza de voluntad que necesito para lograr ser alguien en la vida.
Te he visto, te he hablado y te he llamado, pero con limitaciones de tiempo. Te echo de menos tanto, pero:
Te escribo porque sé que lo vas a leer sin prisa y yo voy a esperarte.
Porque he escrito muchas palabras que sé que tarde o temprano podrás ver.