Capítulo 7: "Celos"

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Me desperté a la mañana siguiente con mucho dolor de cabeza, así que me froté el rostro y empecé el día sin desayunar ni siquiera un vaso de agua. Tomé lo primero que encontré entre mis cosas y salí al sendero principal.

Casi no había dormido nada, y era por culpa de ese beso.

Un beso que se repetía una y otra vez en mis sueños. Había despertado varias veces durante la noche, antes de que la escena se alargara, y cada una de esas veces había deseado poder continuar el sueño para saber lo que seguía.

En el camino me tropecé con una piedra, como casi todas las mañanas. Solo que esta vez estaba todo muy oscuro, después de todo eran las cinco de la mañana.

En cuanto alcé la mirada me encontré con una niña, era una de las nietas de un empleado del lugar. Ella estaba en mi lista de niños para dar clases en la escuela que estaba levantando. Sus ojos me miraron llenos de preocupación, y extendió su diminuta mano hasta tomar la mía.

Aun no hablaba bien, así que casi todo lo que me quería decir siempre me lo explicaba con señas. Era muy pequeña como para caminar por ahí a esas horas. Por lo que me preocupé y dejé que me guiara.

Tiró de mi brazo hasta que salimos del sendero principal, y me llevó hasta lo que supuse era su casa. Entramos con toda facilidad, la puerta estaba abierta entonces me topé con una humilde mesa, que estaba siendo preparada como para comer. Había un par de cubiertos y pan, servilletas y un vaso con agua. Solo faltaba el plato principal.

La niña siguió tirando de mí haciéndome entrar en una habitación, donde estaba su abuelo. Un hombre bastante mayor, que trabajaba como coordinador de tareas de la casa. Estaba acostado en la cama, completamente sudado y diciendo palabras sin sentido. Obviamente tenía fiebre y deliraba.

Me acerqué rápidamente a él, y toqué su frente. Estaba hirviendo, tenía que hacer algo en ese momento. Comencé a sacarle todos los abrigos que tenía en la cama, para dejarlo solo con las sabanas. La niña se quedó en una esquina de la habitación con los ojos algo llorosos.

El miedo me inundó, pero no dejé que se me notara en el rostro, no debía entrar en pánico. Solo asustaría más a la niña. De repente una voz me sacó de mis pensamientos haciendo que pegue un brinco en el lugar.

-¿Qué estás haciendo?-

Me volteé rápidamente para encontrarme con sus ojos, tan oscuros y penetrantes como siempre.

-Intento enfriarlo para bajarle la fiebre-

Le contesté algo cortante y frío, pero fue porque mi cerebro no podía procesar muchas cosas al mismo tiempo.

Luego de quitarle todo el abrigo de encima y cambiarle el pijama me detuve un momento a secarme la frente y procesar todo lo que estaba pasando.

Entonces entendí, Eunhyuk estaba ahí conmigo. Volví a voltearme rápido, él estaba mirándome fijamente sin interrumpir lo que hacía.

Tenía en sus manos unos guantes de cocina y un plato con sopa caliente. Además llevaba puesto un delantal y con las cejas arqueadas esperaba pacientemente a que yo me explicara.

-¿Para quién es la sopa?- Le pregunté. Era obvio que en las condiciones que estaba el pobre anciano no iba a poder probar ni un bocado.

-Para el señor Jung- Me dijo con una voz suave, aunque al mismo tiempo se notaba la preocupación que tenía.

Me acerqué a él y toqué su hombro. –En las condiciones que está no va a comer- Le tuve que explicar con mucha sinceridad y paciencia.

El bajó la mirada al plato – No sabía qué hacer, sé que cuando alguien está enfermo se le da Sopa, pero no suelo enfermarme mucho, así que... de todas formas tampoco sé cocinar-

Corazón Salvaje [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora