Ciudad

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A pasos lentos pero algo presurosos, caminaba atravesando la ciudad. Seguido por una multitud de sombras que ahora vagan en pena por esta calle oscura y desolada, habitada sólo por fantasmas y sus antiguos recuerdos.

A cada paso que doy siento que me hundo en penas ajenas y sé que me será imposible tratar de escapar de aquellos recuerdos, de sus extrañas voces lejanas. Los mismos recuerdos que me impiden respirar, que me impiden continuar.

El camino está seco y agrietado, lleno de cicatrices como libros antiguos y rasgados con una tenue hierba creciente, que parece una fila interminable en el olvido, un camino desolado y silencioso el cual debo seguir para llegar a casa.

Sola. Ya que el sol me ha abandonado, dejando el paisaje abstracto y el cielo oscuro, sellando el inmenso vacío con una capa de ligera neblina y dejando las calles más que desoladas...

Pero aún así sé que debo continuar por este sendero, ya que es el único camino para poder llegar a casa. Seguida por fantasmas a cada paso que doy, pero con la seguridad de que me acerco un poco más a mi destino. Corriendo cada vez más rápido para alejar a la muerte que cada vez parece más cercana... El único problema es que nadie escoge quien vive o quien muere, sólo llega esa oscuridad repentina y luego el silencio...

Siento como si la brisa fuera a derribarme adentro de su bosque sombrío, adentrándome en su cabaña donde descansa su único espejo, atrapándome como a otro de los prisioneros de esta gran ciudad maldita.

Un péndulo que se mueve de un lado a otro, haciendo un sonido casi sordo, que recae a lo lejos de un precipicio, un eco casi inaudible que indica que estoy cerca.

"¿Cuanto camino me falta por recorrer para que todo esto tenga algún sentido?"

Una pregunta sin respuesta que se perdió en el tiempo con esas sombras andantes, con esos espejos rotos en los cuales no reconozco mi propio rostro, pero aún así continúe sin una respuesta, pero por una causa. Y el tiempo transcurrió lento, como un transe de dos años o como un simple recuerdo del pasado para así darme cuenta que mi tiempo había acabado y ya era uno de ellos. Un muerto más, otro fantasma andante y una causa pérdida que selló su destino antes de hundirse en el olvido.

Poesía DisociativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora